
La historia antigua del pueblo Ewe es desconocida.
La creencia mayoritaria piensa y cuenta que el origen de la gente Ewe está en la actual región fronteriza entre Beníny Nigeria.
Las invasiones y guerras del siglo XVII los empujaron a emigrar a su actual ubicación.
Ciertos restos de asentamientos sugieren que los Ewe probablemente tuvieron cierta presencia en las zonas donde están ubicados actualmente, entre los siglos XII y XIII.
La historia antigua del pueblo Ewe

Estas evidencias datan su implantación a un período mucho más temprano de lo que se creía.
Sin embargo, otras evidencias también sugieren un período de turbulencia, particularmente cuando los guerreros yorubas del Imperio Oyo gobernaron la región.
Su propia tradición oral, la de ellos y la de todos los demás pueblos del entorno, describe al brutal y despótico rey Agorkoli de Notsie, también escrito Notsese, gobernando Kpalimé en el siglo XVII.
Estas gentes ocuparon el área comprendida entre dos poderosos imperios como eran los Akan y los Yoruba que les tenían asumidos y que utilizaban la zona como una especie de ‘tierra de nadie’.
Akan y yoruba
Algunos historiadores trataron en su momento de vincularlos con grupos étnicos akan y yoruba, pero estudios más recientes sugieren que estos son grupos étnicos distintos y que no son ni Akan ni Yoruba, aunque no hay dudas sobre la influencia que ambos les inculcaron.
Los Ewe mantuvieron relaciones cordiales con los comerciantes europeos durante la época colonial. Pero en 1784, se sintieron engañados y acosados por los daneses que tenían gran parte de su zona colonizada.
Se les opusieron con revueltas donde asolaron los establecimientos e intereses coloniales daneses, lo que obligo a que Dinamarca intentara establecer fortificaciones costeras a lo largo de la región Ewe para proteger sus intereses y a sus funcionarios y comerciantes.
Siendo los Ewe posteriormente atacados por tierra, víctimas tanto de los colonizadores daneses, como por la invasión de esclavos o gentes temerosas de serlo, escapados de los otros territorios que les rodeaban, o por los traficantes de esclavos y europeos varios que les atacaban desde el mar con sus buques y cañones, desembarcando y atacándoles emboscados, con el evidente interés de avituallarse y recargar sus buques con esclavos.
Cacicazgos
Políticamente estructurados en cacicazgos, las distintas demarcaciones Ewe formaban alianzas puntuales, que unos y otros incumplían y les llevaba a entrar frecuentemente en batallas.
Invadiéndose unos a otros clanes, en una especie de ‘totun revolutum’ o todos contra todos, e incluso atreviéndose a hacer incursiones en territorio de los Ashanti, permitiéndose la valentía de vender a los cautivos de estos y los suyos, que podían ser castigados siendo vendidos como esclavos.
Después de que la esclavitud fuera abolida y el comercio de esclavos se paralizara, la actividad económica principal de los Ewe, derivo a las exportaciones de aceite de palma y copra.
Las potencias europeas
Tras un acuerdo de las potencias europeas en el siglo XIX, África se dividió y repartió, siendo la región Ewe partida en dos desde el primer momento, e inicialmente cada una entregadas a las potencias colonizadoras alemana y británica.
Terminada la Primera Guerra Mundial, perdiendo la alianza donde se integraban los alemanes, sus territorios se dividieron entre los británicos y un protectorado mixto británico-francés, los vencedores.
El Togoland
Después de la Primera Guerra Mundial, el Togoland británico y el Togoland francés fueron renombrados respectivamente Volta Región y Togo.
El Togoland francés fue renombrado República de Togo otorgándosele la independencia de Francia el 27 de abril de 1960.
Leyenda sobre migración de los Ewe
El renombrado erudito, poeta y escritor Kofi Anyidoho en 2003: 3, resumió una de las versiones más famosas de las narraciones orales sobre la migración Ewe, de una manera muy animada, diciendo:
“La tradición oral de su historia cuenta que los Ewe en Ghana, en sus viajes migratorios a sus hogares actuales, probablemente el paso más importante que dieron en el futuro tuvieron que hacerlo ‘caminando hacia atrás’.
Narran con harta frecuencia que para escapar de la tiranía del rey Agokoli y de la ciudad amurallada de Notsie, en la actual Togo, los Dogbos, como se los llamaba entonces, tuvieron que salir de noche a través de una apertura secreta en la gran pared y luego avanzar hacia la libertad caminando hacia atrás durante una distancia considerable de Agokoli”.
En esta tradición oral generalmente conocida como xotutu, los Ewe se remontan a su establecimiento original que ubican en el estado de Oyo en Nigeria Occidental.
Se piensa que emigraron a su hogar actual desde Notsie, en Togo, en algún momento a finales del siglo XVII.
Se cree que la migración fue más producto de una huida que por un cambio de régimen en la ciudad.
Notsie
A su llegada a Notsie, reinaba el cazador, Adela Atogble, que los recibió con deferencia; pero después de su muerte, el sucesor, Agorkoli I, trató opresivamente a los Ewe llegados de Ghana.
El rey asignó los más comprometidos trabajos a los Ewe; obligándoles a construir bajo el ardiente sol las casas y la muralla de la ciudad con un peculiar adobe, compuesto de barro entremezclado con pedazos de vidrio, trozos de cerámica y espinas, que debían amasar con manos y pies, con las consiguientes heridas, siendo severamente castigados si no cumplían estrictamente el trabajo encomendado cada día.
Otra tarea asignada, era realizar ‘una larga cuerda’ hecha exclusivamente de arcilla, algo a todas luces imposible que se conocía por conllevar un estricto castigo.
