
Hasta a mí me resulta curioso cómo para explicar qué y por qué hacen sus manifestaciones artísticas los Vuvis o Pové de Gabón, u otros cualquiera, y aunque yo insista en que para saber qué y por qué, antes hay que conocerlos, siempre termino o empiezo por reivindicar que como seres humanos tenemos mucho que enseñar, pero más por aprender.
Esto lo resumo en que es imposible deslindar la filosofía, de la antropología y de nuestro concepto arte, para intentar comprender esas obras y a ellos por tanto. Pero veamos los datos dejando los análisis.

Manifestaciones artísticas Pové
El mal llamado arte, este arte, como máscaras, figuras, gongs, paneles, etc., que se ven en el ritual Bwiti, son Bwete, la parte material que hace visible lo inmaterial.
* Nota 5: Máscara Vuvi Muhunzu rito Ngondzi Museo de las Artes y Tradiciones de Gabón
Reitero, Bwiti es lo espiritual, el mundo donde habitan los seres invisibles. Bwete la parte material que permite a los espíritus hacerse visibles.
Y no es arte, como ya he dicho anteriormente, porque no está concebido como tal, ni tampoco como el creado para ilustrar en las iglesias, relatar hechos históricos en palacios, mostrar a prebostes o descubrir qué de oculto hay en caras, paisajes o símbolos.
Ni siquiera en los cuadros de denuncia o recriminación tipo la Gioconda o El Grito de Munch, como espero se comprenda leyendo este u otros textos al respecto.
Tampoco para estar expuestos en museos, que en origen era lo último que querrían y esperaban.
Los Pové en Gabón
Los Povè o Vuvis en Gabón, comparten vecindad y asumen las reglas morales y sociales, así como creencias de los Tsoghos pero también el mismo universo cultural.
Si las máscaras Mitsogho y Fang son reconocibles por su cara en forma de escudo, rectangulares u ovaladas y con rasgos faciales de un estilo casi abstracto que se asemeja a un pictograma.
Las máscaras Vuvis reúnen todos los rasgos comunes de estos; son planas, con una ligera cofia perfilada simulando el cabello y con un reborde hacia adentro de donde sujetar las fibras que tapan al danzante; suelen estar recubiertas de abundante pigmento blanco normalmente.
Pero aunque raras, a veces se ven algunas divididas en jadraques o campos, a los que añaden pigmentos rojizos y ocres, de clara influencia de otros vecinos importantes los Aduma o Duma; el elemento distintivo más destacado es su prominente mentón triangular y que son generalmente mas alargadas que las de los MiTsogho.
La máscara con determinados signos se convierte en un símbolo.
Las máscaras Vuvi
Las máscaras Vuvi, pertenecen casi todas al rito de la hermandad o asociación del Bwiti.
Se caracterizan en que su diseño aunque parte de un relativo plano, muestran rasgos emblemáticos y marcas faciales distintivas y particulares.
Estas máscaras servían como agentes a través del cual los espíritus ancestrales reaparecían durante las ceremonias fúnebres y otras reuniones comunales solemnes.
El color blanco equivalía a la muerte, y los rasgos faciales ennegrecidos simples, son signos gráficos, que representan el conocimiento esotérico transmitido por los antepasados.
La cara, ovoide, presenta arcos ciliares marcadamente arqueados, que a menudo se extienden desde el puente de la nariz hasta el borde de la máscara. Las cejas pueden delimitar un área en forma de corazón aunque divididas por la nariz que suele ser pequeña y triangular.
Los ojos, pequeños y alargados, son ranuras almendradas y la boca es menuda, triangular y protuberante unas veces y con labios finos pero bien definidos, ligeramente abierta y puede que enseñando los dientes.
Máscaras Tsogho y Sango
Las máscaras Vuvi, tan similares a las Tsogho y a las Sango, pueden tener una línea marrón que puede iniciarse en el eje frontal o que vaya desde el centro del labio inferior hasta la parte baja del mentón, simbolizando la barba reservada para representar dignatarios.
Cada máscara tenía un nombre peculiar y propio, relacionado con el espíritu que encarnaba.
