
Hay una amplia documentación sobre cómo afectó esta especie de hermandad, ‘los antonianos’, o secta, como llegó a tasarla la Iglesia Católica, a la esclavitud tanto en el Reino Kongo como entre los cautivos en el continente americano, pero por su incidencia en unos y otros y sobre todo en la influencia de los retornados, creo que un breve resumen no estará de más y puede dar una idea.
En 1708, siendo Nusamu a Mvemba manikongo de Ki Mpangu se vio obligado a componer un ejército de cerca de veinte mil hombres para intentar vencer a los antonianos y otros adversarios atrincherados en Mbanza Kongo, que tras la ejecución de Kimpa Vita dirigía Pedro Constantinho da Silva. Solo después de que consiguiera ocupar militarmente la ciudad en 1709 logró aplastar el ‘movimiento fetichista Toni Malau’, tan poderoso y temido como un nkisi a luyaalu.
Los antonianos
Nusamu a Mvemba, que había posibilitado la ejecución de la profetisa, fue paradójicamente, el responsable de que sus ideas se viabilizaran al rehabilitar y repoblar la capital, utilizando modos y medios antonianos de movilización para unificar y renovar su reino: de este modo el objetivo del antonianismo se logró, al menos fugazmente, aunque el movimiento no pudiera atribuírselo.
En 1709, una bula papal reconoció a Nusamu a Mvemba como rey del Kongo tomando el nombrede Pedro IV Afonso y reinando de 1709 a 1718, lo que aceptaron todos sus rivales, excepto Nzuzi a Ntamba que reinaba en M’Bula por aquel entonces con el nombre de João II.
No obstante, aunque unificado de nuevo, el reino jamás volvió a alcanzar el poderío de antaño; el rey era más un simple símbolo formal o imagen de un reino fragmentado entre los distintos clanes o jefaturas, que en su debilidad eran presa fácil de las manipulaciones de los intereses europeos.
Ambriz, Matamba, M’Bamba M’Bula, N’Kusu, N’Sundi, Soyo entre las más significadas, pero también las otras provincias que guerreaban entre sí en busca de privilegios que en realidad tan sólo alimentaban, exclusivamente, los intereses de cada grupo europeo, bien eclesiales, esclavistas o comerciantes, quienes en cada momento puntual les proporcionaban armas a unos u otros, en función de esos sus puntuales intereses, a lo largo de casi tres siglos.
el sacerdote Lorenzo da Lucca
Como si fuese un castigo divino, el sacerdote Lorenzo da Lucca, quien había sido decisivo en la ejecución y muerte de Kimpa Vita, testimonió que, viajando a bordo del buque Nossa Senhora Do Cabo, que en agosto de 1709 transportaba esclavos del Kongo a San Salvador de Bahía, en Brasil:
“Observó horrorizado que muchos de estos esclavos portaban medallas características de los antonianos”.
Es sabido que militantes antonianos esclavizados fueron exportados de manos de portugueses e ingleses a sus colonias no solo a Brasil, sino también a lo que hoy son Antigua, Barbados, Jamaica, Surinam, el estado de Virginia en los Estados Unidos, a la Luisiana y sobre todo a Haití. Muchos otros, por intercambio con otros tratantes, a colonias españolas como Cuba, La Española, actual República Dominicana y a otros países en tierra firme como Venezuela o Costa Rica.
Según Peter Wood, más del 60% de los esclavos arribados a Carolina del Sur provenían del Reino Kongo, y hacia 1739 se documenta que:
“Colonos aterrorizados de la región, atribuían a los esclavos misteriosas cualidades místicas, como la de aparecer y desaparecer en cualquier parte, habilidades que remitían a San Antonio al que se decía dotado también del don de la ubicuidad”.
La Rebelión de Stono
Thornton argumenta que:
“Prácticamente todos los esclavos de Carolina del Sur habían sido iniciados en el catolicismo, pero luego se asociaron específicamente a las enseñanzas de Kimpa Vita”.
Precisamente fue en Carolina del Sur donde estalló, en septiembre de 1739, lo que algunos consideran como el mayor levantamiento de esclavos en la historia de Norteamérica. Fue conocida como la Rebelión de Stono, por el nombre del río en cuyas márgenes, cerca de la ciudad de Charleston, se sublevó un importante grupo de esclavos de origen kongo, algunos de los cuales habían sido combatientes en la provincia de Mbamba y eran diestros con las armas.
De la misma manera, los rebelados atacaron un almacén de armas, quemaron viviendas y aterrorizaron las comarcas cercanas cantando, según algunas fuentes, rezos inculcados por Dona Beatriz Kimpa Vita. Se dice que tras estos sucesos huyeron a la Florida, que estaba bajo dominio español, donde se les otorgó la libertad, concediéndoseles tierras donde erigieron el poblado de Santa Teresa de Mose, que parece fue el primer enclave de negros libres en la historia de Norteamérica, acordando con los colonos españoles actuar desde ese enclave como guardia fronteriza.
Los colonos de Norteamérica
Según Thornton, fue a partir de esa revuelta que los colonos de Norteamérica se abstuvieron durante un decenio de importar esclavos provenientes del Reino Kongo, procurándolos entonces del África Occidental, hasta que los franceses por su colonia de Nueva Orleans los introdujeron de nuevo. Thornton también arguye que buena parte de los revolucionarios haitianos que en 1804 se lanzaron a luchar por la independencia de su país tenían la misma procedencia y eran igualmente iniciados del antonianismo, lo cual deduce por los cánticos que entonaban y que figuran dentro de la Salve Antoniana, en particular en los versos kanga mundele, kanga ndoki.
