
Esta caja de madera yoruba posiblemente se utilizaba para ofrecer nueces de cola en un santuario o a los invitados distinguidos.

Caja. Pueblos yoruba Ibeju, Nigeria. Siglo XX. Madera y pátina de uso. Medidas: 22.2 x 10.2 x 58.8 cm. Adquisición de la James Smithson Society. Nº rg: 89-8-54
Esta simbiosis, era un típico símbolo religioso en Ijebu, que explicaba el concepto de transformación al combinar las manchas del leopardo con las fauces del cocodrilo.
Ambos animales son peligrosos y gobiernan dos mundos tan diversos como distantes, el bosque y elrío.
Apropiados para representar el estatus de su dueño.
Madera artesanía

Esta otra caja, no sé si de la misma mano que la anterior, aunque lo parece, nos sitúa en el mismo supuesto de evolución entre lo que parece un leopardo y un camaleón.
Este último según los expertos en estas obras, por la ‘espiricola’ y la ‘cresta’ que recorre el lomo.
Animales tan alejados, de repente dotan al poseedor del objeto de aptitudes como astucia y poder, como el leopardo; y de sabio y paciente como el camaleón, que mide sus pasos para no despertar las inquitudes de su presa ni la ansiedad de sus depredadores.
Enfatizando más si cabe las poderosas facultades de trasformación del leopardo, al metamorfosearse con el entorno, como el camaleón, para no hacerse notar, y del camaleón, capaz hasta de convertirse en leopardo.
Por lo demás, la caja tienen la misma utilidad que la anterior.
Parámetros místicos
En Nigeria, casi todos los pueblos tienen parámetros místicos similares, basados como en casi todas partes en la necesidad de tener qué comer y del respeto.
Eso y proliferar es la base de toda sociedad y para ello recurren a solucionar estas cosas a lo humano y cuando falla, a lo divino.
Para retornar a lo humano cuando lo divino no lo soluciona y echar así la culpa a entes deconocidos pero preservando a los ‘nuestros’ y lo divino.
Todos hemos oído y sabemos el concepto que desde antiguo dan al lado izquierdo y al derecho.
Si el izquierdo es lo espiritual, el sentimiento las emociones la sensatez y el buen juicio; la derecha es lo material, la fuerza , lo tangible.
Hay un importante altar, que conocemos sobre todo a través de los Igbo, el Ikenga, el altar al ‘poder de la mano derecha’.
Ritual Mayugba
Bien no son los únicos con interpretaciones similares aunque no idénticas.
Los yorubas recurren mediante un ritual que llaman Mayugba a solicitar de los poderes sobrenaturales el bienestar de los seres queridos y del mundo en general.
Empiezan por el dios omnipotente, Olodumare para ellos, y van recurriendo al resto de fuerzas y aunque estén advertidos, al final imploran esa ayuda a los espiritus de los fallecidos.
Los egun
Siendo los egun esos ancestros cercanos, pero ay!! A su vez, aparecen camuflados otros espiritus… los Iwin, las almas de quienes han muerto sin que fuera su momento, bien de manera accidental, debido a hechizos o brujerías, o por suicido.
Estos son espíritus que vagan herrantes por la tierra intentando vengarse, por lo que con sus actos solo buscan para desquitarse hacer daño, son tan negativos como rencorosos.
¿Y que tiene que ver el ikenga con los iwin? ¡Nada! Nada en el concepto y bastante en lo material o morfológico.
Han copiado a su manera el impulso cazador, guerrero y destructivo del ikenga asemejando su aspecto visible, a su manera, al de un ikenga.
Máscaras egungun
250: Madera y rafia. Medidas: 23,5 x 9 x 5,3 cm. Donacion Robert Pringel. Nº rg: 1997-16-4 .
Es el dueño o jefe de gobierno del submundo que manipula la tierra. Es el cazador que captura incautos con su astucia. El aspecto de la cabeza semeja e ciertas máscaras egungun.
251: Iwin Oniletubu. Región de Ijebu. Madera y pátina de negro de humo. Medidas: 17 x 6 x 5,4 cm. Recursos del Museo. Nº rg: 1997 13-2. Es el guardian de la puerta que comunica los dos mundos. Recuerda a los ogboni y también a las máscaras de ancestros egungun. Este tipo de figuras se tienen ‘enclaustradas’ bajo la tutela de un irunmole.
Máscaras de ancestros egungun
Es el guardian de la puerta que comunica los dos mundos. Recuerda a los ogboni y también a las máscaras de ancestros egungun. Este tipo de figuras se tienen ‘enclaustradas’ bajo la tutela de un irunmole.
Y hablando de misticismo y la prevención ante el miedo a lo desconocido tenemos esta curiosa pieza.
Es un exvoto dedicado a Eshu o Elegba, que se llevaba como una pulsera en la muñeca.

