
La máscara Adamma
Podría decirse que es una máscara veneciana, pero no, es una actualización derivada de la máscara Agbogho que ahora llaman Adamma y que la prestigiosa revista Life en Nigeria utiliza para un artículo de Junio del 2019, sobre la ‘Máscara Adamma y el Travestismo’.
Adamma o Adanma literalmente ‘hermosa primera hija’ de la familia, es una actual nueva máscara que recrea el ‘espíritu virginal’ de Agbogho, originada en Enugu. También la bailan solo hombres pero no se le otorga ningún valor espiritual, tan solo lúdico. AdaMma es un término común para indicar quién es la primera hija, también hoy.

Siendo la evocación del ideal femenino, pero portada y bailada por un hombre, es de alguna manera el punto de inflexión para que ámbos géneros acuerden los roles de actuación de cada uno en la comunidad. Lo que no quiere decir que al representar a una mujer, ancestral o no, pero ser un hombre quien la porte, no existan discusiones sobre tal conveniencia, lo que ellos zanjan aludiendo a que son parte de Mmawu y por tanto cosa de hombres, lo que no solventa las diferencias biológicas de sexos y lo que socialmente ello comporta.
Roles masculinos
Tal vez, esto es opinión, de ello derive la inusual permisividad, de permitir que las mujeres asuman roles masculinos. La transformación de las hijas en hijos o ‘hijas masculinas’ significaba que era posible que se convirtieran en herederos de bienes socialmente masculinos. Sin embargo, ya no podían casarse con otros hombres, por lo que para tener hijos tomaban a sus propias esposas ‘maridos femeninos’ y si los maridos femeninos tenían hijos, la adscripción filial pasaría a la ‘hija masculina’, el ‘genitor’ sería por tanto la ‘hija masculina’.
Se trata de género social, y si bien permitió a las mujeres la autonomía sexual, no quiere decir que los arreglos fueran lésbicos matrimonios entre mujeres lesbianas casadas, la orientación sexual es diferente y nada tiene que ver aquí.
Estas ‘hijas femeninas’ que optaban por cambiar su rol de género, asumían a la vez la autoridad y desempeño ‘masculino’ ejerciendo el papel de padre, protector y proveedor.
Lo anteriormente leído nos permite introducirnos en la historia, real y documentada, de la ‘Rey famenina’ de los Igbo, Ahebi Ugbabe, fallecida en 1948, primera y única mujer Eze o ‘jefa de orden’ en la Nigeria colonial, que alcanzó la más alta cota de poder por su saber hacer, pero que tras algunas decisiones contradictorias e intentar utilizar la flexibidad de género Igbo a su conveniencia, se vió abocada a la nada quedando su historia reducida a una máscara.
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