
MaKonda y Simbu son n’kisi de pequeño tamaño y propiedad del curandero nganga que los deposita tras un ritual en la choza familiar, sonutilizados exclusivamente por las mujeres.
Makonda | Simbu |
N’Kisi figuras Kongo
Makonda se presenta cuando la mujer confirma que está embarazada, con él pretende proteger a su futuro hijo desde el momento que nazca hasta que efectúe el rito de paso y se muestre ya como adulto. Vemos que esta figura lleva el bilongo propiciatorio sobre el ombligo, recubierto de resina o kundu. Advertir que si no fuera efectivo no sería utilizado y más bien sería desconsagrado y desechado, que no es el caso.
Simbu denomina al receptáculo de Simbi, el espíritu de los ríos; en este caso es un plato donde se puede ver a la madre con su hijo y el bilongo, realizado para ellos en concreto, depositado en dos envoltorios; además de otra serie de objetos, se puede ver arriba a la derecha el consiguiente trocito de espejo, junto a materia orgánica indefinida; su función exclusiva es propiciar el buen parto y un feliz alumbramiento. Ámbos colección jj andreu.

Mbumba es también un N’Kisi aunque amorfo, nunca es antropomorfo |
Morfología de un N’Kisi
Mbumba es tambiénun N’Kisi aunqueamorfo,nunca es antropomorfo. Reducen su morfología, sin definirla, a una cesta que sirve como cavidad al bilongo sellada por un cráneo de primate, normalmente de un mono aullador; teniendo una utilidad indefinida cuya funcionalidad parece estar en clara relación con la morfología.

La deriva que hemos visto en que cae el Reino Kongo, con continuas batallas por el poder, arrastrando al orden social y la religión, y disgregando a los pueblos, contribuye a tener que refugiarse en antiguas tradiciones, interpretando el concepto n’kisi cada cual para su propio beneficio y propósito, aunque guardando todos los cánones que lo validan.
Por qué n’Kisi inferiores a 40 cm
Por eso se crean n’kisi de menos de 40 ctms., a los que se les insertaba un tocado de plumas una vez que los había consagrado el hechicero, se les rociaba con túkula y que debían trasmitir a su portador la fuerza vital de la que eran portadores y conservarle o dotarle de salud; se les podían a su vez hacer ofrendas para salir de una situación difícil; protegían al individuo o su familia entre la que preservaban el orden social, garantizaban la fertilidad, la buena jornada de caza y prevenir enfermedades.
Algunos otros, que presentan la cabeza girada a un lado, con expresión o gesto entre despectivo y malévolo; guardan un potente espíritu sumamente negativo y peligroso preparado para actuar contra su víctima.

Museo Tervuren o del Met. |
Lógicamente su intención, privada o comunal, quedaba fuera del propósito primario aunque son tan n’kisi como otros. Este n’kisi de la foto no recuerdo si es del Museo Tervuren o del Met.
La viruela o Mbuambua
Mbuambua es la viruela,desconocida hasta la llegada de los europeos y temida por causar gran mortandad.
Esto llevó a los africanos a tener que hacer un N’Kisi especifico, esta vez con aquiescencia de misioneros y colonos, para prevenir la epidemia.
Estos fetiches, al igual que figuras con el mismo interés realizadas por toda el África colonizada, que se ve devastada por esta epidemia trasmitida por los colonos llegados de las Américas en barcos esclavistas, se distinguen fácilmente porque presentan numerosas tachuelas o pequeñas hoquedades, semejando las pústulas que se manifiestan en el proceso de la mortal enfermedad.
No tengo ni he encontrado fotos de figuras de este tipo entre los distintos pueblos kongo, sí entre los songye, pende y tchokwe, también de pueblos de África occidental, pero parece que entre los más de 150 tipos de fetiches kongo con particularidades específicas había también alguno dedicado a esta función.

