
Es sorprendente que algunos hayan enviado fotos a los artesanos africanos para que estos copien la pieza, siendo tan ‘panolis’ o estúpidos, de haber mandado foto de la ‘parte bonita’, el frente normalmente, de manera que el artesano le ha hecho una copia mimética, de esa parte, pero intepretando a su aire y mejor pensar el resto, pues el ‘listo’ no le incluyó las partes menos ‘vistosas’, por lo que el pastiche, para el realmente interesado que si lo es debe saber, informarse, y percibir casi a primera vista, que vaya pena de pérdida de tiempo y talento.
Y para ‘esos’, que sepan que ya en cualquier lugar en este nuestro país, y resto de Europa, existen desde hace muchos años, se habrán quedado anticuadas, ‘sabanas copiadoras’, maquinas que te hacen tantas copias como quieras, con igual más o menos medida al gusto y sobre la madera que decidas, a la que luego se le puede dar un toque final al gusto.
El plagio Lobi
Veamos ahora algunos relatos, todos con prueba documental testimonial y fotografiada de los profesores Thomas Keller y Petra Schétz en alemán Schütz, que publicaron el 2015, que:
“Esto ha llevado a un refinamiento de los métodos Beltracchi: la mera copia de estatuas conocidas ha dado paso a tener la sensación de estar ante los antiguos estilos populares. El ejemplo más conocido son las ‘copias’ que han aparecido recientemente en el comercio por Internet, que vienen con una práctica cada vez más ‘auténtica’ ”.
Y continúa:
“En teoría, nada es más fácil que falsificar una figura de altar Lobi. Porque por un lado, debido al culto continuo, generalmente se sabe cómo se debe tallar una escultura de madera, añadirle sacrificios y preservarla para obtener la apariencia de un objeto ritual antiguo, y por otro lado, todos los recursos necesarios, a saber, buenos talladores, madera, caolín, nuez de Kola, pollos, etc., están disponibles en grandes cantidades. Realizada en el lugar, condiciones de vida y clima domésticos, así como ‘madurarla’, puede darse el que incluso surja la ‘falsificación perfecta’.
Dependiendo del tipo de madera y su uso, las esculturas de madera a menudo adquieren un aspecto muy antiguo a los pocos años. Si el escultor utiliza madera recuperada desde el principio, sólo tiene que impregnar a la estatua rastros de sacrificio y polvo o suciedad de los alrededores”.
El joven escultor Koní
“Debido a que el precio de los pollos es muy alto, corresponde, dependiendo de la región, a entre dos a cuatro veces el salario diario de un empleado municipal, en lugar de la sangre, a menudo solo se impregna con jugo de plantas imitando falsos sacrificios. El vecino de Tchiadouonné, el joven escultor Koní, vertió, sobre unas figuras talladas para el comercio, una cerveza que imitaba la sangre de la corteza del árbol de caoba Khaya senegalensis y luego las enterró en el suelo durante dos semanas; diciendo que ¡el Buor del cliente ordenó esto!”.
“Recientemente, un distribuidor local de Internet describió descaradamente en su blog la actividad de un falsificador que se describe a sí mismo como un ‘restaurador’ que, en el patio trasero de un, llamado, ‘reconocido Anticuario en Bobo Dioulasso’, entre otras cosas, posee distintos y grandes montones de tierra madre africana, con el fin de dar a las obras de ‘arte’, según la clasificación regional, la última afinación auténtica por el tratamiento con ‘suelo de origen’ ”.
“Un guía turístico de Gaoua contó, en tono distendido y alegre, cómo un anticuario Haussa había retenido a un comerciante alemán para mostrarle aparte y solo a él, sus ‘maravillas’. Previamente, el Haussa había colocado ‘sus falsos’ en el santuario de un adivino, los fotografió allí y luego, con la imagen como prueba, los vendió al alemán como ‘figuras de altar’. Sin embargo, después de algún tiempo, este alemán llegó a conocer, con pruebas, tal hecho”.
El apogeo del plagio de lo Lobi
“El plagio Lobi es el apogeo del plagio de lo Lobi, pero su historia se remonta al siglo XX. Comienza a más tardar con el escultor Sikiré, muy apreciado por los jefes coloniales de la metrópolis Lobi de Gaoua, que no sólo ocupó altos cargos con los franceses, para condicionar a la población, sino que también recibió tantas peticiones de tallas de ellos que pronto ya no pudo satisfacer la demanda solo y tuvo que contratar asistentes. Al mismo tiempo, los comerciantes Djola y Haussa establecieron colonias de tallado en y alrededor de Gaoua, así como en Kampti y Loropeni, también llamadas ‘talleres’, ‘escuelas’ o ‘ateliers’, con el fin de tener estatuas para el mercado europeo, al gusto occidental, hechas por talladores excepcionales”.
