
Una de las primeras versiones recopiladas sobre la migración fue ofrecida en traducción francesa por el sacerdote ghanés Henry Kwakume en 1951.
La creencia de que Notsie era el ‘hogar primigenio’ de los Ewe se fortaleció aún más por los movimientos políticos y religiosos, Gayibor 1989: 212; y Greene 2002: 1035.
Los movimientos nacionalistas Ewe, antes de la independencia, preconizaban su origen común, buscando que todos los pueblos de habla ewe, fueran incluidos como una de las naciones que se crearía después del final de la colonización europea.

Notsie
. Un momento importante para la difusión de tales puntos de vista fue la manifestación organizada en Notsie en 1956, con motivo del primer Festival de Agbogbo, festival que hace referencia al ‘muro de Notsie’, cuando las autoridades de todas las áreas de habla ewe se reunieron, decidiendo armonizar sus narrativas históricas.
Por otro lado, siguiendo a Greene, 2002: 1035 y 36:
“La popularidad de la narración sobre Notsie se acrecentó aún más durante el período colonial, como resultado de los esfuerzos locales para dar sentido a sus propias tradiciones, imbricándolas con las narrativas bíblicas introducidas por la Misión de Bremen.
En lugar de abrazar la idea de que eran los hijos de Ham que se habían desviado del camino de Dios y que necesitaban la mano guía de los misioneros para llevarlos de nuevo al camino de la rectitud, muchos de entre los Ewe asociaron su éxodo de Notsie con el de los judíos escapando de Egipto.
Los Ewe no eran paganos, habían sido uno con los israelitas”.
En lo que se apoya y refuerza Greene mencionando una serie de autores que favorecieron esta interpretación, como Mamattah 1979 y Fianu 1986.
La migración
Todas estas narraciones sobre la migración, ya sean trasmitidas oralmente o por escrito, dan forma y transmiten el conocimiento de la tierra y la comunidad Ewe, cristalizando procesos históricos de identificación a través de migraciones, asentamientos, interacciones e interpretaciones cruzadas entre diferentes grupos.
El poder de las narrativas de migración Ewe como medio para negociar y crear identidad aún es perceptible en los tiempos actuales.
Un ejemplo es la recreación del viaje de migración en Hogbetsotso, que explicamos más adelante.
La entrevista con el Dr. Datey Kumodzie ilustra las nuevas formas en que los xotutu se activan y negocian en este presente mundo tan globalizado.
La socialización en estos territorios esta interconectada y no hay pueblo que no comparta normas comunes.
Es cierto que alguna actitud que en la antigüedad podía tener algún sentido, ha perdido por completo ese sentido desde hace mucho pero sobre todo ahora.
La tradición
Entre gentes para las que la tradición es parte de la religión, les es difícil dar pasos adelante y los Ewe no son una excepción.
Entre ellos, la separación ideológica entre los géneros y la mayor calificación otorgada a los hombres se ve reforzada por el condicionamiento social.
Ser hombre se asocia con todo lo bueno, lo recto, lo racional y lo correcto en lugar de lo imperfecto, que se atribuye a las mujeres a las que se cree además que poseen atributos opuestos y negativos.
Los hombres tienen prioridad en todos los rituales del ciclo de vida. Se procura que niños y niñas jueguen por separado y en distintos juegos, esperando que se comporten de manera diferente desde una edad temprana.
Con frecuencia, los bebés son consentidos, pero los niños mayores pueden ser castigados severamente.
El abuso infantil por ambos sexos es más común que el abuso del cónyuge, pero ninguno es común.
Las madres crían a las niñas para que se hagan cargo de las responsabilidades del hogar y de los hermanos menores.
Mientras que a los niños varones se les encomiendan a los padres, privándoles de contacto con los niños más pequeños y no se les capacita en tareas domésticas, que se consideran trabajo de mujeres.
La dominación masculina
En muchos casos, aún ahora a inicio del siglo XXI, prevalece la dedicación domestica de las niñas sobre el valor que significa su escolarización, perjudicando su acceso a niveles superiores, al igual que quedarse embarazada conlleva la expulsión de la escuela, lo que no se aplica a los niños que tienen hijos.
La dominación masculina es evidente hasta en la asignación de espacio, otorgándosele a los niños, derecho a una habitación propia, mientras que se espera que las niñas compartan el espacio con sus hermanas y u otros niños.

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