
Escaras Ichi
Las escaras Ichi, eran algo exclusivo de determinada élite que ostentaba cierta autoridad y jerarquía político económica, envuelta en un halo de misticismo, lo que pudieron comprobar los europeos ya en el siglo XVIII.
Estas escaras se hacian en la frente y los temporales hasta el arco cigomático, se buscaba imitar la incidencia de los rayos del sol o la luna, la luz, a través de la urdimbre de las paredes de sus casas, algo así como ser capaces de dominar la naturaleza y adaptarla a su conveniencia. Reconocer las obras de este pueblo, es relativamente fácil, pues sean máscaras o figuras suelen mostrar estas marcas, pues lo raro es ver estas obras hechas para alguien que no tuviera esa consideración de liderazgo, fuera real o simbólico, como sus Ikenga, una figuración del poder.
Si habéis visto Escaras de Torso habréis comprobado cómo algunos expertos han confundido y llamado Ichi a escaras de otros pueblos como los Teke, que también se las hacen en la frente y temporales, aunque sus obras sean más fácil de distinguir.
Al contrario que los Yoruba, sus vecinos, los Igbo no hacían estas escaras Ichi, exagerando su incidencia o volumen, sino que los surcos eran largos y precisos, realizados con útiles de muy delgado filo.
Dependiendo de la edad o del individuo, este proceso podía llevar algunos días o una mañana pues era necesaria la mayor cantidad de luz y que la inflamación que producía cada corte no impidiera el continuar con precisión, al igual que controlar la sangre si esta brotaba con abundancia. Parece haber algún testimonio que decía que por causa de la operación algunos se habían quedado ciegos, lo que sí podía ser temporalmente pero por la hinchazón.
Nigeria
En Nigeria siguiendo el recorrido lógico, tras los Yoruba el segundo pueblo más numeroso es el Igbo o Ibo de los que la mayoría de documentos antiguos dicen que:
…son pocos los que llevan las marcas Ichi y tan solo se las hacen los que practican su culto”.
No hay figura o máscara, que no muestre las marcas Ichi, como las Alusi, figuras de ancestros.

Estas antiguas fotos de muchachos Igbo con escaras Ichi, dan una clara idea de la magnitud de la ‘operación’ que lo es, para conseguir que en una zona donde casi solo hay piel, tegumento y vasos sanguíneos, se formen esas protuberancias, cuando se supone que el surco, producto de la incisión, ha recuperado su nivel normal.

Los Igbo con los Yoruba al oeste, se concentran sobre todo al sureste de Nigeria entre el triangulo que forman los estados de Anambra, Akwa Ibon y el de Benue. Sus marcas faciales Ichi parece que eran más comunes entre los Igbo de Awka, Neni y Agwu Agwuna ciudades de cada uno de esos estados. Pudiera ser que surgieran de ahí dos tipos de patrones:
El Ndri y el Agbaja indicando ambos que el portador había pasado la iniciación de la sociedad Ozo, la de mayor importancia para los hombres. Aunque hombres y mujeres Igbo que tuvieran reconocido prestigio podían acceder a ciertas órdenes como Ndi Ozo o Ndi Nze. Ser Ozo implicaba ser Nze alguien que vivo, albergaba su vez el espíritu de un ancestro. Llevar la escara Ichi indicaba ser Nze na Ozo un aristócrata, por tanto un noble.
Había una hermandad o sociedad, conocida como Umudioka en cada una de las siete ciudades Igbo más importantes, como Neni, que se decía tenían los mejores especialistas en realizar escaras, como las Ichi y Nki, la Mbubu, una longitudinal escara que iba del cuello al vientre, y el Iwa eze, o afilado de dientes. Entre 1910 y 1911 visitó la región de Awka, lo que hoy sería el estado de Anambra, el antropólogo inglés Northecote W. Thomas, donde hizo numerosos retratos de personas con escarificaciones faciales y corporales.
Las escaras Ichi, por su especial connotación social y político religiosa con la economía que ello movía, era la que más adeptos congregaba. Estos afamados especialistas en Ichide la Umudioka, eran en aquella época invitados a ir a las varias ciudades de la región para realizar las marcas en aquellos que las requerían. Sus clientes eran en principio hombres, aunque algunas mujeres, sobre todo las sacerdotisas, también querían exhibir dichas marcas. Thomas describió las visitas y el objetivo a cumplir en su: ‘Informe Antropológico sobre los pueblos Ibo hablantes de Nigeria’.