La idea parece que tenía origen árabe, y se utilizaba sobre todo para tener controlados a los grupos de indisciplinados o perturbadores.
Togbui Tegli
Pero tras enterarse, Togbui Tegli, un anciano Ewe, se atrevió educadamente a preguntar a Agorkoli de esta manera:
“Xoxoawo nue wogbea yeyeabwo do”.
Que traducido dice:
“Déjanos ver una para hacértela igual”.
Enfureciendo sobremanera al rey, hasta llegar al extremo de exacerbar su crueldad a tal punto que ordenó dar muerte a todos los ancianos, temeroso de la autonomía que proclamaban propugnando su independencia.
Tras esta reacción del rey todos los ancianos intentaron esconderse y entre los que lo consiguieron también estaba el avispado Tegli, al que se le ocurrió un extravagante plan de escape. Ideó una artimaña consistente en que no se rompiera la rutina.
Como si nada pasara, las mujeres, como siempre, acudían a un lugar recóndito de la muralla a lavarse cotidianamente, lo que hacían en privado; en el mismo lugar lavaban la ropa en una más de sus actividades.
Y entre lavado y tendido, humedecían, al principio como siempre solía suceder, pero en cuanto podían y durante días incidían acrecentando la humedad en un mismo punto concreto, empapando el mismo tramo de pared de adobe con todo el agua que podían.
Togbui Asor
Cuando vieron que el muro estaba lo suficientemente empapado, se reunieron todos y Tegli entregó la Adekpui o ‘Espada de la Liberación’ a Togbui Asor un aguerrido y fuerte líder Ewe, que enarbolándola perforó la pared mientras Tegli convocando a los dioses proclamó:
“O Mawuga Kitikata, vuvo na mi ne miadogo, azo adzo”
“Oh gran Dios Kitikata, abre un hueco para que nosotros pasemos a través”
Las mujeres, los niños y las personas mayores que aún quedaban escaparon por la abertura.
Y con mucha astucia, tras cada grupo, se situaban de frente hombres más jóvenes para despistar tapando al resto, alineados junto con los que tocaban los tambores que redoblaban el sonido para simular que permanecían en el mismo sitio sin moverse.
Pero caminando aunque hacia atrás, para que por la dirección de sus pasos pareciera que llegaban en vez de irse, con lo que el ingenioso y astuto plan culminó con la huida de todos los Ewe.
Narraciones orales
Algunos expertos creen que es una historia recurrente sobre los conflictos entre poderes y o generaciones, ya sea entre el rey y los ancianos o entre padres e hijos, que se difunde ampliamente en las narraciones orales de África Occidental. Afirman, Paulme 1976, y Görög-Karady 1995.
De manera similar, el encargo de la ‘cuerda de arcilla’ es común en las narrativas árabes y de África Occidental. Gayibor 1984: 31, y Pazzi 1973: 24.
En la narración xotutu sobre Notsie, tales temas son específicos, focalizados y sobre todo debatidos: el episodio en el que el rey Agokoli ordena matar a los ancianos pone de relieve el conflicto político entre la monarquía y la Amega, el consejo de ancianos.
En un sistema en el que el rey, líder espiritual y político, solía estar apartado y entre otras cosas no podía ser visto en público, siendo el Amega, el consejo de ancianos, el poder que el pueblo veía y que se comunicaba e interactuaba con la gente.
Los sistemas Akan
Asumido de los sistemas Akan, el rey era dios en la tierra, a la que no podía pisar, tampoco podía ser visto, y sus ayudantes por ejemplo no lo podían tocar ni hablar ni verle comer entre otros muchos tabús, por lo que las trasmisiones del Amega, no era raro que estuvieran mediatizadas.
Y según Greene 2002, p. 1035:
“Un joven y tonto Agokoli busca deshacerse del conflictivo consejo de sus mayores al ordenar que todos sean ejecutados. Sus súbditos Ewe, sin embargo, tienen éxito salvando a unos pocos de la muerte. Y son los ancianos quienes exitosamente sacan a los Ewe de Notsie y escapan”.
Si la solución ofrecida en la narrativa de Notsie reafirma la autoridad de los mayores, otras historias ofrecen un discurso más ambiguo sobre la ancianidad.
Por ejemplo, una versión recopilada por Gayibor.-1984: 27, relata que uno de los ancianos se emborrachó durante una celebración y reveló el truco llevado a cabo por la gente Ewe para inducir a Agokoli a matar a su propio hijo.
Sandra Greene
Según Sandra Greene, el tema de la autoridad de las personas mayores cobra especial importancia cuando los cambios sociales, políticos y económicos durante el colonialismo, ponían en peligro el sistema social basado en la tradición y sabiduría recibida desde la antigüedad, trasmitida por sus más cercanos representantes.
“La resistencia a este cambio en la cultura de la autoridad, que se da en el área tomó varias formas, pero quizás la más interesante fue la popularidad de las narrativas que reforzaron la autoridad de los ancianos”.
Greene 2002: 1034
El período colonial
Desde el período colonial ha tenido lugar una intensa interacción entre las versiones xotutu orales y escritas.
Según los investigadores Gayibor en 1989, Sandra Greene y Birgit Meyer en Greene 2002, los misioneros alemanes activos en el área desde 1847, importante dato pues imperaba el estricto rigor del luteranismo en aquella época, promovieron no solo la estandarización lingüística basada en el lenguaje de los Anlo Ewe, sino también la idea de un origen común de todos los Ewes en la ciudad de Notsie.
Las versiones de xotutu que identificaban a Notsie como el ‘hogar primigenio’ se conocían en el área de Anlo, actual Ghana sudoriental, y se aceptaron generalmente, ya que se utilizaron para reconstruir los desplazamientos migratorios de los Ewe, buscando sus orígenes e historia en las escuelas misioneras.
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