
Típica casa tshokwe

Orígenes de los Tshokwe
El origen de los Tshokwe parece estar en la unión entre individuos Mbundu y pigmeos Mbuti.
Pero conscientes de que el número hace la fuerza, asocian a su etnia a todo aquel que se acople.
Incluso a los sometidos o esclavizados, aunque dejando patente quién lo es de origen y quién advenedizo.
Entre 1600 y 1850 los Lunda tenían sometidos a todos los pueblos de su entorno, institucionalizando la jefatura y la sacralidad del poder.
En esta época, esos pequeños pueblos, autóctonos, todavía eran agricultores y ganaderos.
Los Lunda
Cuenta la leyenda que los Lunda, cuyo imperio, como ya hemos comentado recibía el nombre de Mwata Yanvo, les enseñaron el arte de la caza.
En el que les había instruido un erránte cazador y jefe Luba, Tshikbinda Ilunga, que se desposó con Lueji, hija del rey Lunda, Yala Mwako. Los matrimonios mixtos llevaron a la asimilación, con el consiguiente mestizaje entre ambas etnias y los jefes tshokwe se instalaron.
Siguiendo la norma de que el jefe subordinado es un rehén del imperio, en la corte de los Lunda.
Según su tradición oral, los tshokwe emigraron, a mediados del siglo XVIII, desde la zona superior del río Kasai, estableciéndose como meros intermediarios comerciales en Angola oriental.
Bajando hacia el sur y ubicándose en la fuente de los ríos Kwangi, Kasai y Lungwe.
Marie Louise Bastin afirma que:
“Fue alrededor de 1600 que aristocratas lunda llegaran a la meseta montañosa de la sierra de Mussamba en el centro de Angola. Estos emigrantes tomaron el nombre de tshokwe, por que se asentaron en la planicie del Tshokwe un afluente del Lungwe-Bungo que a su vez desemboca en el rio Zambeze”.
Marie Louise Bastin Bastin, 1988, p.49
Y sigue diciendo que:
“De acuerdo con la tradición oral de la aristrocacia tshokwe, ellos llegaron del actual Congo Zaire, de la zona del Lago Tanganyika, alrededor de 1860, e iniciaron una emigración hacia el norte y el sur, descendiendo por los ríos que nacen en la meseta”.
Marie Louise Bastin
Bastin apunta a enfermedades y hambre como las principales causas de tal deslocalización.
Estado de los Tsokwe
Lima, defiende la tesis de que:
Lima
“La fundación del Imperio Lunda y del Estado Tsokwe debe retroceder al menos dos siglos. Y lo ideal sería situarlo del siglo XVI – XVII al siglo VIII, contrariamente a lo que piensan otros muchos Historiadores”.
Lima, 1988, p.20.
Sea como fuere, lo cierto es que gracias sobre todo a los grandes beneficios obtenidos como cambistas en el comercio de esclavos, adquirieron de sus vecinos Ovimbundu, más cercanos a los pueblos árabes, las armas que les darían una posición dominante en la región.
Asentándolos como fuerza social, cultural y política dominante.
El colonialismo portugués
Posteriormente, a finales del XIX, el colonialismo portugués fomentaría la fragmentación del Reino de los Tshokwe.
Lo que supondría su definitiva decadencia como potencia política de la región.

En el siglo XV aparecen los portugueses, siendo los primeros europeos en esos territorios del sur de África.
Los portugueses intentaban sortear a los por entonces conflictivos árabes defensores del Islán, y abrir una vía costera que les condujera hacia la India, donde esperaban encontrar nuevos recursos.
Reino de los Kongo
Llegaron al reino de los Kongo entre 1482 a 1483, donde instalaron un asentamiento, penetrando al noroeste de Angola.
A continuación, donde contactaron con los pueblos que allí habitaban asentando enclaves y misiones.
Alrededor de 1488 Bartolomeu Dias bordeó el extremo sur del continente recalando y avituallándose en dichos asentamientos.
Poco más de una década después Vasco de Gama navegando a lo largo de la costa este de África llegó a la India.
Los doce clanes
Los Tshokwe, aunque durante los siglos XVII y XVIII ya estaban considerados como uno de los doce clanes integrantes del imperio Lunda.
No dejaban de estar bajo el dominio de estos.
Ya en el siglo XIX se produjeron las primeras refriegas entre ellos.
Aunque ambos pueblos provenían de una misma cultura bantú, diferían en cuanto al sistema de parentesco, lengua y organización política.
Los tshokwe carecían de un poder centralizado y estaban organizados en grandes jefaturas dirigidas por una aristocracia.
