
El primer encuentro entre los exploradores portugueses y el rey Nzinga a Nkuwu del Reino de Kongo fue entre 1481 a 1482.
Ocho años después, el Rey Nzinga a Nkuwu pediría, por razones desconocidas, ser bautizado, y en el proceso cambiaría su nombre a João I.
Esclavitud en los R. Kongo
La cristianización de Kongo causaría que muchos nobles cambiaran sus nombres a variaciones portuguesas, y también implicaría la adopción de títulos europeos como ‘duque’, ‘conde’ o ‘rey’.
La mayoría de los nobles se convirtieron voluntariamente junto con el Rey, y todos estos conversos aceptaron el bautismo sin mayores incidentes.
No se sabe cómo recibió el pueblo esta novedosa propuesta religiosa en ese primer momento, aunque es fácil presuponer que no todos lo recibirían con agrado. Se dice que el Rey João I renunció al cristianismo en sus últimos años.
Alrededor de 1506 murió João I y fue sucedido por su hijo primogénito, que al igual que su padre adoptó el cristianismo con el nombre de Afonso.
Dicha conversión produjo la profunda discrepancia de su hermano que no aceptaba el cambio y abogaba por mantener sus creencias tradicionales.
Tal discrepancia derivó en escarceos bélicos en los que finalmente se impuso Afonso y los cristianos.
Nunca hubo consenso en esta cuestión.
La jerarquía y clero portugués en Kongo, tuvo controversias por esta causa con diversos reyes de Kongo denunciándolos ante el Papa en Roma.
El rey Diogo I
El rey Diogo I, que gobernó Kongo desde 1545 a 1561, fue repudiado por esta jerarquía portuguesa al considerar que estaba haciendo un vacio a la iglesia y propugnar actos anti portugueses, retirándosele las prebendas que recibía de Portugal.
Álvaro III, o Ndo Luwalo III que gobernó de 1614 a 1622, fue también a su vez denunciado ante el Papa por las dificultades y control que impuso al clero.
Tanto los historiadores como otros documentalistas, tienen conciencia y así lo expresan, que la Iglesia Católica nunca tuvo ni el seguimiento ni la implantación de la que alardeaba el clero portugués. Afirman en realidad que el cristianismo era uno más entre los diversos y múltiples cultos que practicaban los kongoleses.
Por necesidad tal vez, más que por convencimiento, si aceptaron o presentaron ceremonias con similar liturgia a las cristianas en la que fusionaron prácticas del cristianismo con las propias.
No hubo por tanto una conversión generalizada, sino liturgia ceremonial como hemos dicho, tan llamativa como aún se puede ver, con sus albas, casullas cálices y copones, pero que solo adornaban, sin alterar, sus propias creencias.
Muchos misioneros portugueses en ambos continentes, África y América, vieron y manifestaron cómo en gran medida, en África, se debía convivir y pasar por alto la creencia local, mientras que en América, sí se reconocía la fuerte aceptación de las creencias cristianas, aunque de esto también habría mucho que decir ahora.
Misioneros en el R. Kongo
En el Reino de Kongo existían ya antes de la llegada unas acendradas creencias y valores culturales, y si los misioneros durante esos siglos podían subsistir, al margen de la devoción a su fe, se debía también en gran medida a la protección que les otorgaba el Rey y a su contribución económica.
Lo que obligaba a estos misioneros a andarse con cuidado y mostrar grandes dosis de diplomacia, ante aquellos otros oficiantes y creyentes en las creencias locales.

En 1471, durante el reinado del rey Nzinga Nkuwu, los portugueses suben por la desembocadura del que llamaban Kongo dya Luangu y que ellos bautizan como Río de Gabao o Gabón*7. No es hasta 1482 que ambos entran en contacto.
* Nota 7: Hoy rio Congo
Nada se sabe sobre la esclavitud en el Reino de Kongo antes de ese contacto, aunque varias fuentes confirman la existencia de una tradición por la que los individuos capturados por los pueblos conquistados pasaban a ser esclavizados ya en el entorno de entre los siglos XIV al XV.
Diogo Cao
En1482, al mando del navegante Diogo Cao los portugueses penetran hasta el corazón del Kongo. Como cualquier aventurero van buscando riqueza y por qué no, también enseñar su fe. Para ámbas pretensiones necesitan imponerse demostrando su poder con suficiencia y arrojo conscientes de que el número va en su contra.
