
Los Kurumba
Al norte del Yatenga, los Kurumba se encargan de la jefatura y entre ellos se reclutan siempre los reyes de Lorum. De entre ellos, los Nyonyonsé se ocupan de los cultivos y todo lo concerniente a la tierra que los alimenta.
Son confundidos, pues ocupan el mismo espacio, con los Dogón Kibsi, de tal manera que ambos son a su vez llamados aunque equivocadamente Mossi Kibsi. Lo que es manifiesto es su gran interrelación con los Dogón.
Los Mossi llaman a los Kurumba, Fulsé, en singular Fulga, y en muchos pueblos Kurumba la influencia de la cultura Mossi es tan fuerte que los mismos Kurumba ahora usan el término.

Según los relatos míticos los Fulsé descendieron del cielo, por lo que se ocupan de la jefatura, mientras que los Nyonyonsé, salieron de las entrañas de la tierra, por lo que siendo geocentristas no es ningún agravio.
Los matrimonios de los jinetes Nakonse, al casarse con las mujeres de los pueblos subyugados, se dan el nombre de Nyoyonse o Nioniosi, como ya hemos comentado. Los jinetes Nakonse provienen de un grupo de jinetes Dagomba que en el siglo XV, provenientes del norte de Ghana se dirigieron mas al norte hacia la cuenca del Volta Blanco, fundando el primer estado Mossi de Tenkodogo, gobernado por su jefe Ouedraogo
Utilizan una gran mascara con largo cuello y cabeza de antílope a la que llaman Adone, y que se baila durante los funerales, aunque parece que rememora o representa a los vecinos vivos que por diversas circunstancias no pueden estar presentes.
Tanto en las ceremonias como cuanda descansa en los santuarios, esta mascara cimera ocupa la derecha del altar.

Máscara de antílope
Usan otro tipo de mascara de antílope que solo luce unos largos cuernos elípticos, que llaman Karanga y originaria de los Mossi de Risiam, donde ya la vimos antes, y que han adoptado los Kurumba.
El área geográfica en la cual las máscaras de estilo Risiam son encontradas, corresponde a la zona de los antiguos estados Mossi de Risiam, Ratenga y Zitenga, situados en el sur por la zona del Volta Blanco Los Kurumba viven en una pequeña zona al norte de los Mossi, en el borde de la región del Sahel.
Esta es una inhóspita zona, muy arida, que adquiere el carácter de un desierto durante la estación seca. A medida que los efectos de la sequia aumentan, debido a la desertificación provocada por la disminución de las precipitaciones y el sobrepastoreo, la agricultura se ha vuelto muy difícil.
La zona fue muy afectada por las sequías de 1971 al 76 y de 1983 al 85, provocando que muchos pueblos Kurumba fueron abandonados, por lo menos temporalmente, cuando sus habitantes se trasladaron más al sur para encontrar nuevas tierras que cultivar.
En toda la zona hay numerosos campos de refugiados habitados por un gran número de inmigrantes Songhai, que desde Malí, llegaron a Burkina Faso, donde por las circunstancias políticas y económicas tuvieron que ser auxiliados por las organizaciones humanitarias.

Comunidades de los kurumba
Las principales comunidades Kurumba son Ouindigui y Bourzanga en el sur, Toulfé, Mengao y Namsiguia en el centro, y Djibo, Béléhédé y Aribinda en el extremo norte. Fuera de esta zona hay otras comunidades en las que hay pequeñas minorías Kurumba.
Los Kurumba se pueden dividir en dos pueblos, los del sur, cerca de Kongoussi, donde hay muchos descendientes de los antiguos habitantes Kurumba que fueron conquistados por los Nakomse alrededor de los inicios del siglo XVI, y que fusionandose en la sociedad Mossi, fueron capaces de conservar sus propias instituciones religiosas, siendo respetadas por los conquistadores.
Estas personas ahora hablan Moore y se llaman a sí mismos Nyonyose. En estos pueblos la autoridad se divide entre el Tenganaba o jefe político Nakomse y el Tengsoba o jefe de la tierra Nyonyose, que desciende de los Kurumba.
Un segundo grupo de individuos Kurumba, establecidos más al norte, nunca fueron conquistados por los Nakomse, y han permanecido independientes.
Tradicionalmente, los Kurumba no están centralizados políticamente, y no tienen un sistema de jefes o reyes. Sin embargo, alrededor de un siglo después de la invasión Nakomse, se instauró un gobierno centralizado que se impuso sobre ellos en la forma de los Ayo, inmigrantes ‘sacerdotes reyes’ que fundaron el reino de Lurum que abarcaba un zona contigua a la ruta de Ouahigouya a Djibo.