Durante las actuaciones nocturnas anunciadas por la música y el tañido del tambor, el líder del rito entonaba una canción específica que recordaba a los espectadores los rasgos individuales del espíritu del representado por cada máscara.
Las máscaras Vuvi como hemos visto, son de color blanco, rojo, ocre y a veces toques de negro, cenizas de carbón vegetal, que suelen añadir para remarcar determinados símbolos como pueden ser las señales identitarias o étnicas, o los triángulos o líneas de zigzag que simulan agua.
Los Lumbu Punu
Son el lado opuesto al refinado y realista estilo de las máscaras de los Lumbu Punu de la sabana.
Socialmente actúan como vectores de la regulación social
Una máscara blanca o roja, puede presentarse ennegrecida adjudicándosele la función de justicia.
Comporta previamente la realización de determinados rituales que le otorguen dicho poder y con ellos dictaminar quién es y perseguir, a los magos oscuros, al culpable de un crimen o probar un envenenamiento, por ejemplo.
Las máscaras negras, muy poco frecuentes, se deben almacenar en el monte fuera de la vista de los blancos.
Son la ‘presentificación’ de los espíritus justicieros y no son una variante de las máscaras descritas anteriormente, sino su trasmutación.
Las sociedades iniciáticas
Las sociedades iniciáticas son responsables de mantener el orden y transmitir la tradición en todas sus formas. Garantizan la cohesión y la regulación social dentro del grupo y es por ello que están presentes en ceremonias religiosas, educativas, terapéuticas o judiciales.
Este es el caso del Bwitio el Mwiri que está muy vivo entre los pueblos de Gabón central como los Tsogho, Apinji, Povè o Vuvi y Sango, o los Mungala Kota y los Ndjabi Ambaama u Obamba. Otras, por diversas causas, han desaparecido totalmente como la Ngil o la Sô de los Fang.
No sé si hasta aquí han quedado claras las funciones de las máscaras y como se realizan. Pero quiero incidir en algo tan importante como básico, “son sagradas”,por tanto raras de ver.
Es por ello que lo que hacen los adeptos es pintarse cara y cuerpo y vestirse en función del rito, para estar adecuadamente vestido a lo que requiere la máscara y su ritual correspondiente.

El Ndjembè
Las sociedades iniciáticas femeninas, como el Ndjembè, de origen Myènè, que practican las mujeres Vuvi, la Lisimbu de los Kota o incluso la Nyembe, son las más influyentes y corresponden a pueblos del centro de Gabón.
Estas sociedades, exclusivas de mujeres, continúan brindando educación a las jóvenes, definiendo su lugar en la comunidad y afianzando su papel como esposas y madres. Siendo capaces de prestar una asistencia médica real, preservar la salud física, mental y mística y servir de protección contra la brujería.
Las máscaras pertenecen a las sociedades iniciáticas. Como vectores de regulación, son el medio para establecer su poder sobre toda la población.
La máscara intimida al profano y permite al maestro de iniciación hacer valer su autoridad.
Son la visibilidad de lo correcto y es el recordatorio a niños y mujeres, pero sobre todo a los inadaptados o levantiscos, que en caso de incumplimiento de las reglas tradicionales, las fuerzas invisibles intervendrán para reconducir de nuevo a los antisociales al camino marcado.
La colonización
Ciertamente la colonización primero, a caballo del siglo XIX y XX y los nuevos tiempos ahora, han mermado las practicas tradicionales.
Han sido muchos años de incertidumbre y vaivenes y la memoria se vuelve difusa ante la inasumible cantidad de información que hoy se recibe y que se prefiere a escuchar a los ‘anticuados’.
Es curioso sin embargo, que a cualquier africano, la visión de una pieza le infunda cuanto menos respeto. Aunque creo que aquí un Cristo en Semana Santa también.
Raigambre ancestral
A los que aún se acercan, los Vuvis no son excepción, les mueve esa raigambre ancestral que a todos nos lleva en uno u otro momento a invocar al más allá, y ellos aún tiene mucho que preguntarse por ese más allá que tan lejos tienen aún.
Por eso no es difícil comprender que mantengan creencias que en realidad rigen la convivencia. Y no hay mejor imagen que la máscara que llevan impresa en la portada e incluso índice de su cerebro.