Seguro que aunque fuera lo último que quisieran, alguna demostración de su mayor poder dejaron a su paso. En aquella época el mercado, cuando no, mandaba y las mercancías demandadas eran la mano de obra, los metales nobles y tras estos especias y o aceites.
Entre 1482 yhasta 1855, se calcula que unos 13, trece millones de personas de Kongo dya Ntotela fueron esclavizados y deportados. Esto se explica por la necesidad del Reino Kongo de mantener su relación con Portugal, que le demandaba un suministro constante de esclavos para su exportación a los nuevos territorios americanos como el inmenso Brasil.
Parece que ya de mucho antes y según se ha dicho más arriba, era común el uso de esclavos en el reino, pero también fue este comercio y su exportación a Europa y América la causa de la inestabilidad y conflicto en el Reino, que prácticamente le llevó a la disgregación.
Comercio de esclavos
Los portugueses, tras su contacto con el Reino de Kongo, comenzaron casi de inmediato a comerciar con esclavos kongoleses, a pesar de la reticencia del Rey, negativa documentada al principio, que pretendía proteger al menos a aquellos de entre sus súbditos, siempre y cuando demostraran su origen, de la esclavitud.
Este era Nziga a Nkuwu que reinó de 1470 a 1509 y que el 3 de mayo de1491, tras convertirse al catolicismo fue bautizado con el nombre de Joâo I; al que sucedió Mvemba a Nzinga de 1509 a 1543 con el nombre de Afonso I, que católico convencido impulsó la construcción de iglesias, creando unas hipotéticas fronteras del reino entre otras actividades.
Al igual que su antecesor, Joâo I se involucró en que sus súbditos con origen tuvieron una cierta salvaguarda desde la primera década de su reinado, ya que el Reino de Kongo estaba experimentando una rápida expansión de la población y territorio a través de sus conquistas, consiguiendo mantener el suministro constante mediante esclavos nacidos fuera del Reino.
La mayoría de estos esclavos provenían de las guerras emprendidas contra el vecino reino Mbundu de los Ndongo alrededor de 1512.
Mientras que desde primeros tiempos del contacto, la mayoría de los esclavos se exportaban a Portugal, ya el rey Afonso I retenía muchos esclavos para su propio servicio.
Tanto este como los reyes de Kongo posteriores mantuvieron esclavos, especialmente de entre los delincuentes así condenados, pero estos esclavos eran criollo kolongoleses por lo que no podían ser vendidos y menos aún exportados.

El Papa León X
En 1506 muere el rey Nzinga Nkuwu en Mbanza Kongo, capital del reino.
En 1518, el Papa León X consagra en Roma a Ne Lukeni Lua Nzinga como primer sacerdote católico negro. El propio reino papal mantenía ‘siervos’ negros.
Entre 1456 y 1543, reina Mvemba a Nzinga, mejor conocido como se ha dicho, por su nombre cristiano, Afonso I, durante el que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del reino, con la prohibición de las religiones tradicionales y el culto a los fetiches.
Esta imposición, no muy bien aceptada, llevó al movimiento conocido como ‘Revuelta de la casa de los ídolos’; tal vez para acallar o aplacar dicha revuelta, el monarca portugués del momento, 1512,
Manuel I, introduce una serie de reformas con la concesión de títulos de nobleza y de símbolos de poder de inspiración europea.
Los Ngola
En 1520 los portugueses, en sus ansías de conquista y control, pretendían acceder hacia el sur, el territorio Ndongo, donde se encuentran con la oposición de los Ngola, que les cierran el paso hasta 1526 que les cercan y a los que Afonso I se ve obligado a ayudar.
Durante ese mismo año, 1526, la correspondencia entre el rey portugués Joao III y el rey congoleño
Afonso I, claramente muestra que los portugueses apresaban y esclavizaban a kongoleños nacidos libres, incluidos hijos de nobles que acudían al rey en busca y demanda de sus hijos, para venderlos como esclavos.
Si bien algunos de estos nobles se sabe que estaban involucrados en el comercio de kongoleses nacidos libres, era manifiesto que la mayoría de secuestros para este comercio ilegal de esclavos, eran obra de los comerciantes portugueses que raptaban personas sin ningún miramiento haciendo redadas en las calles o entrando abruptamente en sus hogares.