Fuera de esa zona de Lurum Kurumba, los pueblos se rigen por comités de ancianos varones, de la misma manera que el resto de pueblos agricultores originarios de Burkina Faso.
Paleo-voltaico
Los pueblos Kurumba son del tipo ‘paleo-voltaico’, con comunidades cerradas en cada aldea y linajes del mismo clan, que conviven en barrios grandes con muy estrechas y sinuosas callejuelas entre las casas.
Los barrios están separados por pequeñas plazas abiertas o pequeños campos, y como resultado, los pueblos son muy compactos, en contraste con el sistema de construcciones Mossi. En cada aldea, los barrios pueden tener grandes refugios, llamados Dom, soportados por postes bifurcados que muestran figuras antropomorfas bajo relieve, del tipo de la Toguna o ‘casa de la palabra’ de los Dogon.
Durante el día, los hombres y a veces las mujeres se reúnen bajo estos refugios tras el trabajo, donde se intercambian noticias o se realizan acuerdos. En algunos pueblos puede haber refugios separados para los ancianos y otro para los aldeanos, en otros, en los que no hay jefe, en la plaza publica, en el centro del pueblo, se habilita un gran refugio para todos.
Además de los mensajes tallados en los pilares de lo refugios, Dom, realizaban cerraduras que decoraban con imágenes de espíritus protectores, grandes vasijas que presentan figuras de fertilidad y estelas de piedra que marcan las tumbas de los líderes importantes.
Por último, hacian mascaras destinadas a los bailes tradicionales; a dia de hoy, aun se hacen estas, con las que se siguen llevando a cabo los ritos y ceremoniales en contextos tradicionales. Los Kurumba, continúan por tanto produciendo trabajos artesanales.


Estela funeraria Nyonyonse de Lorum. colección jj andreu | Adone de los Kurumba del Norte colección jj andreu |
Estilo de los cascos de antílope
Los Kurumba, tallan cascos con forma de antílope en dos estilos principales.
En el norte, en un área que abarca Toulfé, Djibo y Aribinda, las casco de antílope tallados por los Kurumba, son llamados Adone, y tienen un estilisto más bien naturalista, con un cuello muy alargado, hocico proyectado casi horizontalmente y cuernos verticales delgados y largos que grácilmente dan al conjunto una belleza estetica que compensa el conjunto, resultando sumamente esbelto y armonioso.
A veces estas máscaras presentan una decoracion con motivos geométricos de colores.
Los brillantes marrón ocre, rojo, amarillo, y blanco caolín, utilizados por los artistas Kurumba del norte, son los mismos pigmentos que utilizan los alfareros de todo el Sahel.
Estos cascos del Norte se llevan como cimeras, en la parte superior de la cabeza, aunque menos algunos ejemplares, casi todas se extienden por delante cubriendo la cara del actor.


Los Kurumba del sur
En el sur, la más proxima a la zona de los Mossi, especialmente alrededor de Ouindigui, Titán, Rollo y Bourzanga, las mascaras tienen caras ovaladas convexas de las que se proyectan planchas frontales que se elevan verticalmente. Los ojos son redondos o triangulares y las tablas suelen ser complejas a grandes rasgos, sobre todo en el este, cerca de Kaya. Los patrones geométricos se resaltan aplicando en bruto arcilla de caolín blanca.
A menudo, un par de cuernos rectos y delgados se alzan desde la máscara por delante de la tabla. Otras máscaras llevan una estilizada figura femenina encima de la cara en la parte delantera de la tabla. Las máscaras de los Kurumba del sur, están muy próximas estilísticamente a las máscaras de tablas producidas por los Nyonyose de la zona oriental de Kaya.
Las similitudes entre las mascaras de los Mossi y las de los Kurumba en esta área, son el resultado de la asimilación de los antiguos habitantes Kurumba por la socidad rural Mossi.
Siendo ambos ejemplos zoomorfos, en el norte, se aprecian fácilmente todos los rasgos importantes del antílope, pues el hocico, los cuernos, y el cuello dominan la escultura.
En el sur, la plancha puede ser tan compleja, que aun siendo pequeña y esquematica la cabeza del animal, puede estar tallada de tal manera, que, a menudo no es más que un triángulo blanco, siendo muy difícil de reconocer las características de un antílope.
