
El adjetivar africana a filosofía se torna, de nuevo, en una categoría inexistente.

INTRODUCCIÓN
Hace mucho que escribí este trabajo y releyéndolo de nuevo, me doy cuenta de la evolución, de la mía sobre todo y de la de ellos, ya no están perdidos, saben por dónde andan y quiénes son.
Ahora yo sé, que ellos saben mucho más que nosotros pues saben quiénes somos, e incluso quienes fueron ellos.
El saber ancestral
Mantienen el saber ancestral que es la inquietud, la resistencia del hombre africano a no dejarse vencer, pero sabe que no está solo, ellos lo hacen sabedores de que el grupo hace la fuerza.
Tienen y es valorado su esfuerzo o inteligencia, en ese orden, pero saben que les acompaña el grupo, que el individuo no está solo y por eso ríen.
Ríen, ríen porque se saben útiles, útiles para los otros, para la vida en común y que su esfuerzo es valorado.
Ellos no desprecian al semejante, pues sería no demostrar inteligencia y saben que ser inteligente es saber valorar aquello que se les asemeja.
Ese planteamiento que aún se sigue cuestionando, a pesar de lo anteriormente demostrado, nos lleva de nuevo a la pregunta, ¿se puede hablar de una filosofía africana?
Esta pregunta se interrelaciona con la aseveracion, actual, mil veces oída aunque directamente ignorada de “África no existe”…nada tiene.
Nada de cultura, nada de escritura, nada de pintura, nada de musica, nada de… parece que solo demandan.
Y eso es por nuestro propio desconocimiento del africano.
Nos apoyamos para esa crencia, en que no existe transmisión mediante la escritura de los pensamientos filosóficos de los pensadores africanos del pasado, lo que hace que aquellos y sus reflexiones nos sean desconocidos.
Lo cual no significa que no hayan existido, tal y como afirma Joseph I. Omoregbe ya que:
“Hay numerosos textos que nos han llegado en forma de proverbios, mitos, leyendas, cuentos y, especialmente, religión”.
Joseph I. Omoregbe
Las prácticas culturales africanas
Desde nuestras mentes europeas muchas de las prácticas culturales africanas se nos tornan ajenas e incomprensibles.
Pero lo anterior no debe ser motivo de rechazo.
La tradición oral o las creencias en sistemas de cognición como la adivinación ifa yoruba o la reflexión en torno a diversas cosmovisiones propias.
Por poner algún ejemplo, no deben suponer una negación, al contrario, tienen que tornarse como la puerta de entrada a otras maneras de pensar que pueden iluminar, y mucho, nuestro camino.
Realmente, escudriñando por rincones, se encuentran algunos trabajos que analizan todos ellos someramente, al hombre africano y su integración con su entorno.
Entre ellos y recopilando datos y sobre todo testimonios, hace ya muchos años, conseguí hacerme una ligera idea de cómo actúa y piensa el ser humano de ese continente, al enfrentarse a diario con su peculiar entorno y su día a día.
Aquí intento compilar esos conceptos que ellos tienen en su acervo cultural y que trasmiten oralmente, generación tras generación.
En un continente tan inmenso, con corrientes culturales distintas y sobre todo entornos tan diversos, crean soluciones sorprendentes, en función de sus necesidades.
Espero ser capaz de hacer llegar su enorme raciocinio, sentido común y de solidaridad y ese único concepto que ellos poseen de que el individuo existe si existe el grupo.
Filosofía Yoruba

Primeramente pedir al lector que se dé cuenta que aunque hablamos de seres humanos idénticos a nosotros, parten de una historia muy distinta y un habitáculo vivencial absolutamente distinto al nuestro, ni mejor ni peor, distinto.
Otorguémosles la capacidad de discernir por tanto, reconociéndoles el conocimiento de sus hechos y de ese entorno, el derecho a encontrar soluciones, sin duda ingeniosas y sorprendentes, pero muchas veces distintas a las nuestras.