El rey Afonso I
La palpable y dolorosa incapacidad para proteger a sus súbditos, planteó el más grave problema con el que tuvo que enfrentarse el rey Afonso I, que por doméstico, lo tenía constantemente presente y que acabó acarreándole la pérdida de legitimidad y respeto ante los ojos de su pueblo.
Las revueltas de los portugueses con los pueblos del sureste se vuelven constantes y no hay reinado tranquilo, siendo la más importante la que transcurrió entre 1560 a 1564 durante el que se ven involucrados los sucesivos manicongos, Nkumbi a Mpudi o Diogo I de 1545 a 1561;
Mpemba a Nzinga
Mpemba a Nzinga o Afonso II en 1561 que muere asesinado ese mismo año a manos de su hermano, con la aquiescencia y ayuda de los portugueses y que accede al trono ese mismo año de 1561 hasta 1567 con el nombre de Bernardo I. En esos tiempos, el Reino de Kongo, al amparo de los portugueses, se atribuía el dominio de un territorio inmenso, similar al de la actual Europa.
En el resto del continente, ingleses, daneses y franceses, apoyan otros ‘imperios’, por lo que las cortes europeas establecen acuerdos a nivel oficial entre cancilleres, o tácitos entre las fuerzas que ocupaban territorio africano, pero todos, con la pretensión de controlar el comercio de esclavos y abastecer de mano de obra las tierras apropiadas en el continente americano.
Todos estos ocupantes sí se ven necesitados de acceso al mar lo que se consigue por la fuerza o por dichos acuerdos cerrados en el territorio, más que por los ceremoniosos de cortes y cancillerías que en realidad desconocían lo que sucedía de verdad in situ.
Entre 1568 y 1587 durante el reinado de Álvaro I, en el territorio del Reino de Kongo se mantienen o surgen un sin número de conflictos con varios de los pueblos, que en mi opinión no tenían claro que le debieran sumisión, o al menos plantaron cara a tal requisitoria.
Paulo Dias de Novais
En 1571, el capitán Paulo Dias de Novais y sus tropas entraron en el territorio Mbundo, en 1576 crea la fortaleza de São Paulo de Luanda en la que establece su base de operaciones.
Desarrolla una política de negociaciones con los jefes tradicionales de las entidades políticas más pequeñas, las sobas, acordando normas respecto a cómo actuaría militarmente contra quien se opusiera a los intereses portugueses y a la expansión del catolicismo que deja en manos de los misioneros jesuitas, carmelitas y capuchinos, de esta manera consigue incorporar gradualmente a Ndongo.
Esto, según Birmingham 1974:
“Dejó a las sobas reducidas a una mera condición de vasallaje y sujetas por tanto al pago de impuestos, una situación que marcó el punto de partida para la futura provincia de Angola”.
Tal vez todo esto propició el que diversos pueblos se aunaran o según otras fuentes relatan, como Filippo Pigafetta en su ‘Regnum Congo’ de 1591, los Jaga, un pueblo sumamente belicoso que practicaba el canibalismo, que inician la llamada ‘Invasión Jaga’*8, suceso muy nombrado o significado aunque no verificado convenientemente pues ni siquiera hay una idea clara de que tal pueblo existiera, y que algunos confunden o piensan que fueran del grupo étnico Yaka.
Las invasiones Jaga
Esta historia sobre las invasiones Jaga es muy debatida por los historiadores. Se dice que durante la invasión lograron capturar la ciudad capital de Mbaza Kongo.
Fueran unos u otros, sí es cierto que el conflicto causó una grave crisis económica en el Reino, hasta el punto en que los padres se vieran abocados a vender a sus hijos o los hermanos mayores a hacerlo con los más pequeños para que el resto de la familia pudiera pervivir.
Una cantidad sin precedentes de kongoleses nacidos libres fue vendida a los portugueses durante este tiempo, incluidos príncipes y nobles.
* Nota 8: Este tema de la ‘Invasión Jaga’ merece, por lo peculiar, un comentario aparte, del que trataremos en el apartado ‘Misceláneos’.
Los reyes de Kongo
Los reyes de Kongo en su entronización y entre otras cosas, juraban su deber de proteger a todos sus súbditos, ricos o pobres, e incluso a aquellos que hubieran sido esclavizados, lo que parece que todos intentaron con desigual éxito y que algunos consiguieron durante algún tiempo.
