
Volvamos a recordar de nuevo algo que en este caso es preceptivo.
El marfil, no es valioso en sí, ni por ser más escaso respecto a la madera o metal, ni otro elemento material sea terracota o piedra.

285 Representación de un soldado portugués. Realizado por el pueblo Owo de los Yoruba de Nigeria. Marfil. 12.7 x 4.445 x 3.81 cm.
Donación del Fideicomiso Caritativo Françoise Billion Richardson al NOMA o Museo de Arte de Nueva Orleans. Nº rg: 2015.38.63
Marfil
No lo es porque escoger una madera, por ejemplo, requiere de procedimientos que hasta los primeros blancos, también los últimos, quedaron sorprendidos y pensaron que los talladores se iban al bosque a tomar alucinógenos previamente, lo que ya de entrada intentarón corregir.
No, el ritual previo que provenía de su respeto a la Naturaleza, requería que humildemente.
Esa introspección es la que aquellos blancos no entendieron ni algunos hoy, se solicitara permiso al árbol, para que consintiera que se le ‘amputara’ una extremidad en la que el artesano veía lo que pretendía realizar.
De manera que el espíritu del árbol consintiera compartir espacio con el espíritu de aquello que quería se realizara ahí.
El artesano
Entendían que el artesano era un mero intermediario entre el espíritu que requería una morada y el que residía en el árbol que siendo un todo, permitía que se le segregara una parte.
Esos rituales requerían que el espíritu demandante, tras la visualización de qué árbol y qué parte de este era la adecuada, aceptara y de que el espíritu del árbol lo consintiera.
Lo que no siempre coincidía y entonces había que volver a iniciciar el ritual, que dependiendo pueblo y zona, requería de rituales e incluso a veces de sacrificios.
Bien, pues el marfil no era importante per sé, lo era por el simbolismo que se otorgaba al elefante que tenía más que ver con la fuerza y la magnitud que se le atribuía.
No a espiritus, sino a lo que de material simbolozaba, la fortaleza y poder del rey o del individuo a quién iba destinado que como en este caso, podía ser un blanco.
Owo
Por otra parte señalar que los artesanos eran gremiales, juntándose allí donde cada especialidad determiara la agrupación espeializada, de manera que tanto la adquisición de la materia prima, así como el encargo de herramientas específicas, abaratara los costos.
Para el marfil, el gremio se agrupó en Owo o en sus alrededores.
Guerrero a caballo Marfil

286 Guerrero a caballo. Marfil. Siglo XVII a XVIII. 16,5 cms
“Las figuras ecuestres en madera aparecen con frecuencia en el arte yoruba, apareciendo en bastones y máscaras, como soportes para los cuencos de adivinación y como figuras independientes en altares dedicados a las deidades. Mientras que en general la representación de los caballos denota prestigio, poder y riqueza, siendo aún más prestigiosas las figuras ecuestres en marfil, un material muy venerado entre los yoruba por su asociación con la realeza y con el elefante, en sí mismo ‘un símbolo de prestigio y soberanía’. Lawal 2012: p. 26. Las figuras ecuestres en marfil son realmente raras, y entre el corpus de tales obras, esta figura tiene una comparación particularmente estrecha con las figuras de la colección Frum, ver Lawal 2012: p. 9, y el Museo de Arte de Dallas, Acc. No. 1994.197. McD; verWalker 2010: 268-271. Los tres son de tamaño similar, prácticamente idénticos aquí y en la figura de Dallas, y están lo suficientemente cerca en su concepción y ejecución como para sugerir un área de origen común. Pemberton, 1982; y Lawal, 2012, han identificado la figura de Frum como Oyo, mientras que Walker propuso un origen Owo u Oyo para la figura de Dallas. ibid. Walker fecha la de Dallas entre el siglo XVII al XVIII. Observando que el Owo Unido era ‘famoso por las tallas de marfil fino que se hicieron a partir de los siglos XVI al XVIII’ ”
Catálogo
Las figuras ecuestres
“En común con la mayoría de las figuras ecuestres, el caballo tiene una importancia secundaria en la composición y, a pesar de su posición como símbolo de estatus, es mucho más pequeño que el jinete.
El foco del poder de la escultura es la cabeza del jinete, que mira con gran intensidad desde sus ojos sin pupilas, su sensación de potencia aumenta por los párpados con muescas, la ceja fuertemente definida y la protuberancia prognática de la mandíbula.
La gran presencia de la cabeza se ve reforzada por la línea de barrido que atraviesa la boca desde un lado del tocado hasta el otro.
Walker
El significado exacto de esta línea, peculiar en estas figuras, no está claro. Walker: 270, sugiere que tales líneas pueden representar marcas de escarificación de un tipo encontrado entre los Ijebu-Ode Yoruba.
Pero aunque a menudo aparecen marcas similares en los bronces de Ijebu, no ocultan las orejas, como es el caso aquí, ni las líneas pasan por la boca. Walker también sugiere que las líneas pueden mostrar que el jinete tiene ‘una mordaza para hacer eco de la brida curva en el caballo’ (ibid .).
Si bien, ambos caballos lucen bridas sin pedazos, esta teoría parece sostenible, aunque nuevamente el significado exacto sigue sin estar claro.
Peinado o gorro distintivo
Las tres figuras tienen un peinado o gorro distintivo con una línea de cabello ondulada, y tal vez la línea representa una especie de correa para la barbilla que sujeta el tocado.
Si bien la cabeza puede ser el centro del poder de la escultura, el artista también ha prestado especial atención a los finos detalles de la ropa y los refinados adornos del jinete.
Lleva una espada y un escudo a su izquierda, mientras que en su mano derecha sostiene lo que parecen ser los restos de las riendas.
Su elaborada vestimenta, junto con su distintivo peinado, sugiere ‘la indumentaria de los jefes cazadores-guerreros’ del palacio de Oyo.
Según Pemberton 1982: 94. Estas importantes figuras fueron responsables de organizar a los cazadores en grupos de guerreros, y ocasionalmente actuaron como mensajeros en nombre del rey ( ibid .)
Wande Abimola
Pemberton señala la sugerencia de Wande Abimola de que ‘puede haber sido un emblema oficial de un funcionario del palacio de Oyo’ ( ibid .). Lawal 2012: 131
Sugiere que la figura ‘podría haber sido parte de la parafernalia de un guerrero o un jefe importante’.
Agrega que la figura habría tenido dos funciones: ‘proyectar un alto estatus y […] imbuir al dueño con los atributos de los animales implicados en las imágenes’, combinando ‘el poder y majestuosidad del elefante con el vigor y la velocidad del caballo’ ( ibid )
Bandeja de adivinación