No conviene ceñirse mucho al término acuñado en la Europa del siglo XIX, de que:
“La diferencia entre civilizado y primitivo, es que este no ha sido capaz de distanciarse del medio en el que vive”.
Si aceptamos aún eso, nosotros en nuestro ampuloso medio seremos más primitivos que ellos.
No digamos ahora, con nuestra adhesión inquebrantable al móvil o artilugios similares.
Entrando en materia, reconozcamos que desde el origen de los tiempos aquello que desconocemos nos impone e incluso nos da miedo.
El origen de la Religión
Y eso, querámoslo o no, es el origen de la Religión y esta es la consecuencia de la relación con algo que nos trasciende.
El africano no está más dividido en cuanto a conceptos religiosos, de lo que lo está un musulmán o un cristiano.
Sus conocimientos sobre la enfermedad, lo anormal, la muerte, el poder o los maleficios están en clara sintonía con las posibilidades que tienen en su entorno, pudiendo desde fuera parecernos a veces aberrantes.
Pero está claro que como en toda condición humana se trata de pervivir, y ellos en ese entorno son unos maestros
Sus creencias y conceptos espirituales les trasponen a la emoción mística, a esa conexión entre el hombre y lo invisible.
La enormidad del continente con la diversidad de contrastes y elementos variables, pueden hacernos creer en incoherencias cuando generalizamos.
Pero siendo su entorno e incluso cada ecosistema una enorme fuente de información, hay que tener claro que aún con conceptos comunes, cada individuo es su propia religión.
Nosotros con nuestro metro, ellos con el hasta de una vaca, acabamos midiendo la misma distancia, eso, medir con el hasta de una vaca, no es “denigrante”, ni tampoco “deblanqueante”, en tal caso y mejor, coherente.
No todo tiene que pasar por nuestro raciocinio pues ellos tienen sus razones.
Sistemas y pensamientos filosóficos
Ninguna sociedad ha escapado a este afán de exploración a través de la reflexión, es decir, ninguna sociedad ha dejado de producir sus propios sistemas y pensamientos filosóficos.
Sin embargo, la forma de trasmitir estos conocimientos, a través de los textos escritos o de la transmisión oral, facilita, en el caso de los textos, o dificulta, en el caso de la transmisión oral, la realización de una historia de la filosofía africana.
Como en nuestro caso, ellos con sus ritos y liturgia tienen el convencimiento de llamar la atención de lo visible o invisible.
Siendo estos, ritos y liturgia, el lenguaje de comunicación con lo desconocido, es sin embargo necesario conocer el entorno donde se desarrollan estas ‘lenguas’ para empezar a comprender las claves de ese patrimonio espiritual.
La espiritualidad
El rasgo común de la espiritualidad de todos los pueblos, y los del hombre negro no están exentos, es la comprensión de sus límites, por tanto de su impotencia y por tanto de en su interdependencia; en eso ellos son maestros.
Su concepto del YO, alberga con naturalidad un punto de ruptura situado en la linde de lo consciente y de lo inconsciente.
Otorgando al hombre una amplia gama de propiedades parahumanas y, con esa misma naturalidad, dan cabida a la bilocación, videncia, metamorfosis, reencarnación…
Su Yo es social, no individual, pues lleva incorporados los genes de sus antepasados.
Realmente sorprende comprobar cómo los yoruba entienden al hombre igual que lo hacían en los tiempos más antiguos de Egipto, cambian el idioma pero no el modo.
Ara, Emi y Ori
Ellos encuentran que al igual que aquellos, el ser humano está compuesto por tres elementos, a saber:
- Ara o cuerpo físico,
- Emi la conjunción de mente-alma
- Ori lo que la cabeza pensante encierra
Ya hemos visto cómo se explica esto en la cosmogonía yoruba pero recordémoslo.
Primero, se dice que Olodumare, Dios Creador, asignó a Obatala, la formación del cuerpo físico de las personas.
Obatala, lo primero que hace es dar forma al tronco, insertando en él los órganos y los huesos a los que rodea de músculos.
