
Vudú y Libertad, Libertad y Vudú

La ceremonia vudú de Bois Caïman. 14 de agosto de 1791.
Un elevado número de esclavos de las llanuras del norte de Haití, se juramentaron para luchar hasta obtener su libertad de los terratenientes esclavistas franceses.
Tras esta ceremonia, el 22 de agosto, en la llamada ‘noche de fuego’, se inició la rebelión de los esclavos.
En la que se quemaron gran cantidad de plantaciones y fueron asesinados cientos de blancos.
LOS CIMARRONES Y LA REOVLUCIÓN HAITIANA
Este acto es considerado como el punto de inicio de la Revolución Haitiana.
En 1791 se produjo la primera Revolución Independentista triunfante en Sudamérica.
En Haití, entonces Saint Domingue o Santo Domingo, la más africana de todas las colonias de aquel entonces .
Los cimarrones
Y hoy en día, la más africana de todas las repúblicas americanas.
Fue una revolución de negros africanos esclavizados y traídos a América, que se habían escapado masivamente hacia las montañas.
Donde habían construido una sociedad y una cultura autónoma y libre, “de maroons”, los cimarrones.
El líder fue un sacerdote Vudú, llamado Zamba Bouckman. Con él Haití fue el primer país libre de América del Sur.

El vudú tiene sus orígenes más remotos en África.
Aunque no con ese nombre, que se adoptó tras la llegada de los esclavos libertos que retornaron a África, en principio a Liberia.
Cerca de las mismas regiones donde más activo había estado el tráfico de esclavos.
Saint Domingue
Los conceptos religiosos que aquellos primeros esclavos tenían en África se trasplantaron a América.
Donde enraizaron, prosperando con mayor vigor en La Española, luego Saint Domingue, hoy Haití.

En Saint Domingue donde ya residían más de medio millón de africanos y sus descendientes, fue donde el vudú germinó en una fe muy poderosa.
Firmemente arraigada en la conciencia social de esos hombres y mujeres esclavizados.
De especial importancia es cómo esa intensa fe, para todos los efectos constituida en una poderosa fuerza material, estaba identificada totalmente con la pasión por la libertad.
Y el odio al amo y a sus crueldades.
la revuelta de cimarrones
El episodio de Mackandal *3 y la revuelta de cimarrones y esclavos alrededor de los años de 1750, ofrece un testimonio dramático de la poderosa fusión de la fe del vudú.
Y la irreversible rebeldía de las poblaciones esclavas y cimarronas de Saint Domingue.
Solo ciertos mulatos, libertos, que se denominaban así mismos como los affranchis, algo así como ‘afrancesados’, se aferraron al más ortodoxo de los catolicismos romanos.
No perdían una oportunidad para rechazar el vudú, y de paso, cualquier herencia africana.

Grabado haitiano de finales del XVIII donde se ve a adoradores del Loa Legba, cuyo símbolo es la serpiente pitón.
Ajusticiamiento de Ogé
Vicente Ogé fue un liberto luchador abolicionista que tras interpelar a los diputados franceses en el mismísimo Paris.
Se trasladó a Haití para propiciar y al final encabezar la rebelión, en la que se unieron negros con cimarrones o mulatos, que a su vez soportaban la crueldad de sus amos.
La rebelión fue aplastada por los refuerzos enviados por la metrópoli y por la falta de recursos de los insurrectos.
Blanchelande
Ogé junto a otros, huyó a la parte española de la isla, pero a pesar del tratado de inmunidad que la corona española exhibía en estos casos, el gobernador, Joaquín García, lo entregó a los franceses.
El gobernador francés Blanchelande, le mandó ajusticiar públicamente, exhibiendo su cadáver junto el de sus compañeros, el 25 de febrero de 1791.