“Lo publicado en 1981 por Piet Meyers bajo el título ‘Arte y Religión del Lobi’ sacó a los escultores, Sikiré, Tyohepthé y Kilithé, del anonimato y los dio a conocer de un solo golpe. El mensaje también dado por Meyer de que estos artistas intentaron tallar a su vez para el culto, que no estaba bien visto por los colonos por lo que gradualmente se estaba extinguiendo, ‘desplazado por la civilización y medicina occidental’ desencadenó un impulso: La búsqueda de figuras de altares y adivinaciones de estos famosos ‘últimos’ escultores del ‘hundimiento’ del país Lobi, que continúa aún en nuestros días; pues recientemente una estatua de Sikiré desconocida hasta ahora, apareció en Internet, a la manera actual: como el que no quiere la cosa casi milagrosamente, pero ‘bottomrum morsch’, con el ‘aroma putrefacto del peor ron’.
Sin embargo, no hay evidencia de que Sikiré, Lunkéna, Tyohepthé y los otros talladores ‘modernos’ hayan trabajado para el culto en ningún momento en que sí lo hicieron para el comercio profano, basta remitirse a los hechos”.
El país Lobi
“En el país Lobi, todo está ritualizado. Desde dar la bienvenida incluso a amigos de toda la vida hasta consultar a un adivino, o para un entierro, cada acto y escultura, está sujeto a estrictas reglas. Y así es la producción de figuras de altar y adivinación, que casi siempre además son pares: no simplemente se encargan y compran, sino que se necesita un contrato con un Thetel, un tallista iniciado que, según el ritual descrito anteriormente, es preciso: Cortar la madera y luego tallar las figuras exactamente de acuerdo con las instrucciones del Buor”.
“Ningún Lobi adquiriría una figura para el culto de un escultor que se dedicara al comercio o simplemente cooperara con los colonialistas, según la información recogida de todos los Lobi entrevistados a lo largo de los años en Burkina Faso y Costa de Marfil”.
“El culto se mantiene intacto 35 años después de la investigación de Meyer en el País Lobi, tanto por los adivinos, Thildara, propietarios de santuarios, como también por los Thetel de todo el país. Por un lado, esto significa que la población nunca ha dependido de los talladores ‘modernos’, también más caros, y por otro lado, que por el mero hecho de que, por ejemplo, Lunkéna o Tyohepthé tuvieran sus propios altares protectores, no debe deducirse automáticamente que prestaran su actividad para el culto”.
Yul Bolaré
“Es normal que un Lobi sea dueño de un santuario. Yul Bolaré, un escultor que murió en 2004, también tenía varios altares exteriores e interiores, que equipó con estatuas hechas por él mismo, sólo por razones de costo. Sin embargo, según las declaraciones recogidas de sus afligidos, junto con sus hijos Yul Matoiné y Palenfo Nata y su vecino Da Sié Kouakou, esculpió exclusivamente, al estilo típico de Bolaré, que hacía para los comerciantes Haussa. Esto fue confirmado explícitamente por Kouakou, quien continúa la tradición sin cesar. Kouakou ya había hecho cinco años antes de la muerte de Bolaré y a petición suya una estatua para su tumba. Hoy en día adorna su lugar de entierro en el patio de la finca familiar y, como todo lo que Kouakou talla, al estilo del trabajo que hacía Bolaré”.
“Las figuras de los escultores ‘modernos’ rara vez recuerdan las tallas de parejas individualizadas que a menudo se ‘inclinan’ o ‘retuercen’, que se pueden encontrar en las aldeas Lobi. Mientras que el Thetel debe ocuparse además de trabajaren el campo y a menudo bajo la presión del tiempo, crea tan sólo una talla bajo la orden concreta e instrucciones precisas del Buor, los tallistas comerciales se orientan al gusto occidental y perfeccionan su oficio, a expensas de la variedad, por la producción casi con plantilla, de un ‘floreciente’ modelo.
Tallas de Sikiré y Lunkéna
Algunos ejemplos son las tallas recogidas por el Dr. Lérousique, las más atribuidas a Sikiré y otras a Lunkéna. Es cierto que Piet Meyer, pág. 132, se refiere a una comunicación oral de J. Suyeux en París en 1981, según la cual tales estatuas Lérousique debían verse ‘en numerosos santuarios en Gaoua y sus alrededores’, y se refiere, entre otras cosas, a la fig. 102 de su libro. Allí se puede ver la propia sala de altares de Lunkéna con una gran figura Lérousique en primer plano. Sin embargo, esta estatua, así como la colocada detrás de ella, no puede haber ‘madurado’ en el santuario, porque es de color oscuro y tiene una pátina muy brillante.
Presumiblemente, Lunkéna después de hacerlas y agregarles la cera las colocó en el santuario para ‘promocionar su venta’. O tal vez fue sólo la idea de un inteligente galerista europeo que quería un documento fotográfico para falsificar su estatua de Lérousique, que supuestamente fue adquirida ‘directamente del altar’.