Deja a su ayudante principal, Ajala que sobre su obra coloque el cerebro al que debe proteger con un sólido cráneo formando la cabeza.
Y a Ogún, el dios herrero, que recubra los huesos de brazos y piernas remantadolos con hábiles manos y ligeros pies.
Olodumare
Cuando una persona enferma, su enfermedad puede tener causas físicas, afectando a Ara el cuerpo, o causas espirituales que afectan al Emi, pero que físicamente se manifiestan en el Ara, cuerpo.
En este caso, los tratamientos para curar la enfermedad física no tendrán efectos si previamente no se solucionan las causas espirituales.
Cuando Ara, el cuerpo físico, está satisfactoriamente compuesto, se dice que Olodumare le proporciona el Emi.
Las facultades mentales
Este Emi sería el proveedor de las facultades mentales, es la esencia de la vida de cada persona y portador de su destino.
Es parte del Ser Supremo por lo que tiene un carácter divino, es anterior a la existencia de la persona y sigue existiendo tras la muerte de ésta.
Por esto, suele traducirse como el alma humana, comparable al alma de otros sistemas filosóficos.
Su manifestación física es el binu o respiración.
Después de que se ha añadido el Emi al Ara, cuerpo físico, se cree que la divinidad Ajala, termina el proceso proporcionándole la cabeza interna esencial a Ara llamado: Ori es el portador del destino y la personalidad.
La traición oral
La traición oral yoruba dice que el Ori es colocado en la persona pero no elegido por ella, por lo que se deduce que la persona no dispone del llamado ‘libre albedrío’ sino condicionada al futuro al destino.
Aunque actuando ante ellos con autonomía, el vaso no es tuyo, pero puedes beber en él lo que quieras.
Es la parte espiritual que desaparece con la muerte y que aporta el carácter y personalidad.
Es decir, quien define las características psicológicas de una persona.
Su diferencia con el Emi es más perceptible durante el sueño, periodo durante el cual el Emi permanece dentro de la persona como lo demuestra el binu con su cadencioso movimiento.
Mientras que el Ori puede abandonar el cuerpo para viajar libremente, e incluso puede relacionarse con el Ori de otras personas.
Esta idea de que el espíritu de la persona puede dejar el cuerpo durante el sueño no es exclusiva del pensamiento yoruba sino que está muy extendido en muchos pueblos africanos.
La sanación modos y maneras

La sanación entre los Yoruba es tan antigua como lo revelado por Orunmila sobre el culto Ifa.
Según la tradición en la ciudad de Ifé hace más de cuatro mil años, y que se guarda en el Itan, el compendio del conocimiento tradicional y religioso de los yoruba, del que forma una parte más y que como los otros también evoluciona.
La medicina Yoruba
Para entender los principios de la medicina Yoruba, hay que tener en cuenta otra cultura médica de la que ella procede, la del Antiguo Egipto.
Lugar donde por primera vez en la historia médica se separaron los elementos religiosos, mágicos y empíricos.
Hipócrates
De donde, hacia el año 750 aC., el griego Hipócrates, padre de la medicina occidental, aprendería los principios y las técnicas que llevaría a Europa.
Cuando el Pueblo Yoruba inició su emigración desde el Valle de Nilo, hace más de 4.000 años, el relato cuenta que llevaron consigo la ciencia medica egipcia y sus conocimientos herbarios.
Fueron incorporando a ambos no solo su propio ideario religioso y sus hábitos culturales, también el conocimiento de flora y fauna.
Oloogun
El trabajo del oloogun, médico o sanador, es ayudar al paciente a superar las fuerzas contrarias que pervierten su salud.
Los Orisha, espíritus o deidades enviados desde el cielo por Olodumare.
El dios Supremo, para luchar continuamente a favor de la superación y purificación de la naturaleza humana, se ven constantemente en lucha con los Ajogun.
Seres del inframundo, fuerzas perniciosas cuyo único objetivo es atribular, corromper y destruir al ser humano.
