

Resurrección del likishi, cada enmascarado, llegando del kuvumbuka, cementerio. |
Relato del festival Likumbi lya Mize:
Aquí se cuentan las celebraciones del Likumbi lya Mize, festival cultural protegido por la Unesco y que mantiene vivas sus costumbres y creencias.
El evento atesora y muestra las más antiguas tradiciones preservadas durante siglos, en una muestra a modo de teatro, el Likumbi lya Mize, que ha resistido el implacable avance de la intrusión occidental.
Se reúnen en su entorno, residentes en el este de Angola, sur del Congo Occidental y Zambia. Son los Vakachinyama, gente de Chinyama. La ceremonia en sí se lleva a cabo en Zambia cada año durante un período de cinco días.
Representan, bailarines cubiertos con máscaras y ataviados al efecto, a antepasados sobrenaturales a los que genéricamente denominan makishi, refiriéndose al conjunto de ellos o likishi, si se refieren a cada uno en concreto; plural y singular por tanto, que saltan a la vida y se muestran, saliendo del kuvumbuka, o la tierra de cementerio.
Pueden formar una hilera de personajes de mas de un kilómetro, dirigiéndose hacia el casco antiguo de la ciudad y seguidos por los notables e innumerable multitud.
Reivindicaciones de tradiciones orígenes y nacionalidad
Es el acto donde se reivindican tradiciones, orígenes y nacionalidad, y concita a todos los jefes y gobernantes, así como a miembros de este pueblo llegados de todo el mundo.
De ninguna manera se acepta como si de folklore turístico se tratara, aunque todo el que llegue es bienvenido y se le permite participar.
Entre otros personajes, likishi, representados están:
- Kayipu, el rey de todos ellos.
- Chisaluke, el loco o demente.
- Chileya, el bufón cortesano.
- Ngulu, el cerdo.
- Kapalu, el ñu.
- Chindoka, el portavoz.
- Kaluwe, el borracho.
- Tomo, el marabú.
- Chikishikishi, el fuego.
- Katotola, el mago.
Primer día Likumbi lya – Chilende
Chilende es la celebración de las madres cuyos niños se gradúan en el mukanda.
Aunque a ella se invita a la familia, amigos y la comunidad mukanda.
Los niños que se someten a esta iniciación, se comprometen a respetar, preservar y a crecer en sus valores hasta la edad adulta.
Se prolonga durante periodos de entre siete y cincuenta y siete meses en el bosque. Entran al mukanda inmediatamente después de la circuncisión, previo aviso.
Ahí los chicos experimentan encuentros de primera mano con los makishi.
Ellos aprenden a respetar, fabricar armas, sistemas y trucos de caza y generalmente en todo aquello que les sea propicio y relevante para convertirse en hombres.
Los graduados del mukanda
Todos los graduados del mukanda siguen la procesión, acompañados de ayudantes masculinos
Se recrecen las multitudes y entre ellas se hacen notar las mujeres con niños pequeños cuando la procesión se acerca al centro de la cuidad.
La antigua ciudad colonial está pronto atestada de espectadores.
El desfile de los makishi inicia su camino hacia el recorrido previsto.
Encabezada siempre por el líder de mas relevancia, la celebración de la mukwale, comienza, espada en mano, entonando la antigua canción de Poko ya Kayombo ka Kutemba; esta conocida canción relata la conquista de diversas tribus por los Vakachinyama.
Algunos de los actores, abandonan el grupo principal para llevar a cabo su actuación, camino del lugar de celebración.
Chileya representación del bufón de la corte
Chileya prueba su fuerza, luchando contra otro likishi, mientras los demás observan. Chileya representa al bufón de la corte, un esclavo muy hablador que suele jugar y perseguir a las mujeres. Con insinuantes movimientos de su pelvis, a los que llaman mutenya, parodia el baile de las muchachas, que están a su vez comprometidas en su propio grado de iniciación.
Esto sucede en una zona elegida del recorrido. Al llegar a la zona, los artistas se detienen durante horas entreteniendo al auditorio, representando los diversos personajes del Vakachinyama, utilizando la mascarada cultural del Chilende.
Esta zona está completamente sumergida durante las inundaciones anuales, en un tramo considerablemente largo.
Al caer la tarde, los espectadores y los makishi se reúnen para cruzar el río en canoas y pequeñas embarcaciones.
Ngulu, el cerdo, recorre también el camino a través del río bailando imprevisibles pasos. La atmósfera se va cargando de electricidad a la par que los makishi se abren camino a través del agua.
La pálida luz y la blanca arena crean una idílica escena entre lo irreal y místico.
No dura mucho esta atmosfera, en seguida, las mujeres jóvenes comienzan a burlarse uno por uno de cada personaje likishi, sobre todo escarnian a Kapalu, el ñu, porque tanto él como los demás, temerosos, se muestran incapaces de atravesar al río.
La mascarada cultural del Chilende de los Vakachinyama
La excitación permite que el miedo inherente de los intimidados likishi, se transforme en alegría espontánea. Pues el recorrido se acerca a las riberas de algún río o arroyo del Zambeze, donde Kapalu moja sus pies en agua poco profunda.
Y oh! Sorpresa! Ante las aterrorizadas muchachas, supera el vado grácilmente, ignorando “…el gran temor que le infunden los cocodrilos”.
Este ‘juego’ continua sin parar hasta el anochecer. Los tambores resuenan y los fuegos arden hasta el amanecer, asegurando que la totalidad de los Vakachinyama permanecerán en la zona durante toda la noche.
Sin duda el jefe y alcalde Mwangana Ndungu, dado que su casa se encuentra a unos pocos kilómetros, pudo sentir el discurrir del festejo.