la Umudioka
Las jóvenes familias que ostentaban un alto nivel social y con capacidad de poder pagarlo, llevaban a sus hijos, siendo muy niños, a que se las hicieran. Mientras que aquellas familias de menor nivel económico, tenían que esperar un tiempo para poder permitírselo; las escaras, así, eran muestra de tesón y esfuerzo, lo que otorgaba a su vez un importante prestigio.
Los especialistas de la Umudioka, eran Nwadioka y cuando surgía un Nwa Ichi, o cliente para Ichi, se desplazaban donde este estuviera. Iban siempre acompañados de un Nwa Nso, o auxiliar, que llevaba los útiles necesarios y preparaba el lugar de trabajo, extendiendo una alfombra y colocando el reposacabezas de madera sobre el que se tendería el Nwa Ichi.
A estos dos se unía formando equipo el Nwa Mgbado Ichi, otro auxiliar que se ocupaba de controlar, sujetándolo, al Nwa Ichi, mientras el Nwadioka realizaba la operación.
Obviamente el proceso era sumamente doloroso, para lo que era fundamental la presencia de la madre o esposa del Nwa Ichi, que le entretenía ofreciéndole lo que más le gustara comer, como el pescado seco preparado, entonando melodías o susurrando palabras cariñosas de aliento. Incluso había melodías para tal momento, en las que las letras ensalzaban el valor del Ichi o la destreza y experiencia del Nwadioka.
El proceso de curación no era menor de tres manos, unos 15 días, durante los cuales Nwa Nso, se ocupaba de limpiar los cortes con agua limpia y fría para que bajara el ardor y le aplicaba en las heridas preparados que ella, parece ser que casi siempre era una mujer e incluso se sugiere era la mujer del Nwadioka, que tenía una sólida experiencia sobre el conocimiento de las plantas, mejor sirvieran para la curación.


el título de Ozo
Antes de la llegada de los misioneros cristianos, el Ichi fue un importante recurso para evadirse de la esclavitud,siendo una eficaz protección contra el desenfreno con que se llevaba a cabo tan penosa actividad. El enorme costo al que subía la realización del Ichi, iba parejo al honor que conllevaba al otorgar el título de Ozo. Hasta tal punto llevaba emparejado prestigio que sus integrantes e incluso los Nwa Ichi o apuntados a hacérselas formaban, a ojos del resto de personas, una casta especial y de algún modo inalcanzable para los comunes, sabedores que jamás tendrían la capacidad económica que requería.
Incluso hasta para los que podían pagarlo había peldaños pues el Nwadokia en su instrumental, llevaba dos cuchillos para hacer el Ichi, cuchillos distintos para un trabajo idéntico que no difería en cuanto al resultado, pero en el que usaba el de elaborado mango para aquellos con fortuna desmesurada, mientras que el otro era para los solamente muy ricos, con el lógico y diferente costo que existía entre los dos, remarcando, aún más, el nivel de los realmente poderosos.
La hermandad de Umudioka gozaba del máximo respeto, ganado no solo por el buen hacer de sus Nwadioka, los componentes, también por otros gestos que hablan de solidaridad e inteligencia, pues por una regla no escrita, cada vez que cobraba un Nwadioka, retiraba un porcentaje para entregarlo a sus antecesores retirados, los Ndi Simmanka.
las hermandades de Umudioka
Northcote Thomas no fue el único etnógrafo que pasó por allí e hizo estudios sobre los Igbo y su Ichi. El misionero George Basden desde 1900 a 1926 se instaló en la zona de Akwa Onitsha e hizo un tratado propio de las costumbres de las gentes que allí vivían en su libro editado en 1921 de: ‘Entre los Ibos de Nigeria’, en el que dedicó una amplia descripción del Ichi.
Basden se centra sobre todo en la relevancia de las hermandades de Umudioka que él precisa escribiéndolo Umu di Awka.
Y en la página 183 de su libro hace notar que los integrantes de Umudioka, querían tener controlado su trabajo monopolizándolo, por lo que no tan solo viajaban para efectuar su trabajo, si no para controlar que no hubiera intrusos, por lo que señala que:
“A juzgar por la ingente cantidad de personas que se ven con las Ichi, la empresa debe ser muy próspera”.