Tras la venta generalizada de esclavos durante la invasión de los Jaga, por ejemplo, el rey Álvaro I se indignó por la venta de sus súbditos, enviando un emisario a Santo Tomé, donde los portugueses antes de su envío a través del Atlántico hacinaban a los esclavos, para rescatarlos.
Su mediación logró que a la mayoría de esclavos capturados durante la invasión Jaga se les permitiera regresar a sus hogares y que los nobles esclavizados y los indignados e insurrectos se integraran de nuevo en la administración real.
Guerras civiles
Sin embargo, después de 1590, varias guerras civiles y rebeliones debilitaron la autoridad del Rey y causaron que una creciente cantidad de súbditos kongoleses fueran esclavizados.
La causa principal se debía a que para las potencias europeas sólo había un medio de acuerdo y una moneda de pago que no de cambio, el esclavo. Los europeos, potencias reales con sus armas de fuego y medios, no aceptaban otra moneda de pago que no fueran personas.
Los esclavos pasaron a ser la herramienta a través de la cual el Reino de Kongo desarrolló y sostuvo sus relaciones materiales, culturales y diplomáticas con las potencias europeas.
Los nobles kongoleses
Los nobles kongoleses podían comprar esclavos con la moneda local, los caurís para ellos nzimbu, como podía hacerlo con eso o cualquier otra cosa el europeo, pero en sus pagos a estos solo se admitían esclavos.
Sirva como ejemplo el que el Rey del Kongo, para conseguir que diversos obispos realizaran cultos religiosos en el reino, tuvo que pagar y pagó a la Iglesia Católica con esclavos.
Portugueses y holandeses en ese tiempo y zona, reyes del comercio y las transaciones, exigían dicho pago para surtir al rey y que este a su vez pudiera, con la venta a sus nobles y súbditos de otros enseres y productos, mantener su corte, dado que los impuestos ya los cobraban directamente los extranjeros.

El hacinamiento, suciedad y escasez de alimentos, sirvió para que los cautivos padecieran de innumerables infecciones, lo que añadido al mal trato derivó en que la mortandad de los esclavos antes de la travesía atlántica ascendiera al 70%.
Esto trajo enorme disputas entre vendedores y compradores para dilucidar quién se responsabilizaba de las numerosas pérdidas.
Minas de plata de Cambembe
Los portugueses no sólo controlaban el comercio de esclavos, sino que viendo la importancia de las minas de plata de Cambembe, las de cobre de Benguela y las de sal de Kissama se las apropiaron sin más miramientos agudizando el conflicto.
Según Heintze, 1981:
“La conquista efectiva del territorio de Ndongo ocurrió durante la primera mitad del siglo XVII, con una intensificación de los conflictos entre 1605 y 1641, un período en el que los portugueses tuvieron mayor éxito en sus incursiones en el territorio de Mbundo, lo que debilitó la autoridad de los ngola”.
Entre la espada y la pared, a los reyes kongoleses no les quedaba más opción que ceder a las pretensiones de unos u otros europeos y obtener así su apoyo, para intentar sofocar las rebeliones internas y ayuda contra cualquier otro imperio colonial que pretendiera ocupar otra parte del territorio.
Sirva para ilustrar, que en 1641, el rey Nkanga a Lukeni a Nzenze a Ntumba o García II de Kongo, que reinó de 1641 a 1660, solicitara la ayuda a los militares holandeses, pagándoles en esclavos, por su ayuda para derrotar a los condes de Soyo, nobles que habían prosperado y crecido en la parte norte del Reino y pretendían declararse independientes.
Desde que el Reino de Kongo había tenido que renunciar a sus pretensiones expansionistas a principios del siglo XVII, la oferta de esclavos no kongoleses había remitido.
Rebeliones como la de Soyo se convirtieron en una nueva forma de suministro de esclavos para el Reino.
A mediados del siglo XVII, se convirtió en una práctica común que las gentes kongos aunque nacidas libres, pudieran ser esclavizadas en base a una serie de infracciones, como faltar al respeto a un noble, robar en huertos o haciendas, rebelarse contra cualquier autoridad central o ser acusado de sedición aunque se fuera noble.