Hacia 1850 se asiste a una expansión extraordinaria de los tshokwe y en 1887 consiguieron apoderarse de la capital de los Lunda, gravemente debilitados por disensiones internas.
De este modo contribuyeron al desmantelamiento del antaño poderoso reino.
Mwana ngana
Aunque los tshokwe no reconocen a un líder supremo, sí ofrecen lealtad a los jefes locales.
Entre los que abundan las mujeres, heredando patrimonio y título el varón primogénito de la hermana mayor.
Estos, los Mwana ngana o “señor de la tierra”, jefes o jefas, están obligados a consultar con un comité de ancianos y especialistas en rituales sin los que no pueden adelantar decisiones.
Dichos jefes, están considerados la representación de dios, Kalunga o Nzambi y eran por lo tanto venerados como tal.
Las aldeas se dividen en agrupaciones familiares, bajo la dirección del jefe de familia.
La sociedad tshokwe
Todos los miembros de la sociedad tshokwe se dividen en dos categorías.
Los descendientes de las líneas matrilineales fundadoras, y los asimilados o descendientes de las antiguas poblaciones esclavizadas.
La llegada de los europeos les obligó a someterse primero y sobre todo, a los portugueses y posteriormente a los belgas.
Viéndose desplazados en cada derrota cada vez más hacia el este, hacia Congo-Kinshasa y el noroeste de Zambia.
Por entonces se convirtieron en seminómadas, abandonando paulatinamente las grandes jefaturas y ciertas tradiciones arquitectónicas, como los graneros sobre pilotes.
Realizados de manera muy particular, pero con la misma intención que prevalece en África, de aislar el grano de la humedad y de los roedores u otros animales.
Idioma de losTshokwe
Hay cinco ‘lenguas’ autóctonas que se hablan en el Alto Zambeze, además de dos lenguas importadas, Lozi e Inglés.
Lunda, una de entre las cinco, asume en realidad dos grupos de dialectos mutuamente inteligibles, Lunda y Lunda-ndembu.
Los otros cuatro son los dialectos Luvale:
- Vaka Kasavi, lengua hablada por el pueblo a lo largo del río Kasavi / Kasai;
- Vaka Mbunda, hablado por los que habitan la tierra de color rojo, Mbunda;
- Vaka Yambeji, hablado a lo largo del Zambeze;
- Vaka Mbalango, hablado en la zona de los llanos entre el río y Lungevungu Bulozi.
Los balovale
El pueblo tshokwe, junto a los balovale, recordad que el prefijo Ba significa pueblo, son gentes que hablan uno de estos dialectos y viven donde crece la planta mavale.
El análisis lingüístico de cada lengua revela que ciertos grupos luvale, luchazi y mbunda son lo más cercano lingüística y culturalmente.
También con mínimas diferencias también lo son con los tshokwe.
Y que las personas que hablan lunda representan una lengua y cultura un tanto diferente.
Están relacionados con una fase posterior de las tradiciones históricas compartidas por cada grupo.
A nivel local, las similitudes son abrumadoras, en contra de las diferencias, excepto cuando de éstas se pueda conseguir ganancia personal.
La sociedad tshokwe
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La sociedad tshokwe
La sociedad tshokwe es compleja y aunque otorga privilegios igualitarios a las mujeres en algunos conceptos.
Otros, por condición de género, los tienen por específicamente masculínos.
Los hombres son figuras dominantes entre los adivinos e intermediaros en el mundo espiritual.
Sin embargo, no hay un sacerdote designado y preparado.
Tanto los hombres jóvenes como los maduros pueden hacer ofrendas a los antepasados antes y después de expediciones peligrosas, o durante tiempos de problemas en el pueblo.
Las mujeres rara vez hacen tales ofrendas, principalmente porque la mayor parte de sus vidas su dedicación principal es su función de madres.
Gran parte de ese tiempo discurre en la aldea, donde no se hace santuario dedicado a antepasados de linaje.
A veces se dice que las mujeres sufren más que los hombres de las aflicciones relacionadas con los antepasados porque no tienen oportunidad de hacer las ofrendas pertinentes a los antepasados, de la manera que los hombres lo hacen.
Los ancianos
Los ancianos, sean hombres o mujeres, se consideran espiritualmente en contacto sagrado con Dios.
Éstos tienen el poder de iniciar una ceremonia masculina o femenina para curar enfermedades graves o no.
Los jefes masculinos muestran enseñanzas de los antepasados a través de la pintura corporal, la ejecución ritual y el uso de máscaras.
Dramatizando los principios cosmológicos y transmitir el conocimiento a través de generaciones.
Pero también usan estas manifestaciones para desempeñar sancionar o validar instituciones sociales y políticas, generalmente percibidas como de dominio del hombre.