Graduados mukanda en primera línea, cada uno protegido por un likishi. |
Segundo Día Likishi – Mupala lya Ndengandenga
El segundo día se despereza lentamente mientras muchos descansan. El likishi Mupala lya ndengandenga solicita una contribución, que habitualmente es aceptada pues los diversos actores se la han merecido.
Por la tarde, nueva gente llegada de la ciudad atraviesa el río para unirse a la multitud, e incluso el alcalde ya se encuentra en la playa de arena.
De repente, la gente corre y se arremolina en la orilla del río para ver a Mwana Pwevo, la mujer fuerte, ‘caminar’ a través del agua. Este cruce se ha convertido en el punto tradicional culminante del inicio del día.
El espectáculo, desarrollado en el impresionante escenario natural de blanca arena, corre ya a lo largo de la playa, atestado de gente.
Personas de todas las edades y géneros se mezclan deliberadamente, compitiendo por ocupar sitios privilegiados donde admirar el espectáculo.
La luz de la tarde contribuye al mágico ambiente.
Los tradicionales bailes del Festival Likumbi lya
Chizaluke y otros makishi entran en la arena a golpe de tambor.
Los tradicionales bailes Kachacha, Mungongi, Shikinya, Shombe y Lilombola aparecen a la luz de las antorchas. Cuando cae la noche, los bailarines de los Makishi reciben el tradicional pastel cocinado en el palacio de Mwangana Ndungu.
El estruendo de los tambores ardorosamente golpeados y el fulgor de los fuegos encendidos, anuncian la llegada de la Vakachinyama al palacio.
El estruendo de miles de pies golpeando el suelo, debe ser un momento fantástico y emocionante para el Jefe Superior, pues en parte es una muestra de reconocimiento hacia él.

Mwana Puewo preparada para ‘andar’ sobre el agua. |
Tercer día del festival Likumbi lya Mize
El despertar es lento y perezoso pues la gente se recupera despacio tras la fiesta de la pasada noche.
Esta vez las correrías discurren fuera de la casa del jefe. Los vakachinyama a los que toca hoy son los que viven lejos, en la capital, están entretenidos con los grupos Chavuma, Kaoma, Lukulu, Kabompo – Manyinga y otros llegados desde distritos de Lusaka.
Mupala lya Ndengandenga
El alcalde jefe o Ndungu no aparece, pero las multitudes sí hacen notar su presencia.
Los portavoces y estandartes Chindoka se sitúan a la izquierda y Kaluwe, ‘el borracho’, se muestra con su calabaza llena de cerveza y melaza. Tomo, el marabú, salta con sus alas sobre el escenario, haciendo aspavientos como si pudiera ya echar a volar.
Resultado de todo ello es el ataque de histeria de la multitud, provocado por ‘el borracho’ y la parodia que ‘el alado’ monta trastabillando por todas las escaleras.
Cientos de pequeños quioscos aparecieron durante la noche, ofreciendo sus viandas, bebidas o abalorios.
El ganado para el sacrificio se prepara, así como los músicos y grupos de danza sin que para nada disminuya el tronar de los tambores que expanden su sonido por todos los rincones.
Ngulu, ‘el cerdo’ siempre está dispuesto a ser el punto del regocijo constante, sin decaer. La suave luz de la tarde se vuelve macilenta, esperando otra larga noche.
Kilómetros de distancia más arriba, donde acampa buena parte de gente, se sigue oyendo el ruido del festejo hasta bien entrada la madrugada.