William Fagg
William Fagg en 1970: 117.- Describió una visita al mercado de Ouagadougou donde vio productos destinados al turísmo que se vendian en grandes cantidades a lo que comentó que:
“Bastantes máscaras del norte fueron encontradas en diversos puestos de venta en Bruselas en 1930, pero tras la Segunda Guerra Mundial estas máscaras ya estaban fuertemente influenciadas y hechas para el gusto que atraía a los turistas, por encima de las hechas tradicionalmente”.
También señaló que, desde la guerra, ya en los años cincuenta, los Kurumba parecía que habian abandonado el uso tradicional y comenzado a tallar máscaras comerciales. Como resultado de estas declaraciones, muchos conservadores de museos decidieron quitar las máscaras Kurumba de las exposiciónes públicas, planteandose serias dudas sobre la autenticidad de todas las máscaras de estilo norteño Kurumba.
El profesor Christopher D. Roy discrepa sin embargo y afirma que:
“Las declaraciones de William Fagg son desafortunadas, y la mayoría de las máscaras de antílope de colecciones públicas son en realidad auténticas, habiendo sido hechas para uso tradicional en los pueblos Kurumba del norte y por artesanos tradicionales”.
Las máscaras más pequeñas y que nunca han sido usadas, comenzaron a aparecer en el mercado turistico en gran número en la década de 1970, cuando el ex director del museo de Ouagadougou compró muchas máscaras nuevas en las ferias agrícolas y artesanales regionales en Ouahigouya, donde habían sido expuestas por artistas, para ganar premios que incluian una medalla de oro y 10.000 CFA de la época, unos 40 dólares USA, ofrecidos por el gobierno local. Al mismo tiempo, estos artistas Kurumba que realizaron su trabajo en Ouahigouya produjeron objetos muy bellos para el mercado puramente tradicional de sus propias aldeas.
Christopher D. Roy
Chistopher D. Roy también manifiesta que:
“Por último, no hay evidencia de que el uso de las protecciones de cestería que se ponían debajo del casco y que tapaban la cara de los bailarines, cuando ese casco o cimera no llevaba tallada la mascara, fuera el sistema más tradicional o antiguo y que los cascos cimeras con proyección de mascara tallada sobre la cara son tan tradicionales y antiguas como las otras. Y que unas y otras son variaciones familiares y geográficas, obra de diferentes artistas que trabajaban más o menos al mismo tiempo”.
Sobre las máscaras de los Kurumba del sur, es un hecho fehaciente, que muchas fueron compradas por Anne-Marie Schweeger-Hefel en la década de 1960 y que algunas fueron depositadas por ella en el museo nacional de Burkina en Ouagadougou, otras en el Musée de l’Homme, y en Viena. Debido a que fueron encargadas por ella, no muestran signos de desgaste, ni de su uso en un contexto tradicional de la aldea.
Rituales funerarios
El uso que dan a sus máscaras tiene mucho que ver con los rituales habituales en la zona, primando en su caso los funerarios, que ensamblan con los ciclos agrarios.
Los Kurumba usan sus máscaras de modo similar a muchos de sus vecinos, en tres ocasiones al año:
En una presiden los entierros, escoltando el cadáver del fallecido, hombre o mujer, hasta su tumba, vigilando que se cumplan los requisitos acordes a los que se fijaron de antiguo para los espíritus de los antepasados del clan.
En segundo lugar, siempre en la estación seca y tras la cosecha, pudiendo por tanto ser semanas o incluso meses más tarde, las máscaras aparecen en los funerales para honrar a estos y todos los difuntos y liberar sus espíritus para que puedan viajar al mundo de los antepasados.
Finalmente, justo antes de las primeras lluvias a finales de mayo o junio, las máscaras aparecen en los sacrificios colectivos en los que los antepasados están honrados junto con los espíritus de los antílopes protecctores, los Hippotragus Koba, que son el tótem de la mayoría de los clanes Kurumba.
Patrones
Estas funciones se ajustan a los patrones a lo largo de todo Burkina Faso, sobre todo en el norte. Las máscaras aparecen con los mismos usos entre los Mossi del norte, en Yatenga, Risiam y Kaya, porque los antepasados del noreste Mossi eran de origen Kurumba. En los funerales, y en los espectáculos públicos siguientes al entierro, las máscaras son reencarnaciones físicas del espíritu del anciano fallecido, y se puede uno dirigir a la máscara, usando el nombre de la persona muerta.
La máscara es un medio para preservar la memoria de los muertos, proporcionando un recordatorio físico de los logros que en vida consiguió la persona muerta.