287: Publicada por la University Cambridge Press esta bandeja de adivinación o agere, sopesa lo que acabamos de ver en la pieza del jinete a caballo anterior, que pueda aplicarse a este caso, nada más añadir que las agere, como sabemos, son las bandejas en las que se depositan las nueces para el ritual Ifa, y que hecha de marfil, se pretende con él honrar aún más si cabe a Orunmila, tal vez para que de este modo se digne honrar a su propietario con más y mejor información descriptiva sobre el asunto que sus clientes le soliciten.
Contenedor para las nueces Ifa

288. Contenedor para las nueces Ifa. Pueblo Owo de los yoruba de Nigeria. Hecho entre el siglo XVII al XIX. Marfil con incustracciones de madera y cáscara de coco. 16.5 × 11.4 × 11.7 cm. Donación del Sr. y la Sra. Klaus G. Perls, en 1991 al MET, Metropolitan museum of Arts. Nº rg: 1991.17.127
“Este recipiente de adivinación de marfil yoruba, siguiendo las normas de Ifa, consta de un recipiente sostenido por una mujer genuflexa a modo de cariátide, sirviendo como receptáculo para las dieciséis nueces de palma sagradas o ikin. A través de este medio, los sacerdotes de Ifá se comunican con el dios del destino, Orunmila, para obtener información sobre el futuro de un individuo. La inversión en material costoso y el arte de alta calidad evidente en su diseño lo elevan más allá de un mero implemento funcional. Esta representación de una mujer que lleva una ofrenda en una actitud devocional transmite la noción de que fue concebida como una forma de oración a lo divino”.
MET
Orunmila
Este homenaje a Orunmila toma la forma de una figura femenina, que más que arrodillada, parece sentada sobre sus piernas. Sostiene sobre su cabeza un recipiente de ofrendas que sujeta con ambas manos situadas a cada lado con los brazos levantados.
Denota el torso su fortaleza, capaz de soportar tanta responsabilidad.
Sus rasgos faciales se muestran audazmente, con pupilas profundamente incisas y las tres marcas de escarificación vertical yoruba sobre cada ojo, que manifiestan sus ancestrales orígenes.
El collar de cuentas que descansa sobre su pecho, su único adorno corporal, muestra su pertenencia a la realeza.
Sabemos que la mayoría de estos objetos están hechos de madera.
Lo inusual de que este cuenco para Ifa se haya hecho de marfil, sugiere que debía ser propiedad de algún sacerdote de Ifa del más alto rango o ser objeto real para uso privado de dicho ritual.
Talladores de marfil de Owo
El estilo que se observa en su talla, permite atribuir este trabajo a los gremios de talladores de marfil de Owo, ciudad ubicada en el extremo oriental del territorio Yoruba.
Owo remonta sus orígenes a los reyes divinizados de Ife.
Según las tradiciones orales, el rey fundador de Owo fue uno de los hijos más jóvenes del deificado Orunmila.
A su vez Owo reunió a los mejores talladores de marfil, creando el centro neurálgico de la compra venta y artículos manipulados de este material, concitando a los más renombrados artistas y consiguintemente a acaudalados clientes ávidos por sus productos.
Las Ikin
Este recipiente para las Ikin, nueces de palma para el Ifa, del tipo agere, se ha comparado con un templo a Orunmila.
La cariátide que aquí sirve como base del cuenco, que retrata una mujer arrodillada, puede en otros casos adoptar otras formas como danzantes, músicos o figuras ecuestres como la que hemos visto.
Estos temas reflejan a la vez las esperanzas de prosperidad de los clientes del adivino y expresan su gratitud a Orunmila por el éxito que sus consultas han tenido.
El hecho de realizar estos objetos con mujeres en actitud suplicante, no es vano.
Pues al igual que al hombre, creen que a su vez predisponen a los dioses a conceder lo solicitado por los atribulados implorantes y a la vez una efectiva e ideal forma de expresar su gratitud.
Representación de una mujer Yoruba