De entre los muchos orisha que interactúan con Osanyin aportando sus particulares facultades, veamos a continuación los siete orisha mayores.
Los siete orisha mayores
Estos siete orishas tienen una clara correlación con el antiguo concepto egipcio de las siete puertas que hay en la cabeza, 2 oidos, 2 ojos, 2 narinas y la boca, cuya contraparte son:
Obatala
Obatala: Hacedor del hombre, aquel que va de blanco; cura enfermedades y deformidades.
Se ocupa de los problemas de la cabeza y huesos, y de producir los fluidos blancos del cuerpo.
Para lo que utiliza: scutellaria, salvia, nuez de kola, albahaca, hisopo, verbena azul, sauce blanco y valeriana.
Eshu
Eshu: El Mensajero, negociador entre las fuerzas negativas y positivas del cuerpo.
Auxiliador, potencia el poder de las hierbas.
Se ocupa de: proteger el sistema nervioso.
Para lo que utiliza: todas las ‘hierbas medicinales’ u Owe .
Ogún
Ogún: Deidad del hierro, el liberador; divinidad que despeja el camino de obstáculos, así como a los flujos y energía vital del cuerpo.
Se ocupa de: el corazón, riñones, tendones, y nervios. Para lo que utiliza: eucalipto, alfalfa, majuelo, perejil, ajo.
Yemaya
Yemaya: Madre de las aguas, los manatiales y de la sexualidad.
Regula y propicia el fluido amniótico en el útero de la mujer embarazada, así como, los pechos que alimentan.
Es la energía protectora de la fuerza femenina.
Se ocupa de: prevenir problemas de útero, hígado, pechos y nalgas.
Para lo que utiliza: alga marina, actaea racemosa, áloe, espirulina, menta, flor de la pasión, raíz de ñame silvestre.
Oshun
Oshun: Divinidad de la feminidad y fertilidad; es la sensualidad, belleza y gentileza, simboliza claridad y elegancia de movimientos, tiene el poder de sanar con agua fresca.
Protege de los desórdenes en el cuerpo de la mujer. Se ocupa del: sistema circulatorio, órganos digestivos, tránsito intestinal, zona púbica de la mujer.
Para lo que utiliza: Raíz de bardana, canela, oreganillo o hierba del venado, anís, frambuesa, camomila, loto, agathosma betulina, mirra, equinácea.
Shango
Shango: Deidad de trueno y relámpagos. Símbolo de virilidad y fuerza vital. Posee la habilidad de transformar los elementos pobres en puros y valiosos.
Se ocupa de: proteger el sistema reproductor del varón y la médula ósea. Para lo que utiliza: plátano, hibisco, zarzaparrilla, cayena.
Oya
Oya: Diosa de las tormentas y tempestades, trae los vientos del cambio; guardian del cementerio. Siempre fiel aliada de Shango es la renovadora la que trae los cambios, para que de lo que muera resurjan nuevos y limpios horizonte .
Se ocupa de: los pulmones, sistema respiratorio y membranas mucosas.
Para lo que utiliza: verbascum, raíz de eupatorium, helenium.
Ajogun
El Oloogun, médico que practica la medicina yoruba, además de analizar los síntomas del enfermo, busca las causas emocionales y espirituales de la enfermedad, para aplacar las fuerzas negativas o ajogun.
Sólo después, propondrá el tratamiento que considere adecuado y que puede incluir, además de enémas, la ingesta de hierbas en infusión, baños espirituales, oraciones y sacrificios rituales.
Canciones y bailes, así como vigilar y adecuar lo que el enfermo come, entre otras posibilidades.
La curación
Consideran que la única curación completa para una dolencia debe incluir un cambio de ‘conciencia’ u Ori, donde el individuo reconozca la raíz del problema y desee erradicarla.
Consideran poco realista al médico occidental, porque actúa más paliando el dolor con drogas, sin entrar a fondo en el porqué de la causa que provoca el malestar; elimina el dolor, pero no la enfermedad, que aunque de momento remita sin duda volverá a afectar al enfermo.
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