
Distinguir culto de cultura es condición sine qua non para cualquier intento de inculturización.
En el área cultural del sur de Benin, que es en la que nos movemos, es innegable la arraigada influencia de lo religioso en las estructuras sociales, económicas y políticas.
Culto y cultura
El hoy en estas estructuras, sigue en lo básico anclado en la época de los venerables antepasados; los eventos, conmemoraciones o rituales, mantienen, casi en su más mínimo detalle, los modos y formas originales, proyectando una cierta continuidad según la voluntad del vudú.
La farmacopea constituye una fuerza importante de los conventos.
Cada hijo, cada familia, cada entidad sociogeográfica grande, o A, tienen su especial vudú que se impone como el área principal de la búsqueda de sentido existencial.
Para entenderlo mejor, para un dominico nadie mejor que santo Domigo, para un franciscano que san Francisco o para un jesuita que san Ignacio.
El temor al vudú
La sabiduría tiene como base el temor al vudú.
Hasta la economía está supeditada a las decisiones que tome sobre ella el vudú.
“El arte de las artes, en otras palabras, la política, está marcada por la realidad vudú”,
llegan a decir.
De estos diversos datos, provenientes de fuentes en la zona, se podría inferir que la religión vudú impregna el tejido social hasta el punto en que la veneración puede suplantar la cultura.
La cultura
Esta deducción es mucho más teórica que real pues el vudú no absorbe todo lo que es cultural.
Hay una fuerte tendencia en todas las religiones a ser reemplazo de la cultura.
De hecho la liturgia, no deja de ser referente de aspectos culturales, de los que se ha apropiado para desarrollar el culto.
Aunque los presente como signos propios, como determinadas vestimentas, colores, palabras o gestos.
Aquello que sirve al hombre para su comunión con lo trascendente.
En el vudú, esto es muestra específica de devoción y religiosidad.
Los actos esenciales de la adoración en la religión vudú son sacrificios, de propiciación o acción de gracias, con ofrendas y oraciones.
Culto ritual
Comuniones y ritos anuales de purificación completan la amplia gama de formas de culto ritual.
Del impacto del vudú en la vida cultural, son muestra las obligadas prohibiciones morales y prescripciones varias o vudú Su.
Para muchos, interesados en concitar el vudú y el cristianismo, deslindar el culto y la cultura es la condición primordial para un diálogo veraz entre esta cultura y el cristianismo, con el fin de iniciar un proceso de inculturización.
Aunque para limar asperezas, enseguida se afirme que de ningún modo se pretende insinuar que la religión en su conjunto sea una grosera y negativa idolatría.

Indudablemente y como en todo, y donde no digo yo, hasta ellos admiten desviaciones y fallos, en encantamientos, magia, brujería, fetichismo o su capacidad para explotar los sentidos, que se utilizan sobre todo para ostentar poder.
Se apropian y utilizan signos que promueven actitudes supersticiosas y mágicas, que acaban por infundir una sensación generalizada de terror y maldad en las prácticas del vodun.
De ahí la perplejidad y escepticismo cuando de repente se topan con un vudú que promueve una cierta moralidad.
El Hennu, el Ako, o linaje y el A, el vudú, constituyen un elemento de cohesión social.
Las ceremonias particulares regularmente celebradas por cada entidad social vudú, proporcionan grandes momentos de fraternidad, a las que sus seguidores están obligados por prescripciones legales y prohibiciones específicas.
La Vodunun
Entre los componentes se establecen normas de solidaridad, en las que las disputas entre seguidores del mismo vudú se solucionan, generalmente, en el convento o en la Vodunun, casa común.
Además, el vudú no tolera la trasgresión de sus prohibiciones.
Esto mantiene entre los adeptos al Vodun una fidelidad permanente.
El compromiso total de los exadeptos al Vodun que se han convertido al cristianismo es una prueba de ello.
Los Gbêsu
Por último, cabe señalar que si el vudú no se opone a las reglas de la vida conocida como Gbêsu, los acepta de manera implícita.
Los Gbêsu sostienen que la destrucción de la vida o la traición entre amigos son abominables.
Las características que se centraron en consecuencia, son los valores de la fraternidad, la solidaridad, la comunión y la fidelidad religiosa, sin olvidar las prohibiciones sociales a los que el vudú implícitamente dan crédito.
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