En una zona particular de Brasil, el Valle del Paraíba, se puede aún observar el legado antoniano, encontrando en numerosas de sus poblaciones pequeñas imágenes de San Antonio que se esculpieron en tiempo colonial.
Reino Kongo
Sea como fuere, y sin ser capaces de ponernos en su lugar, el esclavizado se vería impelido a recurrir a cualquier medio para paliar su exasperante situación, y estos seres humanos, provenientes del Reino Kongo no lo olvidemos, encontraron fuerzas en esa idealización de lucha y tesón contra la opresión que significaba Dona Beatriz Kimpa Vita, haciendo suyo el símbolo que la representaba, San Antonio, que dentro de sus posibilidades realizaban a modo de amuletos o medallas para identificarse entre los suyos y aunarse.
El coleccionista de imágenes religiosas Eduardo Etzel opina que se trata de talismanes o amuletos para la buena suerte rodeados de misterio, porque:
“Solo muy a desgana algunos de sus dueños acceden a mostrarlas y ni apenas a mencionarlas. Son amuletos de bolsillo que pueden ser portados sin que los demás los vean. Fueron confeccionados por personas de origen africano, porque escogieron un tipo de pino poco abundante, pero cuyo color, dureza y aspecto rústico, lo asemejan al ébano africano, a lo que se suma el hecho de que les superponen esos signos extraños que ellos hacen similares a cruces”.
Marina de Mello e Souza
La etnógrafa Marina de Mello e Souza ha estudiado estas representaciones de San Antonio, Toni Malau y de la Virgen María, Nsundi Malau, realizadas en el Reino Kongo en los siglos XVI y XVII y otras similares, producidas en la región del Valle del Paraíba, en Brasil, durante el siglo XIX . De estas últimas, dice:
“Tienen, en su mayoría, entre tres y quince centímetros de altura y son hechas con una madera nudosa de un tipo de pino ya casi extinto en la región, pero también las hay de cuerno, hueso y plomo”.
Hay constancia y evidencias, de que tanto quienes las hicieron como quienes llevaban estas imágenes fueron casi todas personas de origen congolés y angolano, donde era muy fuerte el arrastre de San Antonio y la influencia de los antonianos.
Conceptuados como esclavos, se les condujo a la región del Valle del Río Paraíba, en Brasil, en la primera mitad del siglo XIX, ya en la etapa final de la trata, y terminaron dotando a esta región de una extraordinaria proliferación de imágenes de Toni Malau. Esta conclusión documentaría también la persistencia del culto antoniano en la propia África un siglo después de muerta Kimpa Vita.
La cruz de los congoleses
Refiriéndose a diversas observaciones de Fu Kiau, precisa lo siguiente al respecto:
“Mucho antes de la llegada de los europeos y el cristianismo, ya los congoleses utilizaban la cruz, en una interpretación simbólica del ciclo eterno de la vida y la muerte, de ahí que los crucifijos a la llegada del cristianismo, se convirtieran en ‘emblemas fundamentales de los jefes’ por su función de ‘conectar el mundo de los vivos con el de los muertos’ que ya anteriormente tenían como símbolo para ellos”.
Asimilaron una imposición de algo estéticamente similar, que representaba para ellos algo situado por encima del concepto que creían imponer los colonizadores.
De esto Souza deduce que:
“La imaginería de los Toni Malau y las Nsundi Malau, habrían sido meros talismanes, ‘desconectados de las relaciones de poder en las que los gobernantes eran el vínculo con los espíritus’, y por ello ‘proliferaron en suelo americano donde las relaciones de poder eran mediadas por el sistema esclavista, que había destruido las antiguas organizaciones sociales africanas’ ”.
Souza sigue en su argumento, precisando que:
“En estas pequeñas imágenes de Toni Malau ‘son las tradiciones estéticas bantú, con su simplificación formal, las que prevalecen por encima del realismo’ de la imaginería popular portuguesa”.
Observa que a menudo se prescinde del libro o de la imagen del niño Jesús que generalmente acompañan a estas imágenes en Europa, pero lo que sí está siempre presente es la cruz, por la importancia de este símbolo en la tradición pre cristiana congolesa.
Las esculturas religiosas
También señala que, al igual que en las esculturas religiosas de los bakongo, en estas estatuillas brasileñas se aprecian tres partes bien definidas: cabeza, tronco y base circular o kinfuiti, que en kikongo significaría algo así como ‘tambor o tronco que funciona por o para la muerte’, lo cual denotaría una función de comunicación con el mundo de los muertos; en Cuba es el nombre dado tanto al instrumento de percusión como a su toque y al baile que se realiza acompañado por su música.
El tambor kinfuiti fue un instrumento sagrado, fundamental, dice:
“En liturgias especiales y ceremonias evocadoras de los muertos, para sus ‘funerales o para convocarlos en ayuda’, utilizándolo sólo con ocasión de ‘conjuros que saquen al muerto’ de su sueño”.
Vemos tras esto la gran influencia que tuvo lo que aquellas gentes llevaban consigo, su conocimiento para mucho de lo que tenía que ver con lo físico, y sobre todo, esto otro trascendente y místico, cuyo poso se mantiene tanto entre los habitantes del continente americano, como en el africano.

La abolición de la esclavitud
En 1758, Makandala, lideró junto a Mavungu, Makaya y Mananga el incio de la guerra de liberación de Haití.
En 1820, se promulgó la abolición de la esclavitud en casi toda Europa, propiciando el regreso de muchos esclavos a África, con numerosos kongo, donde llegaron en un primer momento a las tierras de Liberia y Sierra Leona.
Esto se debió a la compra por parte de EEUU de ese territorio, creando una nueva patria, dado que habían pasado varias generaciones con la consiguiente pérdida de identidad.
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