
El trabajo de la tierra entre los senufo no se concibe solo. Tanto mujeres como hombres pueden afirmar que cultivan la tierra. Pero sin tracción animal o mecanización, en muchas aldeas aún es habitual el ayudar y acudir a trabajar al campo del agricultor que lo necesite, sabiendo que es en beneficio común y que si hoy es por ti mañana lo será por mí.
Esta regla es aún más estricta para quienes están en proceso de iniciación o que esperan casarse. Las tierras familiares deben ser cultivadas, así como las del jefe de la aldea y las tierras de los suegros.
Trabajo en el campo de los Senufo
El no trabajar el campo es sancionado con una multa pecuniaria que se estipula. A veces la compensación consiste en situarse en el borde del campo, llevando su ‘dar’*1. Entonces, todos los peones comienzan cada uno un surco. Quien termine primero debe ayudar a los más débiles.
Luego cambia a un nuevo surco, dando la oportunidad y el espacio necesario para que aquellos que no tienen la misma fuerza puedan ponerse al día. En el pasado, las canciones y una orquesta animaban y calificaban el duro trabajo.
Se realizaba una competición anual en la tierra del jefe de la aldea, para designar al mejor labrador al que se le otorgaba la ‘tefalupitia’ (f 2), el emblema femenino de la fertilidad.
Es un balaustre rematado por una figura femenina. Este premio reconocía al valor del trabajo y otorgaba al receptor la capacidad para buscar una nueva esposa u obtener privilegios en la jerarquía de su grupo de edad.

f2.Tefalupitia |
*Nota 1:Dar, es una azada de cuchilla amplia, larga y ancha, y es el instrumento utilizado para labrar la tierra. Tiene un mango articulado, se dobla por la mitad, y corto, pues se adapta al radio que cada individuo, agachado, necesita para que el golpe sobre la tierra sea el más efectivo. Se utiliza con una sola mano. Es por tanto un arduo y a pesar de lo ergonómico, incomodo trabajo.
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