Patrones de Escaras Ichi
Tanto a Thomas como a Basden, parece que por otras cuestiones, no se les prestó la atención que merecían en aquel momento, aunque ahí queden sus trabajos ahora tenidos como relevantes, y tuvo que llegar a posteriori un enviado oficial, como antropólogo, al que se le encomendó un estudio pormenorizado, el Dr. Jeffreys M.D.W. que en su estudio “Las creencias mágico religiosas de los Umundri”, da una descripción más pormenorizada de las escaras Igbo, en las que precisa que las Ichi presentan dos patrones distintos, uno casi exclusivo de Ndri y otro que él describe como ‘Patrón de Agbaja’.


Ichi de Ndri. Por N.Thomas 1913 | Mujer ‘tal vez’ con Ndri. Por Herbert Cole |
En su artículo de 1951: ‘The Winged Solar Disk of Ibo Itchi Facial’, Jeffreys ofrece el relato de Nwora de Nibo un hombre anciano cuando se le pregunta en 1930, que pormenoriza sus recuerdos cuando siendo jóven le realizaron el Ichi. En su relato Nwora contó que el Eze Nri, el gobernante y jefe político religioso del Reino de Nri, con datos de su instauración desde el 948, y que la administración británica absorbió a su llegada para restaurarlo acto seguido por su especial significado, había advertido a los Umudioka que no admitiría que el patrón de Ndri se hiciera en otras ciudades siendo el de Ndri exclusivo para los habitantes de esta región.
De hecho, el Dr. Jeffreys comenta que los Ichi no se realizaban tan solo en las caras de los hombres, si no que sus patrones formaban parte de la decoración de todo útil o superficie en la que se pudieran incorporar, como paneles, figuras, máscaras, hojas de puerta, taburetes o vasijas cerámicas rituales, para lo que se debía contar con la habilidad de un Nwadioka.
la Universidad de Cambridge
El Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge, guarda una serie de ‘artefactos’, útiles y objetos diversos, que llevó Thomas, hay fotografías disponibles hechas por él, que muestran claramente esa pertenencia y dependencia de y para un Ozo Ichi, aquel que había adquirido el estatus de noble, Ozo, y cuyo título Ichi llevaba impreso en la cara.
Las marcas se hacían, por regla general, cuando el muchacho estaba desarrollado, menos en el caso del hijo del Eze Nri en que se le debían hacer a los catorce días de su nacimiento. Dependiendo del lugar, así era la ceremonia. En Adaji, en que los marcados participaban en las ceremonias funerarias, era donde se realizaban con mayor profusión de detalles. Por lo general, al afectado la lógica hinchazón le dejaba momentáneamente invidente, o escasas veces porque se tocara e inflamara algún nervio o músculos que atañera a los ojos, dado que a veces la morfología o el intentar precisar, lo rozara o afectara.
Sea como fuere se le trataba la cara durante doce días, en los que se le aplicaba el poso dejado en ollas que hubieran estado hirviendo, mezclado con ceniza del carbón utilizado, tras lo que al rato se le lavaban las heridas y se aplicaban las grandes hojas del Yohimbe normalmente, que se le cambiaban tras despertarse y a media tarde cada día.
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