N’kisi malanda n’kondi kozo
Kozo es un subtipo específico que representa un perro o mbwa. Su denominación completa sería: n’kisi malanda n’kondi kozo, o más coloquialmente basenji bellus, ‘perro de caza’, aunque los que ellos utilizan para la caza de verdad, son una raza especifica de la zona, muda, no emiten ladridos.
Los kozo pueden tener una o dos cabezas, actitud de alerta, ojos despiertos, boca abierta y lengua fuera porque está en plena faena.
Se les atribuye un poder visionario que les permite leer lo que pretenden los espíritus de la noche y seguir las huellas de las personas dotadas de malas intenciones.
Los bakongo creen que hay un mundo poblado por perros, situado entre el mundo de los vivos y el de los muertos, es un animal considerado como fiel guía y compañero del hombre hacia el mundo de los muertos, ‘psicopompo’, algo que se reproduce en muchas otras culturas.
Es un mediador entre los dos mundos dado que su excepcional vista y olfato les convierte en los mejores rastreadores de las fuerzas negativas, sin olvidar la función de proteger a las familias y avisar de los peligros al igual que los perros de los que son imágenes.
La identificación de brujas y malhechores
Algunos aparecen sentados, cargados de cadenas, con numerosos clavos y con la cavidad para el bilongo situada en el lomo.
Se utilizan para la identificación de brujas y malhechores. Se cree que controlan la sexualidad de las mujeres.
Los mbwa se activan mediante unas campanas de madera llamadas madibu, en singular dibu, que también sirven para que al oírlas los espíritus de los muertos acudan al encuentro.
Otro tipo de n’kisi n’kondi es el de un mono agachado o erguido, esculpido con la boca abierta y la mirada fija en sus hermanos humanos; pero su posición flexionada, sus largos brazos, su pelaje realista, el de la foto concretamente recubierto de piel de ‘pan troglodytes’, chimpancé común, le relaciona con el mundo animal.
La ambigüedad lo hace aun más inquietante. Hay dos tipos de suposiciones sobre la función de este tipo de fetiche: una es la de capturar a las brujas o hechiceros malévolos, y otros individuos indeseables, como ladrones, exaltados o pendencieros; al contrario de esta y por su habilidad para situarse en lo más alto, se le atribuyen conexiones con fuerzas del más allá.
Los adivinadores o banganga
Hemos visto una relación, somera dada la variedad, de qué y para qué servían los fetiches y que sólo si estaban consagrados y con el bilongo adecuado, el espíritu pasaba a residir en él y era válido por tanto.
Estos espíritus, eran llamados por los adivinadores que eran banganga, los ‘altos sacerdotes’ o ‘maestros nganga’.
Y a estos espíritus se les llamaba dependiendo de la necesidad a solventar, podían ser ancestros o bakulu, espíritus locales bisimbi bankita o fantasmas minkuyu.
Biteki de los kongo, songolo, sundi, vili, yombe
A los anteriores objetos, originariamente, se les llamaba teki o teke, parece que no hay dudas de que los BaTeke fueron los primeros en utilizarlos y en su transitar los propagaron, digo esto al final porque muchos habréis observado o tendréis figuras, tallas u objetos, digamos que ‘desnudos’, sin hierros ni ningún otro tipo de elementos, estos son Biteki para todos, sean kongo, songolo, sundi, vili, yombe y por supuesto teke; todos los interrelacionados.
Estos biteki no solo están en colecciones, también en museos, y hay dudas de porqué se presentan así, sino dudas sí interpretaciones.
Es claro que se encuentran en mercadillos de todo el mundo más estas figuras, hechas para este fin, que fetiches reales, que todo hay que decirlo se siguen haciendo pues ni la superstición ha cesado ni la necesidad de implorar soluciones tampoco. O acaso no se siguen manteniendo sinagogas, iglesias o mezquitas.
Filosofía o modus vivendi
Aunque se alargue este tema, y cabría incorporarlo al de filosofía o modus vivendi, creo que debo poner una serie de anécdotas o relatos de los que por allí pasaron, muchos se quedaron, y lo dejaron escrito; entre otras cosas porque nos dan idea de su antigüedad y las diversas maneras en que los utilizaban.
Olfert Dapper relata un ritual:
“Se reunieron en una colina llevando un gran n’kisi para cerrar el trato con un juramento. Cada una de las partes lleva una hoja de hierro o un cuchillo que atan con cabellos… besan bien el filo y observan el conjunto diciendo: ‘Nos enfrenta una gran ira, pero si está apaciguada ven a confirmarlo y deja que vivamos en paz. Si no deja que nos devore el N’konde’ ”.
Dapper, 1676 y Merolla, 1683 trataron a los fetiches como:
“Imágenes del demonio rudamente talladas en madera y cubiertas con trapos sucios”.
Pigafetta afirmó que:
“Existen muchas imágenes diversas de Cristo, de la Virgen Madre y de otros santos traídas al Kongo por los portugueses“.
Asimilicación de objetos religiosos portugueses
La asimilación de estos objetos por parte del pueblo no fue, sin duda, tan fácil y pacífica como pensó Pigafetta. El rey, dijo, reunió a su pueblo y:
“En lugar de sus ídolos que antes reverenciaban, les dio crucifijos e imágenes de santos, para que nunca más recordaron su creencia anterior en los ídolos falsos y mentirosos”.
Dapper, en 1676, vio la situación de manera más realista al afirmar que la gente en el Kongo tenían ‘dos flechas en sus arcos’, las católicas y las paganas, mezclando los objetos de ambos rituales.
Esta situación todavía existía en algunas áreas en el siglo XIX. Ya capitán, Tuckey, en 1816, vio en Noki, en la región de las cataratas, que:
“Los crucifijos dejados por los misioneros estaban extrañamente mezclados con los fetiches nativos, lo que no parecía haber mejorado en nada a la gente, esta mezcla de idolatría cristiana y pagana”.
Santu o cruces y crucifijos
Santu, tal vez del portugués, era el término utilizado para cruces y crucifijos utilizados como amuletos para traer suerte en la caza, y sin duda para otros propósitos, lo que demuestra que el período de sincretismo no fue breve.
Tata Nsiesie observó una predilección especial por las pequeñas imágenes de cobre de la Inmaculada y de San Antonio.
Las mujeres kongo embarazadas colgaban sobre su pecho imágenes de este último, solicitándole un hijo o una hija, de acuerdo con el tipo de ofrenda.
A inicios de 1880, J.H. Weeks recibió de una muchacha una escultura de estas, en cuya familia había estado varias generaciones, considerada como un fetiche.
El documento, considerado como tal, del teniente J. K. Tuckey de 1816 es el más antiguo conocido que habla sobre figuras con hierros del Bajo Congo. En él habla de Dapper, afirmando que este en el siglo XVII recopiló, en sus descripciones sobre Loango, Kongo y Angola datos muy detallados sobre objetos y rituales africanos, menciona el uso de clavos y láminas de hierro solo en relación con una olla llena de tierra con trapos colgando.
HM Stanley, 1895, describe como el teniente J. K. Tuckey, 1816, decía que:
“Tenían una apariencia feroz y aspecto de espantapájaros”.
J.H. Weeks y W.H. Bentley cuentan en sus obras que los misioneros tanto católicos como bautistas de finales del siglo XIX, los consideraban: “Indecentes”. A lo que A.J. Wauters añade que:
“Eran francamente obscenos”.
Muchos objetos no africanos entraron al país.
“Todos los misioneros llevaban consigo un cofre que contenía todas las cosas necesarias para el santo sacrificio”
dijo el capuchino Denis de Carli.
Deja una respuesta