De hecho, si varios aldeanos eran considerados culpables de un crimen, toda la aldea podía ser esclavizada.
Siglo XVIII
El caos y el conflicto interno entre finales de 1600 e inicios de 1700 significarían el fin de la protección del Rey hacia sus súbditos en lo referente a la esclavitud; lo que conllevó el que cualquier individuo, sin discriminación, pudiera ser objeto de esclavitud, lo que causó una mayor inestabilidad dentro del Reino.
Durante este período de conflicto interno, sin control y donde nada valían las quejas, gran cantidad de personas, por el mero hecho de pertenecer a un pueblo conquistado, haber participado en algún acto de guerra o haber buscado refugio, fueron capturados por traficantes de esclavos británicos, portugueses y holandeses y enviados a través del Atlántico.
En 29 de de octubre de1665, tuvo lugar una de las más cruentas y dramática batalla, por una parte estaban los Mbuila, bien arropados por el fuego del ejército portugués y de la otra los Kongo dya Ntotela armados con sus jabalinas.
Tras diez meses de batalla, el ejército de Kongo dya Ntotela fue derrotado, siendo ejecutado mediante decapitación el Rey Nvita Nkanga, que hasta esa fecha había reinado desde 1661 con el nombre cristiano de Antonio I, y con cuya muerte se puso fin a la unificación kongo.
Antonio I
La gran cantidad de personas kongo que se encontraron en ultramar, llevó de vuelta diversas consecuencias a África. Por idioma, costumbres y sobre todo por sus creencias cristianas, estos kongoleses se reconocían y aunaban, y estaban mejor vistos por los colonos, que incluso les posibilitaban tiempo para dichas prácticas religiosas.
Durante estas reuniones aprovecharon para buscar el modo de cómo sortear tal indignidad y oponerse a ella por todos los medios, lo que condujo a que surgieran diversos líderes que aún son memoria entre los kongo, como Nganga Zumbu*9, que desde 1671 hasta 1695, condujo a esclavos huidos en Brasil contra las fuerzas portuguesas y holandesas a las que dicen derrotó en veinticinco ocasiones.
*Nota 9: Recordar que nganga es el genérico para médico mago o hechicero. Es posible que este nombre y hechos se hayan mitificado en el acervo kongo.
En 1698, período donde convergían las disputas hereditarias, fue Mama Mafuta, bautizada como Apolonia, la que alzó su voz entre su pueblo, en iglesias y plazas incitando a sacerdotes y colonos a que se permitiera la reunificación del reino y retomar sus orígenes, permitiendo a los esclavos a unificarse con sus familias.
Dona Beatriz
Entre 1702 a1706, Mama Vita Kimpa, joven muchacha de origen noble, conocida como Dona Beatriz, tomó el testigo de Mama Mafuta y no sólo con lamentos y palabras, sino buscando ejemplarizar, opta por donar sus bienes a los pobres a la manera de dos santos católicos importantes en ese entorno.
‘Antonio Africano’ el ‘Anacoreta’, nacido al sur de Menfis, Egipto, 253 al 358 d.C., y Antonio de Padua de 1195 a 1231, bautizado como Fernando y que no era originario de esa ciudad italiana sino de Lisboa, aunque sí murió allí como monje franciscano, aun cuando antes lo había sido agustino.
A rebufo de lo recogido de los misioneros cristianos, ella retoma la idea de que esta gente y la religión no dejan de ser algo que en origen proviene o coincide con conceptos o ideas de su religión tradicional, y se aferra a defenderlo basándose en los hechos y dichos de estos santos ‘antonianos’, instando reformas civiles y religiosas y planteando abolir, recordemos 1704, toda forma de esclavitud, tanto la europea como la tradicional africana.
Kimpa Vita o Dona Beatriz afirmaba que el origen de los blancos provenía de la piedra de esteatita que llaman fuma de la que se saca el polvo blanco y los negros de un tipo de ficus conocido como munsanda y que da higos, que no brevas, negros.
El ‘antonianismo’, vale recordar, fue un movimiento religioso de clara inspiración católica, y su gran originalidad fue ‘rehacer’ el legado evangélico, reinventando el catolicismo como si de una tradición típicamente congolesa se tratara.

Liturgias y métodos católicos
Así ella, se apropió de los mensajes, liturgias y métodos católicos como si fuesen patrimonio de la cultura bakongo.