Representación del espíritu
La máscara es una representación del espíritu que interviene en los estilos de vida ancestral, que cual señal de tráfico muestra el camino a seguir para aquellos que quieran fortalecer su espíritu y el vínculo que une a este con las tradiciones que perduran, pues no dejan de ser aquellas que le han permitido situarse entre sus iguales.
Sumergirse por tanto en conocer esas reglas, participar en las ceremonias que llevan a ese conocimiento, ver cómo ese espíritu que oculto tras una máscara y revestido de naturaleza, se hace ver y se manifiesta, sigue siendo algo dificil de soslayar.
Y ante los desajustes que a diario observan, tener algo donde refugiarse, fortalecerse y retomar enseñanzas de cómo actuar, no está de más, pues los modos cambian, pero sólo eso.
Primeras tallas
Es tan recurrente como cierto la admiración que aquellas primeras tallas, que aparecieron en una Europa en transición, provocaron entre una élite de intelectuales y artistas que supieron ponerlas en valor sacando partido de su plástica.
Y aunque se estudie en EGB o 1º de Historia del Arte, dejadme que inserte un comentario del cátalogo de la ultima expsocion, 2008, del Museo Nacional de Gabón:
<<Admiradas desde el siglo XIX por artistas de vanguardia europeos, estas obras desataron las pasiones de la época. Ampliando el campo de interés por el conjunto de las producciones artísticas del continente negro.
Y como dijo Apollinaire ya en el siglo XX: “Estos escultores africanos, que se han esforzado por salir de la simple imitación de formas conocidas para producir arte, diseñadas para un propósito intelectual apasionado y no jugando un papel decorativo. Tenían un papel social fundamental”.
La estética moderna
D’Vlaeminck, Matisse, Picasso, Derain y Braque incluso llegan a reconocer en el Arte Negro (1903-1907) los nuevos principios rectores de la estética moderna.
Por eso, estas obras, por su fuerza y su poder emocional, seguirán siendo fuentes de inspiración.
Sin ninguna duda Las Demoiselles d’Avignon, con caras casi esculpidas y longilineas extremidades han sido pintadas a modo de la ‘gran máscara blanca Fang’, la Ngil que Picasso descubrió en 1907 en el estudio de Derain. Así, las cualidades plásticas de estas obras, fueron solo el reflejo de la voluntad de los pueblos de Gabón por conseguir que las representaciones espirituales tuvieran presencia en el dia a día con el mayor refinamiento.>>
Es verdad que hay un componente estético indudable, pero bajo mi punto de vista, reflejan aquello que les era real. Si las mujeres son hermosas y trabajadoras, los hombres fuertes y valientes, los espiritus condescendientes y los brujos nefandos, por qué no se va a reflejar en sus obras y a su manera.
Creo que es lo que hicieron o pretendieron hacer cada uno con su personal punto de vista e influenciados unos por otros y sobre todo por las herramientas.
Qué hubiera hecho Picasso si solo hubiera tenido un rodillo, seguro que algo genial, pero sin duda distinto.

Si se observan aquellas primeras fotos del siglo XX de estos pueblos, se aprecia su gusto por peinados muy elaborados, peinados que hablan de hermosura pero que también sabemos que nos hablan del clan y del campo que la familia posee y de si está sembrado o en barbecho, por lo que en una sola mirada quien se cruzara con la o el jóven recibia de entrada toda la información social de la persona que tenía enfrente.
La espiritualidad
El interés estético era en efecto evidente a través de los maquillajes, adornos, peinados, escarificaciones o incisiones, o incluso en algún caso, estrayendose los dos incisivos superiores centrales y afilándose el resto, tan doloroso como estético les parecía.
Pero hasta entre esto emerge la espiritualidad de la estrecha relación que tienen con su entorno, y la dominación casi tutelar que la naturaleza ejerce sobre el hombre, que le empuja a buscar acuerdos con ese mundo, en prevención de desastres naturales, enfermedades, infortunios o hechizos.
Lo que les lleva a rituales en los que se invoca dicha ayuda de las fuerzas de la naturaleza y si ha sobrevenido la desgracia, a conseguir reconciliarse con ellas y solictar su perdón y su ayuda para alejar a los espíritus maléficos que lo han provocado.
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