La excusa popular de que el brillo de las estatuas está casi siempre causado por los comerciantes franceses que les gusta ‘pulir’ las esculturas de madera de África no se aplica aquí. La figura Lérousique de 69 centímetros de altura, Gato. No. 182, que se atribuye a Sikiré, también tiene una pátina, que no puede haber sido creada en un santuario”.
Los objetos de culto
“La gran cantidad de falsificadores se debe a la gran diferencia entre oferta y demanda. Los objetos de culto, como el Thil blo, vaso sacro, o el Buor lokar, saco de cuero de cabra en el que se almacenan los objetos de adivinación, hasta las esculturas de metal y madera, e incluso las herramientas para su producción requieren de desacralización por medio de un acto ritual antes de su venta. Si, en opinión de su dueño, una talla no ha traído suerte, con mucho gusto llevará a cabo este acto de desacralización y luego la venderá.
Normalmente, sin embargo, las Bateba, figuras de madera, parecen hacer un ‘buen trabajo’, porque por lo general son incluso heredadas. Los altares siempre van de padre a hijo mayor y de madre a hija mayor. Si el heredero tenía su propio santuario antes, incorporará el heredado al lado. De lo contrario, deja el altar de la herencia en la casa del difunto hasta que los Thila, espíritus, le den la instrucción de tomar posesión de él por medio de un acto ritual y dejar que ‘actúe’ por sí mismo.
Dado que esto puede llevar mucho tiempo, muchas casas Lobi tienen santuarios huérfanos de parientes fallecidos. A diferencia de las representaciones falsificadas y en sentido contrario, las de culto ciertamente no se venden, el miedo a la venganza de los Thila es demasiado grande. Una anciana que se convirtió al cristianismo hace mucho tiempo, incluso continuó recogiendo sus antiguas piezas de altar con el argumento de que su Wathil, espíritu personal, podría algún día instruirla para ‘poner’ las tallas de nuevo en funcionamiento.
Los Thila
Por lo tanto, es extremadamente difícil para los anticuarios locales, que también son invariablemente musulmanes, conseguir tallas de altar ‘auténticas’ que aún no se hayan desmoronado o comid0 por termitas. E incluso estas Beggeba, Batebas descartadas, lo normal es que permanezcan ‘viviendo’ en el santuario”.
“Con el fin de satisfacer la gran demanda de, sobre todo, estatuas más grandes, que no son tan comunes in situ debido a su mayor precio, lo que tiene en cuenta el Thila, podría decirse que se acepta como normal, no el robo sobre lo que hay quejas amargas en todo el país Lobi, sino sobre todo la falsificación basada en las necesidades por parte de talladores ‘modernos’ que se ve en cierto modo como particularmente adecuado.
En cualquier caso, las innumerables estatuas hechas para el mercado por Sikiré, Tyohepthé o Dihunté, así como todos sus estudiantes y asistentes, parecen haber encontrado su lugar en las colecciones europeas como ‘figuras de altar’. ¿O se debería sospechar que también en otros ámbitos?”
Intentando mantener el espíritu del texto, espero haber interpretado adecuadamente el sentido en la tradución de estas puntualizaciones del enorme trabajo sobre los Lobi, esto es una pequeña muestra, realizado por Petra Schétz.

Santuario con Batebas de Pelé Kalfala |
Los Thetel
Mucho hemos hablado de lo falso y la falsificación alargándonos en los Lobí, de los que si se quieren más datos remito como siempre a los textos específicos, pues aquí hablamos de Burkina y ellos están a caballo de Costa de Marfil y algunos más en su país de origen, Ghana, pero no quiero pasar a otro pueblo sin hacer una última referencia.
También hay reconocidos Thetel, de una maestria habilidad y talento inmensurable y creo fundamental añadir a los nombres relacionados el de Palé Kalfala posiblemente el más museizado y reconocido Thetel cuyas ilustraciones de sus obras también se pueden encontrar en Piet Meyer ‘Arte y Religión de los Lobi’, Zúrich, 1981; Gato. No. 98, 112, 113; Giovanni Franco Scanzi, ‘L’art traditionnel Lobi’, Ed. Milanos, 1993, Fig. 50, 55 y 241; Francois Warin ‘Exposition Lobi’, Joinville, 2007, página 10; Floros Katsouros ‘Colección Peter Loebarth’, 2007, página 106, fig. 334; y Thomas Keller ‘Lobi Statuary’, Lully VD, 2011, página 35; entre otros.
Dentro del hieratismo típico de la impronta Lobi, Kalfala le da un aspecto organico al cuerpo con una elegancia de formas peculiar, a la que añade una curiosidad, y es la proyección de la barbilla. Sus obras son difíciles de ver como no sea in situ y las que están fuera entiendo que si las reclaman se deben devolver, a lo que me comprometo desde aquí con las nuestras.

Colección de Juanjo Andreu |
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Batebas de Palé Kalfala |
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