
La identidad de funciones de herrero y jefe aparece atestiguada en otros muchos grupos de la región del Congo, en primer lugar en el Ogowe Superior, donde los forjadores son siempre hechiceros y frecuentemente jefes; en el Loango, donde el fuego sagrado nacional se halla a cargo de un sacerdote-herrero.
Entre los BaSon-gues, donde los herreros figuran inmediatamente después de los jefes; entre los BaHoloholo, donde figuran asimismo después de los jefes y los cazadores y antes de los subjefes y los chamanes», etc. (Cline, p. 125).
Funciones de herrero
Los Tivs de la Nigeria del Norte atribuyen al hierro la virtud de asegurar la comunión entre los muertos y los vivos; creen además que las herramientas de hierro participan de la fuerza mágica que impregna la forja y que se manifiesta sobre todo en el rayo (ibíd., p. 126).
Pero son sobre todo los mitos cosmogónicos y los mitos de origen los que nos explican la situación privilegiada del herrero africano y su función religiosa.
Gracias a Marcel Griaule y sus colaboradores disponemos hoy de una amplia documentación sobre la mitología del Primer Herrero entre los Dogones (círculo cultural del Volta) y los Bambara (círculo del Alto Níger).
Entre los primeros la profesión de herrero es muy estimada y sus herramientas ocupan un lugar importante en el culto, ya que el Primer Herrero es figura esencial de la mitología por haber recibido del Dios supremo, Amma, las muestras de los principales granos cultivables, que colocó en el interior de su maza, suspendiéndose luego del extremo de una cadena de hierro mediante la cual Dios le hizo descender sobre la tierra.
Según otra variante, los herreros vivían primitivamente en el cielo y trabajaban para Anima 13.
Pero como uno de ellos hubiese robado el mijo del dios, ocultándolo en su maza, Amma le hizo descender a la tierra; al tocar el suelo se hizo impuro y, por consiguiente, incapaz de volver a subir al cielo.
El Herrero Antepasado
Según una tercera variante, la más completa, el Herrero Antepasado construyó en el cielo un granero dividido en ocho departamentos que representaban los órganos principales del hombre: en cada departamento depositó uno de los ocho granos cultivables.
Este granero, construido de tierra celeste, fue llevado después a la Tierra por el Primer Herrero y allí, al dispersarse, se convirtió en el campo primordial puro, en torno al cual se organizó más tarde la Humanidad 14.
Fue igualmente el Primer Herrero celeste quien inventó el fuego, enseñó a los hombres la agricultura, así como a domesticar los animales15.
Genio Monitor Nommo
Según otros mitos, el Héroe Civilizador de los Dogones, el Genio-Monitor Nommo, se metamorfoseó en Herrero y descendió a la tierra para revelar a los humanos la civilización.
La acción de Nommo es visible en el cielo durante las tormentas: como el Dantsien San de los T’ou-jen, antes mencionado, hace estallar el rayo y golpea la tierra con piedras de trueno 16 .
La cadena Herrero celeste-Héroe Civilizador-agricultura-papel religioso del herrero no es monopolio exclusivo de los Dogones.
Se encuentra también, en una forma más o menos completa, entre los Sawadogo (Tegnaeus, página 35); entre los Gourounsi (Primer Herrero = Héroe Civilizador, el herrero ejerce funciones de sacerdote del fuego y del rayo; ibíd., p. 40).
Entre los Bolos, una de las poblaciones más arcaicas del Volta (según los mitos, el Primer Herrero, hijo del Dios supremo, descendió a la Tierra y reveló a los humanos el fuego, la domesticación y la agricultura.
Las ceremonias de iniciación
El herrero desempeña un papel importante en la vida religiosa y social, es maestro instructor en las ceremonias de iniciación, es adivino y profeta, etc.; Tegnaeus, pp. 42 y ss.).
De los Somones, pescadores Bambara (un mito cosmogónico atribuye al Herrero Primordial el papel de colaborador de la Creación; «el sa-crifícador en el culto del Genio del agua debe pertenecer a una familia cuyos antepasados fuesen herreros descendidos del Cielo»; Tegnaeus, p. 47).
En los Bambara, el gran sacerdote es casi siempre un herrero, y herreros son asimismo los que controlan las sociedades secretas.
Tauxier había demostrado ya que la misma situación aparece entre los demás Mandes, Malinkes, Guasulonkes, etcétera 17. Según un mito acanti, el Herrero descendió a la Tierra encargado por Dios de modelar dos docenas de hombres y de animales (Tegnaeus, p. 55).
Entre los Ewes, el herrero y las herramientas de la fragua ocupan un lugar de importancia considerable en la vida religiosa.
Se supone que el martillo v el yunque han caído del Cielo y es ante ellos donde se presta juramento; el herrero es el hacedor de lluvia y puede conducir una guerra a feliz término.