Expresó una firme oposición a la prédica de los sacerdotes católicos que mostraban a todos los santos como blancos, y negándolo, sacralizaba lo negro y por derecho al Reino Kongo para gran consternación de dichos sacerdotes.
Kimpa Vita Beatriz afirmaba que Jesús, María y San Francisco eran negros; que el Belén de la Biblia donde Jesucristo nació era en realidad el lugar del Reino donde se construyó la ciudad capital de San Salvador y que fue bautizado en Nsundi, que era Nazaret.
A la vez, afirmaba que San Francisco era nacido en el clan del Marqués de Vunda, y que Santa María era esclava o sirvienta del Marqués Nzinga Mpangu, con lo que enmarcaba a figuras primordiales del cristianismo en el linaje congolés.
Del mismo modo, Kimpa Vita Beatriz, al ligar a Mbanza Kongo o San Salvador y Nsundi a la vida de Cristo, realzaba la importancia de esas ciudades en la organización política del reino, en la investidura del rey y en la relación de los principales linajes entre sí.
Proclamaba que la Biblia era un “objeto de la brujería europea” y eximía a los congoleses “de toda práctica religiosa extranjera”.
Nusamu a Mvemba
Esperaba conseguir y luchaba, por que el Reino de Kongo se unificara bajo un solo Rey, retomando el control perdido; apostó por Nusamu a Mvemba descendiente legítimo, que temeroso se mostró reacio, por lo que acudió a Nzuzi a Ntamba otro aspirante al trono, por todos los medios intentó que cesaran en sus rencillas y aunaran el reino.
Así, ante la inoperancia de unos y la intransigencia de los sacerdotes que no se atrevían con ella aunque si mandaban encarcelar o azotar a alguno de sus seguidores se propiciaron revueltas en las que alguna vez se derrotó a las fuerzas portuguesas alentadas por los colonos y clero católicos.
Llego a ser considerada la Juana de Arco del Reino Kongo. El 2 de Julio de 1706 fue arrestada y quemada viva.
Para Marie Louise Bastin:
“Los mensajes de Dona Beatriz se articulaban en torno a tres ejes: primero, el rechazo a la cruz y otras imágenes de Cristo que muchos africanos veían como potente fetiche; segundo, la noción de la africanidad de Cristo, que regresaría a liberar a los oprimidos; y, tercero, el inminente restablecimiento del reino y de la prosperidad”.
Creo que es conveniente advertir que mucho antes del nacimiento de Kimpa Vita, a la llegada de los primeros misioneros, San Antonio ya era objeto de un culto particular entre los congoleses, lo que testimonian desde el siglo XVI las conocidas ‘estatuillas fetiches’ llamadas Toni Malau o Muila.
Estos peculiares fetiches, son la representación del santo, se asemejan en poder al del jefe, el nkisi a luyaalu*10, exclamación esta última que alude a las fuerzas físicas de la naturaleza y al igual que este ‘ligado a la tierra’, le es conferido ‘al candidato a jefe por los jefes de grupos del mismo clan’.
* Nota 10: Los atributos del poderoso nkisi mpu llamados luyaalu, que viste el mfumu o jefe, se componen del collar luunga o sompola realizados por el nganga, con pelos de la cola de un elefante o búfalo que simbolizan la fuerza, dientes de leopardo que simbolizan el poder y cuernos de gacela que aluden al espíritu e inteligencia.
Los bakongo

Además, para los bakongo, el San Antonio con el Niño en brazos evoca, o más preciso, representa al tío materno, el ngudi a nkazi, el ‘dueño’ de todas y cada una de las personas que integran su clan, y al ‘antepasado ancestral, símbolo de fecundidad y fertilidad, y heredero del jefe espiritual de la tierra llamado Nsaku Vunda o Kabunga, y de su principio de autoridad’.
El Niño que lleva, además, representa al ‘Salvador del pueblo’. Pero entre el tío materno, ngudi a nkazi y su sobrino uterino el mwana a nkazi, aquel que le sucederá no lo olvidemos, existe siempre una lógica tensión, ‘una rivalidad natural que los opone entre sí y a sus grupos respectivos’ y por ello, en ellos se concita la potencial y temida posibilidad de que se realicen actos de brujería, máxima preocupación entre los bakongo.
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