
El mismo día que un niño ingresa al Hun kpamè o Vudu Kpamê, recinto del vudú, o convento vudú, recordemos vudú es la Divinidad, ésta se apodera del niño o niña elegido.
Él o ella por lo tanto, es Vodunsi, ipso facto; y durante tres meses, será Kajèkaji, ‘una calabaza que aumenta el número de las calabazas’, un neófito.
Por tanto, lo que nosotros llamamos ‘noviciado’ es el proceso por el cual se les hará llegar a ser, de hecho, lo que místicamente ya son.
vodunsi la escuela de la vida
Los neófitos son supervisados por el Xwégan, jefe de familia, el Kankan, maestro de la cuerda a cargo de la disciplina, entonces aparecen la Hunso y la Nagbo que son respectivamente la maestra del ‘novato’ y la esposa.
Hun kpamê
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El Hun kpamê, el convento, es una dura escuela de la renuncia y la resistencia. Dentro de ella, los elegidos se inician con el culto a su ‘esposa’, el vudú a lo que son consagrados para toda su vida.
La iniciación al vudú es un momento particularmente importante que marca profundamente la vida del individuo. Su objetivo es conducir gradualmente al profano, de la nada, a su existencia como persona sagrada; el novicio sufre una serie de separaciones que son cada una, como una muerte a la vida profana anterior.
Antes que nada, el Vodunsi debe hacer un voto solemne de absoluta discreción en lo que respecta a lo que haya visto y oído, o vaya a ver y oír en el convento.
Cualquier Vodunsi que no pueda guardar silencio sobre lo que ha de permanecer en secreto y actuar con la veneración que se debe al objeto sagrado que lleva en su cabeza será un traidor.
Normas de la iniciación al Vodun
El incumplimiento de las normas de la iniciación, de la consagración y de la conducta apropiada en el ambiente profano es una infidelidad y una amenaza a la autoridad, no de los hombres, sino a la Divinidad.
Exponiéndose a los efectos desagradables de su ira. Los culpables sólo pueden reparar el daño mediante el pago de una cuantiosa multa y adherirse a los ritos del Fla, el conjuro y su purificación, el Wùslasla.
Ante tanto dato y precisión, no debemos perdernos ni olvidarnos de qué hablamos: de religión, de fe, de creencia y en este caso concreto del Vudú y sus normas..
En la pedagogía de la iniciación, se requiere que el neófito muestre su capacidad y resistencia durante los ensayos de formación; pues en sí mismos son una forma condensada de lo que afrentará en la vida.
Sistema educativo Fon
La formación a través de ensayos, ya es una característica del sistema educativo Fon en general, que encuentra su expresión más fuerte en el Hun kpamê. La disciplina y la tenacidad son esenciales, y el castigo corporal sirve para desarrollarlos.
En este sentido, se puede decir que “el conocimiento deja marcas en el cuerpo”.
Cada Vodunsi ‘almacena en su mente y hasta en su cuerpo, la palabra iniciática que se inculca por medio de gestos, actitudes, ritmos.
Si es necesario, la flagelación’, las palabras y los gestos del profesor tienen que ser memorizados y reproducidos exactamente por los estudiantes.
La pedagogía de la iniciación consiste en la transmisión de las palabras y los gestos, lo que requiere que se interactúe entre el grupo de iniciadores y el de los iniciandos. La mente, el corazón y el cuerpo trabajan juntos para construir el hombre o mujer total.

Aprendizaje de la lengua vudú
Además de aprender la lengua vudú y los cantos y bailes culturales, para satisfacer las necesidades materiales del convento y del Hunnon, sumo sacerdote vudú, los jóvenes deben dedicar ciertas horas de trabajo en los campos y en tareas manuales.
Hacer cestas, esteras, tejer rafia… que luego se venden en los mercados locales por los sirvientes del convento.
“No hay un dolce far niente en el período de iniciación; la pereza es tan odiada como la peste; Kajêkaji mo¿hwemê mlon, dicen:
‘el neófito no toma siestas’ ”.
El Vodunsi
El Vodunsi, hombre o mujer, debe demostrar madurez y ser serio en materia de religión.
De esta manera contribuyen al equilibrio y orden, la integridad social, cultural y religiosa de su comunidad y gente.
Antes de volver al mundo de los no iniciados, después de su iniciación y consagración, entre otras recomendaciones se les insta a cultivar un sentido de hermandad con todos los demás Vodunsi, a respetar el vudú y sentirse responsable de la tierra de sus antepasados. La ceremonia de la entrega de tierra al ex Kajêkaji es significativa a este respecto.
“Unos quince años después de que yo fuera Kajêkaji, el Vodunun reunió a todos los Vodunsi de mi año y nos dijo que él iba a encerrarnos en un retiro, Xwe xo. Nos habían exhortado a llamar con un grito estridente, ¡¡gbo!! al Vodunon, hasta llegar a nuestras casas”.
Cogió un poco de tierra en la mano izquierda y con el gesto de ofrecerla, dijo:
Tonye Danxome ko emi alomê nu hwi ma nu e Jê ayi gbede
o
“Esta es la tierra de la Danxomê que pongo en tus manos, nunca la dejes caer!”
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