Es el papel de los jefes, como los más altos representantes religiosos de Dios en la tierra y mediadores entre los reinos naturales y sobrenaturales, realizar ceremonias propiciatorias conmemorando los logros de los fundadores del linaje tshokwe.
Esto significa que los jefes promueven la fusión armoniosa del pasado y el presente, garantizando un futuro venturoso para todos los tshokwe.
Ilustraciones iconográficas
Realizan ilustraciones iconográficas de sus ancestrales creencias religiosas.
Donde incorporan principios de espiritualidad, continuidad y prosperidad y que son parte de su gran patrimonio cultural, llamadas sona.
Las figuras reales de los antepasados entre los tshokwe también reflejan la responsabilidad del jefe de mantener un sentido de equilibrio con el mundo espiritual para asegurar el bienestar de la comunidad.
Recordar y honrar a los antepasados asegura la fertilidad, el éxito y la continuidad para todos.
Mientras que el descuido hacia un pariente fallecido puede resultar en caos, confusión, calamidad, catástrofe o guerra.
En cuanto al posicionamiento de las mujeres en esta cosmología, los tshokwe veneran a la mujer ideal como figura madre.
Ceremonias de iniciación
Las madres toman la iniciativa en las ceremonias de iniciación para las mujeres: preparan a una joven en su paso a la membresía de las mujeres adultas, formándola y celebrando su potencial maternidad.
Entre los tshokwe, las madres son honradas en los rituales religiosos, que tienen el propósito principal de hacer que estas mujeres rían y se sientan felices.
Las madres son vistas como una fuente primaria de la sociedad, seres iluminados con poder espiritual para crear y acabar con la vida.
Durante los rituales que los honran, las madres deben responder con entusiasmo y apropiadamente bailando, cantando, gritando y aplaudiendo a la actuación enmascarada.
A principios del verano, las ancianas y los niños organizan una celebración espiritual y mística cerca de los ríos.
Con comida, y vertiendo libaciones de cerveza y vino, evocando acontecimientos importantes en sus canciones y bailando para los antepasados.
Como una manera de complacerlos, por la bondad, la protección y la orientación recibidas por la comunidad a lo largo del año.
Durante esta celebración espiritual, los miembros lloran, bailan, tiran comida en el río y piden más lluvia para fertilizar la tierra.
Creen que los espíritus ancestrales tshokwe desempeñan un papel crucial en proveer a sus parientes vivos, si estos se rigen apropiadamente y ellos son honrados por los vivos.
Su estructura social es matrilinial, como hemos explicado anteriormente y uxorilocal, esto quiere decir en este último caso, que al fallecimiento del marido, la viuda pasa a depender del hermano menor del fallecido, como otra esposa más.
Los tshokwe, no reconocen un líder único que les aúne.
Pero, en cambio, ofrecen lealtad a los jefes locales y estos al elegido de entre los clanes ancestrales, que heredan su rango de un tío por línea materna.
Los jefes, mwana ngana, consultan con un comité de ancianos y los especialistas en rituales, antes de tomar decisiones.
Las aldeas se dividen en secciones manejables, a modo de barrios, que se rigen por los jefes de familia.
Es importante insistir en señalar, que todos los miembros de la sociedad tshokwe se dividen en dos categorías.
Los que son descendientes de los fundadores por línea matrilinial y los que son descendientes de antiguas poblaciones sometidas o esclavizadas.
Nama Kungu
La jefatura está restringida a uno sólo, de entre los trece clanes ancestrales tshokwe que componen el Nama Kungu, la asamblea de los trece clanes.
Todos los descendientes femeninos con opciones de ser jefes son, vamwangana.
Los varones, mwangana.
Al hijo de un jefe varón se le llamaba Mwana Uta o ‘niño del arco’ y por esa tradición matrilinial:
“El arco pertenece a la mujer hasta que un hombre la tome”, nunca llegaría a convertirse en un mwangana.
Curiosamente y en función del número y de la fecundidad de los jefes de sexo femenino, era posible tener cientos de jefes en un momento dado.
Con muy pocas excepciones, la genealogía tendía a ser inconsecuente por razones obvias.

comercio de esclavos
Durante el comercio de esclavos ciertas vamwangana eran capaces de crear nuevos e importantes cacicazgos.
Estos coexistieron con los títulos más viejos, y con la Kakenge.
La antigua jefatura que proporcionaba los vínculos históricos de legitimación necesarias que cada jefe requería para ser aceptado como un mwangana.
Esta proliferación de jefes con muy diversos grados de autoridad real, servía para hacer frente y frenar, a la administración colonial.
Que requería de un sinnúmero de funcionarios, para hacer manejable políticamente tantos aunque tan pequeños estamentos a regular.
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