Kaluwe, el borracho, entretiene a la multitud de casi sólo niñas que se reúnen a molestarle por sus impertinencias y proceder, los niños están aún en su mukanda. |
Cuarto día homenaje a el Mwangana Ndungu
Es el día crucial. Se celebra anualmente a finales de agosto o principios de septiembre, siempre contando con el Jerarca Ndungu.
Al comenzar el día, ya la multitud abarrota el espacio.
Con meses de antelación se han dispuesto accesos obligatorios y los lugares adyacentes al palacio, quedan clausurados ese día.
Los Vakachinyama, reunidos, homenajean al teniente de alcalde, el Mwangana Ndungu.
La bandera ondea, mientras cuatro espadas señalan hacia un punto concreto, es el símbolo de la unidad del pueblo.
Al son de la poderosa llamada de un tambor de hendidura, el mwondo, los dignatarios comienzan el desfile por el recinto, propiciando cánticos y danzas que se prolongan todo el día.
Ese día, otros dignatarios, como los jefes luchazi, o lunda, honran al Jefe acercándose hasta su presencia. Incluso encargan coronas que se le entregan en representación personal y de sus súbditos, demostrando con ello respeto y verdadera armonía.
Kayipu el Rey de los makishi
Kayipu, el Rey de los makishi, entra en el recinto, acompañado de cinco graduados del mukanda, llamados tundaji. Kayipu es respetado y temido por los observadores, pues al acercarse a él, puede sobrevenir la muerte.
Tras Kayipu y los cinco tundaji, van el resto de los likishi y graduados caminado hacia la arena central.
Los bailarines Makishi, se alinean y se agachan a su paso guardando respeto.
Es un momento fantástico dentro del gran escenario.
Los cinco tundaji se muestran a los asistentes, luciendo sus particulares pinturas corporales, los ancestrales trajes mikuku, las faldas jizombo, y los insuperables tocados were. Siempre por detrás de Kayipu
Cada niño graduado, con un cuchillo de madera en la mano, y todos ellos juntos, son conducidos fuera del pequeño recinto junto a los tambores, donde finalmente y todos a la vez, sacrificaran un pollo con dichos cuchillos de madera.
Los hombres jóvenes bailan ante la multitud en un alarde de fuerza física, demostrando su virilidad.
Katotola, dotado de poderes mágicos extraordinarios, sacrifica una cabra, ayudado por Kayipu. Este sacrificio se llama Kutapa, y en él, Katotola, ‘el mago’ muestra también sus facultades físicas extraordinarias.
Chikishikishi o el fuego y la máscara
Chikishikishi, es el fuego y la máscara mas grande que se utiliza en las ceremonias; el investigador, Gerhard Kubik, en 1965, recogió una de estas máscaras en el pueblo de Sakateke, al oeste de Mongo en Angola, observando que al bailarla, echaban fuego y gran cantidad de humo.
Uno de los actuales bailarines más prestigiosos es Fredrick Mbilikita, especialista en el mukwale, las acrobacias y pasos de Mwana Pwevo.
Esta danza es conocida como kukinyina ku muchapa y es el culmen del día.
Los makishi se postran en señal de respeto ante la presencia de Kayipu, su rey, al que acompaña Katatola. | El wali, es el paso final de las niñas a la condición de mujer. Siempre supervisadas por las mujeres de la sociedad Ukule. |
Esta ceremonia de iniciación se lleva a cabo durante o tras la primera menstruación.
Tras aislarlas en unos recintos especialmente preparados llamados nkunka, el grupo de niñas conocidas como Myali, son asistidas por una experta maestra, la Lukwazi Mwali, que es la encargada del wali.
Esta maestra organizaba la escarificación de las niñas, los estiramientos de los labios vaginales y aplicaba las pinturas corporales, destinados a presentarlas como la mujer perfecta. Han aprendido mutenya, una seductora danza, donde mediante movimientos circulares de pelvis enseñan sus escarificaciones mikonda y muestran su encanto.
Las escarificaciones se aplicaban en el abdomen de las niñas para enfatizar su papel procreador, aunque en la actualidad estas prácticas están en desuso.
Innumerables presentes y elogios se hacen en honor de Mwangana Ndungu, muchos traídos ex profeso de fuera del país.
Ya todo tranquilo y disipada la nube de polvo, los implicados e invitados se marchan, pero el Likumbi lya aún tiene que concluir.

Muchachas tras el Wali, bailando mutenya |
Quinto día del Likumbi lya Mize de los Tshokwe
El quinto día comienza con otra manifestación colorida, con los likishi, dispersos a lo largo del recorrido. Una abigarrada tropa de juerguistas comienza a atravesar el río, contemplados por Mwendumba.
Mwana Pwevo también se dirige a la orilla oriental del Zambezi en su viaje de regreso a kuvumbuka.
Esto ya indica el final de la gran fiesta una aventura en el tiempo que indica su fin, mientras Mwana Pwevo recoge las efusivas muestras de despedida.
En todas partes se celebra el mukanda, con más o menos incidencia aunque si con el mismo entusiasmo, pero dicen que la ceremonia de los lozi, conocida como Kuomboka rivaliza con la del Likumbi Lya Mize, pero eso a un luvale no se lo insinúes, les produce furor y risa la comparación.

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