El hecho, pretendía servir de lección para todos los habitantes no blancos de la colonia.
Pretendiendo dejar a las claras, el status que ocupaba cada uno y que ninguna alteración al respecto sería tolerada.
La suerte estuvo echada.
El 14 de Agosto de ese mismo 1791, no obstante quedó marcado para siempre en la historia uno de los episodios más dramáticos que jamás fuera escenificado.
esclavos de Saint Domingue
Los esclavos de Saint Domingue se levantaron, derrotando a los dos ejércitos europeos más poderosos de la época.
El británico y el napoleónico.
Constituyeron la primera nación libre de América Latina.
Bois Caïman
Todo comenzó en Bois Caïman, en aquella época un tupido bosque en la región norteña de Morne Rouge, al suroeste de Cap Français.
Un cimarrón, descrito por los contemporáneos como un ser gigantesco, poderoso, grotesco.
Con un rostro más parecido a una talla de un dios africano que a la de un ser humano, feroz y temible, era un líder inspirador para los esclavos.
Su gran influencia sobre los esclavos del Norte se proyectaba también por su profundo dominio de las dimensiones espirituales del vudú.
Del cual era un reconocido sacerdote.
Dutty Boukman
Su nombre era Dutty Boukman, conocido por Zamba Boukman por sus seguidores.
Dice la tradición que su nombre se deriva del inglés de sus amos originales en Jamaica,
Quienes en reconocimiento de su dominio de la lectura le llamaban Bookman.
Esa noche retumbaron los tambores en el Bosque del Caimán.
Los esclavos y cimarrones bailaron con frenesí.
Cécile Fatiman
La Mambo, sacerdotisa vudú, Cécile Fatiman, invocó a todos los espíritus que vinieran en auxilio de sus hijos africanos.
En el momento culminante de la ceremonia, Boukman, esclavo y Houngan o sacerdote vudú, clavó un puñal en la garganta de un jabalí o cerdo negro.
Como recordaban se hacia en sus tierras de origen africano, sacrificado para conseguir, según su creencia, algún grado de invulnerabilidad en el enfrentamiento con sus enemigos.
Bebió de su sangre caliente, mientras elevaba su demanda en un cántico diciendo:
Eh! Eh! Bomba! Heu! Heu! “Juramos destruir a todos los blancos
Canga, bafio té! y todo lo que poseen.
Canga, mouné de lé! Antes de fracasar
Canga, do ki la! en cumplir este juramento,
Canga, do ki la! mejor morir”.
Canga, li!
Traducido libremente al castellano
tradición oral
Entonces, narran los cronistas que han recopilado la tradición oral, Boukman lanzó esta oración al cielo:
“El dios que creó la tierra; el dios que creó el sol que nos brinda la luz. El dios que sostiene los océanos; que hace tronar al rayo. Nuestro dios, el que tiene oídos para escucharnos. Tú, dios, que te alojas en las nubes; que velas por nosotros desde donde resides. Tú puedes ver cómo el hombre blanco nos inflige grandes sufrimientos. El dios del hombre blanco lo mueve a hacernos daño. Pero tú, nuestro dios, quieres que seamos justos. Nuestro dios es tan bueno, tan justo, que nos ordena vengar el mal que se nos hace; es él, nuestro dios, quien dirige nuestras armas y nos traerá la victoria. Él nos asistirá. Desechemos la imagen del dios blanco que ha sido tan cruel con nosotros. Escuchemos la voz de la libertad que clama en todos nuestros corazones”.
Boukman
La revolución de los esclavos
En pleno trance, procedió, a escoger de entre sus ardorosos seguidores a tres “generales” que les dirigirían a la batalla, en la primera ofensiva insurreccional en contra de los amos blancos.
Estos tres “generales” eran Georges Biassou, Jean François Papillon y Jeannot Bullet.
La revolución de los esclavos de Saint Domingue había comenzado.
Estereotipos sesgados del vudú
El cine comercial y la mala literatura, han creado una imagen siniestra del vudú.
Representándolo como una magia malvada que torna los muertos en unas criaturas asesinas.
Y en ocasiones, antropófagas, los notorios zombis.
Este estereotipo delata el persistente sesgo racista de la sociedad blanca, respecto a la minusvaloración de las sociedades con un pasado esclavista.
El ritual
Como todas las religiones, el vudú emplea el ritual y le imprime contenido mágico a la fe.
Las religiones que surgen de sociedades que aún se encuentran muy cerca de la naturaleza.
Le imprimen a sus creencias un contacto muy directo con las fuerzas que ésta encierra.
Y es capaz de experimentarlas como seres con vida y personalidad propia.
La naturaleza
Acumulan, además, un amplio, y secreto, conocimiento del poder farmacológico.
Curativo, narcótico o letal, de substancias provenientes de las plantas, los animales, o la materia inerte.
En el vudú, ciertas ceremonias, y el empleo de la música, los tambores, el baile, y substancias que producen esos efectos.
Pueden inducir catalepsia, trances, visiones, convulsiones y profundas transformaciones psíquicas.
Lo que no solo vemos en esta denostada y menospreciada religión, sino también en determinadas ceremonias religiosas.
Exaltadas hasta el paroxismo, mucho más cercanas a nuestro ‘civilizado’ entorno.
LA INSURRECCIÓN CONTRA LOS CIMARRONES

La insurrección de los esclavos, sacudió el inhumano sistema de explotación.
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