Según los mitos, el Primer Herrero —considerado a veces como el mismo Hijo del Dios supremo— fue enviado por Dios para concluir la creación y comunicar a los hombres el secreto de las profesiones I8. Para los Yorubas fue Opun, el Primer Herrero, quien forjó las primeras armas, enseñó a cazar a los hombres y fundó la sociedad secre secreta de Ogboni (Tegnaeus, pp. 82 y ss.).
Nzeanzo, el Héroe Civilizador de los Mboula, era a la vez herrero, médico y monitor: enseñó a los hombres todas las técnicas útiles e instituyó las cofradías de herreros (ibíd., p. 102).

La mitología del Forjador
Para los Tchambas, los Dakas, los Durrus v otras tribus vecinas, la mitología del Forjador-Héroe-Civilizador es extremadamente rica: el Primer Herrero les reveló no sólo el fuego y el medio de cocer sus alimentos, sino también el arte de edificar las casas, el comportamiento sexual requerido para tener niños, la técnica de la gestación, la circuncisión, las formas del enterramiento, etc. (ibíd., p. 104).
Dicho de otro modo, el herrero en los Durru y en otras tribus tiene un panel social-religioso más imoortante que el rey (ibíd., p. 105).
La mitología de los Kikuyos pone en acción a tres hermanos, Héroes Civilizadores: el primero les enseñó la domesticación del ganado; el segundo, la agricultura, y el tercero, el arte de forjar los metales (ibíd., pp. 142 y ss.).
Para concluir esta rápida revisión de ejemplos africanos recordemos finalmente que el ori-mer rey de Angola fue, según las tradiciones, el Rey Herrero (Tegnaeus, p. 172).
Todo el ámbito de la cultura paleonegrítica atestigua un complejo religioso del herrero que tiene sus fundamentos ideológicos en el mito del Herrero Celes t Celeste-Héroe Civilizador.
Nos engañaríamos, empero, al pretender explicar esta valorización ritual del herrero tan sólo por su papel en la fabricación de las herramientas agrícolas.

El herrero y el hierro
El herrero y el hierro no son necesariamente exaltados en las civilizaciones agrícolas, pues una civilización agrícola por excelencia, como es la de los eslavos, sólo utiliza el hierro con fines apotropeicos.
Pese a la vecindad de dos de los más antiguos centros metalúrgicos de la Tierra (Táurico y Yeniseico), los eslavos tienen una cultura material en la que los metales no desempeñan ningún papel19.
Es, pues, a las mitologías e ideologías religiosas donde habremos de remitirnos p?ra comprender la función de herrero.
Como acabamos de ver, el Herrero Celeste es el hijo, el mensajero o colaborador del Dios supremo: concluye su obra, y casi siempre en su nombre.
La «civilización» aportada por el Herrero Celeste no se reduce únicamente a 3a organización del mundo (que casi podríamos llamar un?, cosmología), sino que es también de orden espiritual: el Herrero Monitor continúa y perfecciona la obra de Dios haciendo ?1 hombre caoaz de comprender sus misterios.
Las sociedades secretas
De ahí el papel del herrero en las iniciaciones de la pubertad y en las sociedades secretas y su importancia en la vida religiosa de la comunidad.
Incluso sus relaciones con los jefes y los soberanos, con los cuales se confunde en ciertas regiones, son de orden religioso.
En cuanto a la situación menospreciada del herrero entre los Massai y otras poblaciones camiticas, hay que tener en cuenta no solamente el hecho de que estos pueblos no practican la agricultura, sino también la ambivalencia mágico-religiosa del hierro; como todo objeto sagrado, el metal es a la vez peligroso y benéfico.
La actitud ambivalente a propósito de los metales y del herrero queda probada casi de modo universal. el herrero y el artesano divino o semidivino son al mismo tiempo arquitectos, danzantes, músicos y hechicerosmédicos. «Hacer» algo es conocer la fórmula mágica que permita «inventarlo» o «hacerlo aparecer» espontáneamente.
El artesano
El artesano es por este mismo hecho un conocedor de secretos, un mago, y así todos los oficios implican una iniciación y se transmiten mediante una tradición oculta.
El que hace cosas eficaces es el que sabe, el que conoce los secretos de hacerlas.
Así se explica en gran parte la función del herrero mítico africano en su calidad de Héroe Civilizador: ha sido encargado por Dios de perfeccionar la creación, de organizar el mundo y, además, de educar a los hombres; es decir, de revelarles la cultura.
Importa sobre todo subrayar el papel del herrero africano en las iniciaciones de la pubertad y las sociedades secretas: en un caso como en otro se trata de una revelación de misterios o, en otros términos, del conocimiento de realidades últimas.
Papel religioso
En este papel religioso del herrero se advierte una réplica de la misión de Héroe Civilizador del Herrero celeste: colabora en la «formación» espiritual de los jóvenes, es una especie de monitor, prolongación terrestre del Primer Instructor descendido del cielo in illo tempore.
La tradición de un pueblo de pequeña talla, consagrado casi enteramente a los trabajos de la metalurgia y viviendo en las profundidades de la Tierra, queda también testimoniada en otros lugares.
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