289: Representación de una mujer. Pueblo yoruba de Owo, Nigeria. Mediados siglo XIX. Marfil y piedra negra. 30.2 x 5.3 x 8.6 cm. Donación de la Sociedad James Smithson y compra del National Museum of African Art – Smihsonian institution. Nº rg: 85-9-1
En la ficha de esta pieza el Museo nos dice:
“Los primeros ejemplos existentes de talla de marfil de Nigeria, designados ‘afro-portugueses’, se produjeron entre los siglos XV y XVII. La investigación actual sugiere que Owo, un reino yoruba situado entre el reino Edo en la ciudad de Benin y la capital yoruba en Ile-Ife, pudo haber sido el centro de la talla de marfil Yoruba. Los artistas de Owo, empleados principalmente por su Olowo o rey, pero libres de tener otros patrocinadores, pueden haber exportado tallas de marfil a otras ciudades yoruba, como Oyo, y a Europa, y pueden haber trabajado como artistas itinerantes en ciudades como Benin, donde adaptaron sus diseños al gusto local. Esta figura femenina lleva cuentas de novia en la cintura. Ella sostiene un batidor decorado con conchas de cauri y usa un tapón de labio y joyas que significan un alto estatus. También pudo haber sostenido un abanico tallado por separado que ahora está perdido. Los rasgos estilísticos de las regiones de Oyo y Owo se pueden ver en la talla: peinados en forma de cono con proyecciones cilíndricas, los ojos prominentes y saltones, cuellos gruesos, senos triangulares y cuerpo suavemente redondeado. Se desconoce la función de las figuras de marfil completas que representan a hombres o mujeres. Pueden estar relacionados con olori ikin, las cabezas de marfil en miniatura que los adivinos de Ifa usaron en el ritual de adivinación”.
National Museum of African Art – Smihsonian institution
National Museum of African

290:Representación de una mujer genuflexa. Finales del siglo XIX principios del XX. Publo yoruba de Owo, Nigeria. Marfil. 18 x 3.8 x 4.8 cm. Donación de Robert y Nancy Nooter en memoria de Sylvia H. Williams al National Museum of African Art. Nº rg: 96-41-1.
Siglo XIX. Marfil

291: Objeto de prestigio. Pueblo yoruba de Owo, Nigeria. Siglo XIX. Marfil. 130 x 12.2 x 10.4 cm.
Legado de Samuel Rubin al NationalMuseun of African Art. Nº rg: 79-16-47
El Museo, además de manifestar que no está en exhibición dice:
“Aunque se recolectó en el momento de la expedición punitiva británica de Benin, este colmillo es muy diferente de la rígida composición frontal y la iconografía real de los colmillos de Benin. Tenga en cuenta el tallado en relieve profundo con grandes superficies planas, así como las poses fluidas de las serpientes y las grandes figuras humanasde perfil. Las bandas de entrelazado y las figuras con patas de pez en la curva exterior se parecen a las que se encuentran en los colmillos de Benin, lo que indica que existía una conexión entre los reinos Owo y Benin”.
NationalMuseun of African
Concienzado, como el resto de Museos Norteamericanos, el National Museun of African Art -Sminthsonian Institution, ha colocado concretamente en la página referente a esta pieza un enlace de denuncia sobre el tráfico y comercialización de marfil.
A la vez que de acuerdo con el resto de instituciones se compromete a devolver a sus países de origen estas piezas.
Vasos ceremoniales de marfil

