
Los Afar se asociaron en una confederación de cuatro “sultanatos”.
En lugar de ser sultanes hereditarios, cada sultán es nombrado por el pueblo, pero al parecer se le elige alternando entre cada una de las cuatro confederaciones.

Los cuatro sultanatos Aussa
Los cuatro sultanatos son Aussa, llamado también Asayita o Asaita y Biru en Etiopía, y los de Tajoura y Raheito en Djibouti.
Alguna de las fuentes informa con reiteración o por interés propio, de un quinto sultanato, el de Gobad en Djibouti.
El sultán es el lider religioso, así como jefe político, de su clan Afar. Algunas fuentes informan que hubo tradicionalmente ocho sultanatos, en vez de los cuatro de ahora.
Los Afar se mantienen al margen de todos los gobiernos centrales, y no responden a las oportunidades o sugerencias de cambio, resistiéndose a la dominación de los demás.
Solo están cautelosamente abiertos a los beneficios de la atención médica o a los de los programas del agua.

Djibouti
Es habitual observar grupos de Afar acampados a las afueras de la entrada de Djiobuti capital, a dónde llegan periódicamente para comerciar o por atención médica.
Los Afar, nómadas practicantes, han sido autónomos tradicionalmente. Su sociedad, esta organizada en torno al comercio de sal, el pescado y los oasis en los que se detiene tras sus agotadoras caminatas a través de un desierto de sal, tandeseado por otra parte por todos.
Recientemente se han visto afectados por las luchas mantenidas entre las fuerzas musulmanas que atacan las tierras altas y las llanuras de la costa del Mar Rojo y las fuerzas amáricas que pretenden mantener esa parte del territorio y de implantación cristiana.
La historia cuenta, la participación activa de los Afar en las campañas militares dirigidas por líderes musulmanes contra los pueblos cristianos de las montañas.
Los Afar han luchado con Ahmad Gran, el Emir de Harar, quien, en su intento de establecer un imperio musulmán en Abisinia en el siglo XVI devastó las tierras altas.
Aussa o Asayita, es ahora la capital del Estado de Afar , en Etiopía.
El sultán de Aussa

El sultán de Aussa gobierna desde la capital de la otrora gran Adal , un reinoAfar-somalí .
Los Afar, lucharon con las fuerzas musulmanas de este reino Adal contra el Amhara en el siglo XIX.
En las últimas décadas las relaciones con los pueblos vecinos ha sido más pacífica.
Nómadas y trashumantes

Son nómadas y como tal trashumantes, pasando de las tierras altas a las tierras bajas en función de la lluvia y de las inundaciones de los ríos.
Levantan sus casas y cargan los enseres en sus camellos y cuando encuentran un nuevo asentamiento vuelven a montarlas instalándose temporalmente de nuevo.

Las mujeres dirigen el hogar y son ellas quienes deciden como y cuando levantar la casa, encargándose de cargarla sobre los camellos.

Y como vemos se encargan de sujetar bien a estos animales sus pertenencias.

Ellas ordeñan las cabras y elaboran su tradicional mantequilla o ghee.

El festival tradicional de Al Saif
También son las músicos y animadoras de la tribu.

Las mujeres Afar en Djibouti celebran el festival tradicional de Al Saif o baile de la espada, Jile, tal como se cree se celebraba en el antiguo reino de Saba.

Como es costumbre entre los pueblos semitas, los matrimonios se realizan habitualmente entre primos hermanos.
Las líneas hereditarias del clan son patrilineales.

Las tasas de divorcio son altas.

Las mujeres llevan por lo general el pecho desnudo, algo inusual entre pueblos musulmanes.

Visten de cintura para abajo, a modo de falda, un velo o paño que denominan sanafil que tiñen de marrón o azul según su gusto personal.

Pueblos cusitas y bantúes

Entre las mujeres Afar se practica un tipo de circuncisión femenina a modo de infibrilación, consistente en coser en parte la vulva.
Se realiza a modo de ritual y es práctica habitual entre otros pueblos cusitas y bantúes.
La mujer Afar casada, se puede identificar fácilmente debido al uso de un tradicional tocado confeccionado con un velo llamado shash en su idioma y teñido de añil.
Utilizan a veces también como indicativo y símbolo de belleza un tinte ocre rojizo que mezclan con mantequilla y se aplican sobre el rostro.
depresión de Danakil
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La depresión de Danakil
Una gran parte de la población Afar, trabaja en las salinas de la depresión de Danakil.
Sacando los bloques de sal en el lago KarumSkum y cortándola en lascas manejables.

Después se deja secar y se apila debidamente empaquetada

Y no solamente es trabajo de hombres…

Más tarde se organizan las caravanas para intercambiarla con las gentes yemeníes a traves del estrecho, o con los pueblos etíopes limítrofes a cambio de grano.
Usan los camellos como animales de carga, pero no montan en ellos.

Pastorean cabras y alguna oveja, pero más para consumo propio, requeridas durante las fiestas de las celebraciones musulmanas.
La región de Aussa
Los Afar viven en las estribaciones del mar Rojo. Están mal asentados, y entre otras cosas frecuentan la pesca como otro medio de subsistencia.
Los sucesivos gobiernos han tenido poco éxito para ubicarles permanentemente en algún lugar adecuado.

Algunos si se han establecido entre los oasis de la región de Aussa y se pueden observar minoritariamente en los suburbios de algunas ciudades mas importantes.
Durante finales del pasado siglo XX, el ferrocarril introdujo nuevas vias de comunicación y económicas abriendo mercado para la carne, la mantequilla, la leche y las pieles, con lo que los Afar entraron en contacto con la economía urbana y política de la región.

El gobierno etíope ha intentado insertarlos en los programas de riego y cultivo de algodón planificados a lo largo del rió Awash, pero con un resultado vano.
Cultivo de algodón
Es verdad que el sultán de Aussa, uno de los cuatro jerarcas Afar, era el máximo interesado en el proyecto.
Puesto que el tenía rentadas las tierras a las industrias textiles británicas.

Las matanzas por venganza han sido hasta la fecha más que un hábito, pero está disminuyendo en los tiempos modernos.
Del mismo modo, la guerra ha sido el ámbito primordial para gran parte de su cultura.
Hace algunas décadas, se mantenían muy distantes de los pueblos de los alrededores.
Pero se les acusaba de hostigar y de perjudicar a sus vecinos somalíes y a diversas tribus etíopes.
Incluso se reconocía cierta animosidad y enfrentamientos entre los clanes Afar, similar a las actitudes que sus vecinos somalíes mantienen respecto a la dicotomía clan familia, que mantiene a ambos muy atomizados.
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