252 Ogo Elegba. Mediados del siglo XX. Madera, conchas, cuero, metal, monedas, añil. Medidas: 10.3 x 7.9 x 6.4 cm. Donación del Centro Robbins para la Comunicación Transcultural en memoria de Warren M. Robbins. Nº rg: 2010-13-1
Eshu Elegba
“Eshu Elegba es el dios mensajero yoruba, transportador de sacrificios, revelador de verdades ocultas y un agente de cambio. Esta pequeña figura estilizada estaba unida a la muñeca de un devoto cuando bailaban y pedían dinero en nombre de Eshu. Las conchas y monedas de caurís sugieren esta práctica, pero se refieren más simbólicamente a la conexión de Eshu con el mercado, como un lugar donde es probable el cambio y el conflicto. El uso de pigmento índigo también se refiere a la riqueza. Mientras que el contraste de la oscuridad y la luz sugieren la naturaleza de Eshu”.
M. Robbins

253 Pareja de colonos paseando con su perro.
253 Pareja de colonos paseando con su perro. Thomas Ona Odulate de 1900 a 1952. Conocido como Thomas Ona, fue un escultor yoruba activo de 1920 al 52, primero en su lugar de orígen Ijebu Ode y más tarde en Lagos.
Thomas Ona Odulate
Thomas Ona Odulate de 1900 a 1952. Conocido como Thomas Ona, fue un escultor yoruba activo de 1920 al 52, primero en su lugar de orígen Ijebu Ode y más tarde en Lagos.
Su fama le sobrevino al realizar peculiares tallas de pequeño formato de colonos o de africanos imitando sus poses.
Sus trabajos, al margen de las escuelas típicas yorubas, no alcanzaron el favor de sus paisanos que tan solo a veces, y por su habilidad demostrada, en pocas ocasiones le hicieron encargos.
Aunque sí de los extranjeros que veían con cierta sorna su obra, a veces tildada de crítica por intentar plasmar satíricamente la sofistificación que gustaba a dichas personas aunque los africanos la percibían como ridícula.
Ona decía que tan solo era ‘un observador de la vida cotidiana’.
Su trabajo conserva parte del énfasis tradicional yoruba en la cabeza y los ojos, pero los elaborados detalles resultan novedosos.
Sus soldados o empleados nigerianos, los oficiales coloniales con sus cascos de médula acomodados en barcazas, clérigos, o mujeres indígenas con sus niños, reflejan tipos de la plural sociedad de Lagos que no retratos.
En el caso de la figura que se muestra, representa a un hombre y una mujer de pie, a la que él sujeta por la cintura.
Van vestidos con ropa europea, el hombre con sombrero, bastón y anteojos, ella con sombrero, larga cadena alrededor del cuello y colgante en forma de cerradura; sostiene un perro al final de una correa.
Madera y restos de policromía. Altura: 23,5 cm.
Se subastó en Christie´s París el 4 de diciembre del 2008 con base estimada de entre 500 a 800 € que se cerró en 8.750 €.
Arte yoruba en madera
Aunque reconociendo que hablar del arte yoruba en madera ya daría para una tratado enciclopédico de decenas de tomos.
En algún momento hay que ponerle fín y creo que no hay mejor tema que los de los postes que utilizan en las verandas para sostener las techumbres.
Que no dejan de ser relatos sobre la vida y obra del dueño del espacio que podía permitirse contratar al artesano que pensaba más idóneo para llevar a cabo ese doble trabajo.
El de sustentar las techumbres de las zonas de entrada a sus compuestos y la de que se vieran las virtudes que albergaba su acaudalado propietario.
Época medieval
Desde época medieval los asentamientos yoruba estaban circundados por recias paredes cuyo armazón interno eran robustas ramas ancladas al suelo y entrelazadas.
recubiertas de gruesas capas de adobe al que una vez seco se empapaban de aceite de palma que las hacía resitentes a la lluvia.
Tanto el sistema como la distribución de estos compuestos eran copia de los realizados por los ashanti con los que mantenían gran conexión, aunque en los habitáculos reales ellos les acoplaron verandas para distinguirlos.
Las techumbres al principio consistían igualmente en ramajes entrelazados que se cubrían con densas capas de paja del año, que poco a poco fueron siendo sutituidos por los productos importados que utilizaban los colonos como chapas de hierro galvanizadas o aluminio acanalado.
Y aunque hablemos de madera permitidme un inciso.
Aunque hoy ha cojido cierta relevancia, sigue estando en el lado oscuro una de las mayores obras jamás hecha por mano del hombre en África.
Eredo de Sungbo
Al que se conoce como Eredo de Sungbo, su datación se fija entre el siglos IX, en que se empezó y el XI, en que se cree se teminó.
Es una fortificación que rodea la ciudad yoruba de Ijebu Ode en el estado de Ogun, consistente en un vaciado de terreno de 4m., de hancho de media.
En cuyo centro se levantó un muro liso de 20 m., de alto y de 166 km., de longitud.
Se considera que el muro edificado es la segunda construcción más imponente de África.
No queda claro si se empezó como algo meramente defensivo o fue un monumento en memoria de una aristócrata regional, Oloye Bilikisu Sungbo.
A la que muchos consideran la Reina de Shaba bíblica o su descendiente.
En lo que parece no haber dudas es en que el Eredo de Sungbo es el monumento precolonial más grande de África, más grande que la Gran Pirámide de Egipto o el Gran Zimbabwe.
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