292
292: “Vasos ceremoniales de marfilrealizados por el pueblo yoruba de Owo, en Nigeria. Siglo XVII”.
Desconozco su propiedad y cualquier otro dato, la foto aparece en internet, pero me sorprende el fondo escogido para esta foto, en la que se muestran lo que aparentemente parecen vasos de marfil acordes a su pie de foto.
El texto del que se acompaña dice:
Los yoruba son personas muy expresivas que celebran grandes eventos con coloridos festivales y celebraciones o Ayeye.
Algunos de estos festivales, unos trece principales, son seculares y solo marcan logros e hitos de la humanidad.
Ìgbéyàwó
Estos incluyen ceremonias de boda o Ìgbéyàwó, ceremonias de nombres o Ìsomolórúko, funerales o Ìsìnkú, inauguración de la casa o Ìsílé, festival del Nuevo ñame o Ìjesu, Odon itsu en Atakpame, ceremonias de cosecha o Ìkórè, nacimiento o Ìbí, jefe como tain o Ìjòyè y así sucesivamente.
Orisha
Otros tienen una connotación más espiritual, como los diversos días y celebraciones dedicados a un Orisha específico, como el día de Ogun u Ojó Ògún.
El festival de Osun, que generalmente se realiza en el bosque sagrado de Osun Osogbo, ubicado a orillas del río Osun, y alrededor de la antigua ciudad de Osogbo.
El festival está dedicado a la diosa del río Osun, que generalmente se celebra en el mes de agosto, Osù Ògùn, anual.
Fieles a Osun
El festival atrae a miles de fieles a Osun de todas partes del territorio Yoruba y su diáspora en las Américas, espectadores y turistas de todos los ámbitos de la vida.
El Festival Osun-Osogbo es un programa de dos semanas de duración.
Comienza con la limpieza tradicional de la ciudad llamada Iwopopo, que a los tres días es seguida por la iluminación de la lámpara de dieciséis puntos de 500 años.
Llamada Ina Olojumerindinlogun , que literalmente significa ‘El fuego de dieciséis ojos ‘.
Ina Olojumerindinlogun
La iluminación de esta lámpara sagrada anuncia el comienzo del festival de Osun.
Luego viene el Ibroriade, un conjunto de las coronas del antiguo gobernante, el Ataoja de Osogbo, para recibir bendiciones.
Este evento lo presiden, las coronas Ataojade Osogbo y la Arugba Yeye Osun, que generalmente es una joven virgen de la familia real vestida de blanco, que lleva una calabaza blanca sagrada que contiene materiales de propiciación destinados a la diosa Osun.
Comité de sacerdotisas
También la acompaña un comité de sacerdotisas. Un evento similar se celebra en el Nuevo Mundo como el Festival Odunde”.
Falta en este texto explicar, que estos vasos los utilizaba la pareja dirigente cada vez que se debía brindar o celebrar, sobre todo al inicio y despedida, en estos eventos.
Hemos visto en esta entrega y la de inicio de Ile ife, con piezas más antiguas aún, parte de lo que los museos guardan de los yorubas en este material, que es aproximadamente una vigésima parte.
Es difícil, no conozco ninguna, encontrar piezas yoruba en marfil en manos privadas.
Por desgracia sí he visto, también asiáticas y europeas, falsificaciones de lo que en los 70 se conocía como marfilina.
Marfilina
Algunos impresentables comerciantes, amparándose en el conocimiento existente sobre la posibilidad de amalgamar en un derivado de éter con resina o cianocrilato.
Polvo de hueso de animales, al que daban forma mediante un sistema similar a la cera perdida, hacer pingües negocios.
Lo que ya a finales del XX y en este siglo, se ha mejorado sustancialmente.
Si en los 70, se podía engañar a los expertos, atónitos cuando se les demostraba con un cigarro que aquel marfil o piedra dura era en realidad plástico.
Resulta que ahora la tecnología permite imitar cualquier material de manera prodigiosa.
Si alguno de los estafados me era cercano, también lo era algún estafador.
Lo cierto es que este vergonzoso proceder lo he visto no solo con imitaciones de marfil o piedra dura, sino también de metal o madera, en retablos que se rellenaban de escayola para que el peso igualara al del nogal.
Por ejemplo, llegando a imitar en el fundido, no solo el poro, sino el serrín que se producía si se lijaba.
Claro que cosas más difíciles se han logrado en este complejo mundo.
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