Otra función importante es el recuerdo de aquellos que por diversas circunstancias parten del pueblo, unas veces en expediciones de caza, por ir a distantes mercados u otras circunstancias, en lo que remedando a estos antílopes que aparecen en épocas de lluvia, triscando la hierba fresca, y en sequia parten en busca de nuevos pastos en viajes cíclicos, se pide a la mascara que estos parientes, vecinos o amigos vuelvan con bien.
Como entre los Mossi, las máscaras son usadas como altares portátiles en los que la vida puede ofrecer sacrificios a los muertos, asegurando sus bendiciones para el año venidero. Además, la máscara tallada tras la muerte de un anciano del clan, de alto rango, sirve para realzar el prestigio de la persona fallecida. Cuando no está en uso, las máscaras Adone, pasan a depositarse en los altares del santuario o casa del ‘espíritu ancestral’ dentro del complejo de la familia.
La tierra Nyonyose
Como hemos visto anteriormente, tanto entre los Kurumba como entre los pueblos del centro de Burkina Faso, los motivos geométricos pintados en las máscaras son símbolos que hacen referencia a los principales eventos de los mitos de la fundación del clan, y las máscaras representan en sí mismas el antílope que jugó un papel en estas historias cuando salvo la vida del anciano fundador.
Los mensajes tallados en los postes que sujetan la techumbre de los refugios contra el sol, son utilizados por los jefes de las aldeas Kurumbay por los sacerdotes de la tierra Nyonyose en las aldeas Mossi de los estados del norte tradicionales de Yatenga, Risiam y Ratenga. Estos refugios se encuentran en el espacio o patio que hay frente a la entrada de la casa del jefe. Aquí, a la sombra del techo de paja, se recibe a los jefes de linajes o de otros dignatarios de la localidad o región. El techo está soportado por hileras de postes.
Pueblos de orígen Mandé
En los techados para el sol de las villas de Toulfé y La Titón, los mensajes centrales, pareados, se situan cerca de un pequeño montículo de tierra, que sirve de altar. En estos montiículos, en su parte baja, de inicio se colocan los amuletos y reliquias de estos jefes e incluso se deposita tierra de su lugar de nacimiento, tras lo que se acaba dicho montículo con la tierra del lugar. Esto se da de igual modo entre gran parte de los pueblos de orígen Mandé.
Con estos altares de tierra o de piedras, se venera al difunto y siempre al resto de ancestros del clan. Como entre los Mossi, cerca de Yako, estos mensajes centrales, pareados, situados cerca de los altares, son hombres y mujeres que representan el ideal del jefe, en su dualidad como ser masculino femenino, que auna al conjunto de los miembros de la aldea que él controla.
Morfologia
Los mensajes son tallados por los herreros. En muchos, explícitamente, se observan senos o figuras femeninas talladas en bajo relieve. Los mensajes son encargados por la gente del pueblo que se los ofrecen al jefe como regalo, a la espera de que a cambio, entre otros propósitos, se le proporcione, a un hombre, normalmente un hijo, en su momento, una esposa.
Una tradición importante entre las aldeas Mossi y Kurumba establecia un sistema de intercambio de mujeres ‘a la puja’, por el cual un jefe otorgaba una esposa a un hombre a cambio de servicios. Realizado ese compromiso, la primera hija concebida por dicha unión es puesta a disposicion del jefe que debe darla a otro hombre, lo que perpetúa el sistema. Este sistema refuerza la estructura de la sociedad tradicional.
Las tumbas de jefes están marcadas por estelas de piedra que por lo general representan una figura femenina muy estilizada, y pueden llegar a ser, en ciertas ocasiones, la morada temporal del espíritu del difunto. Como resultado, la estela puede servir como un altar en el que los sacrificios pueden ser ofrecidos para nutrir el alma del difunto.
Las estelas de piedra
Las estelas de piedra, no solo muestran el estatus del difunto, además realzan el prestigio de la persona fallecida.
Los diversos símbolos que adornan las tallas de madera o piedra, los motivos modelados en vasijas de barro o abalorios de metal, reflejan como hemos comentado, diversos mensajes con clara intencionalidad para ellos.
Las losas de piedra y las tablas que adornan las máscaras de madera se pretende que sean estilizaciones antropomorfas. Los triángulos o rombos que coronan la tabla representan la cabeza, mientras que el plano rectangular, losa o estela son el torso, casi siempre adornados con pechos, claro símbolo de fertilidad. Las formas lenticulares por encima y por debajo de los planos representan las pulseras de bronce usadas por las esposas de un jefe, o el cuello y el sexo.
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