
La cotidianidad
La idea de nuestros trabajos es trasladar el conocimiento del día a día, la cotidianidad, lo más básico pues no se pretende una enciclopedia, aunque sin olvidarnos de aquellos puntuales hechos u obras, ya conocidos, que trascendieron a lo anónimo para hacerse singulares.
A mi entender, gracias a lo aportado por grandes conocedores, la historia en el África subsahariana necesita explicarse en tres épocas, la de su origen a la presencia del blanco o precolonial, de la precolonial a las grandes guerras y de estas hasta hoy.
Para el 1er ejemplo, el historiador D. Meyo Me Enkoghe en ‘Los Fang en los siglos XIX y XX’ apunta que:
“…según parece los fang habrían huido de los trabajos forzados ligados a la construcción de las pirámides en la época de Neferkara Pepy II, 3er. milenio a.C. Y, en África, habrían sido los hombres montados a caballo los que los habrían hecho entrar en el bosque pasando por árbol Adzap”.
el Sésane y el Ekama
En su civilización existen materialmente dos estructuras fundamentales: el Sésane y el Ekama. Aubame 2002 p. 208, confirma la existencia del Sésane así:
“Indicaba la posesión colegiada de la autoridad del pueblo. Dicho de otro modo, el más viejo de la tribu era ayudado por el consejo de los ancianos de la tribu en la decisiones concernientes a los grandes problemas del pueblo”.
Y en p. 210:
“Problemas que se discutían en el Abeñ, cuerpo de guardia usado para la seguridad, las reuniones y el retiro, donde se reunía el conjunto viril constituido por los parientes del mismo nda é bor, la saga o linaje”.
Eso pone en valor dos elementos, el de parentesco y el de la sensatez que da el conocimiento de los años, donde se manifiesta la autoridad del más anciano, que ostenta el poder religioso, regula la vida del grupo y hace de intermediario con los antepasados.
El Ekama, consistía en una especie de cooperativa con origen agrícola “…pero que se fue extendiendo a otras labores”, según Marie Minkue en Orafrica nº2 2006.
Aubame reconoce que su funcionamiento:
“…necesitaba la asociación de hombres para desbrozar limpiar y cuidar los campos, pero una vez despejados, estos campos se distribuían entre las mujeres de esos hombres que usaban a su vez el sistema de Ekama para la siembra, el escardado, riego y demás labores”.
la Primera Guerra Mundial
Sobre la Primera Guerra Mundial, en efecto, D’Almeida-Topor, 1999:83-84, nos dice:
“…constituyó una etapa decisiva en la historia del continente africano… [en la medida en que] la ayuda reclamada llevaba a una participación tanto militar como financiera… y al suministro de materias primas y productos alimentarios” y en p.86: “el África negra movilizó alrededor de 200.000 hombres, de los cuales murieron unos 30.000 ó 35.000 ‘senegaleses’. La proporción de víctimas militares originarias de las colonias se evalúa entre el 21’6 y el 22’4% de los reclutados”.
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