
síndrome de Cotard
No quiero dejar de lado una mera suposición personal. No hace mucho conocí de un síndrome, manifestación de una posible enfermedad, que llamaban de Cotard.
Indagué en él y vi que se centraba en manifestaciones de posibles enfermos blancos, en el mundo de los blancos y tratados por especialistas blancos en ese mundo.
Vi que nadie se preguntó, si ‘eso’ existía entre otras razas y ‘mundos’, comprobé que no.
Que incluso no era negocio pues había otros síndromes más lucrativos, reconozco que en los últimos 25 años algo más se ha estudiado.
El síndrome y su evolución
Es el síndrome de Cotard, al que los especialistas definen como “delirio de la no existencia”.
Fue el neurólogo Jules Cotard en 1880 quien por primera atendió a una mujer que le manifestaba su carencia de determinados órganos vitales en su cuerpo y que por tanto ni sentía ni padecía.
El describió este síndrome en el que la mujer llegado un punto, le comentó que era inmune a todo malestar o daño natural y por tanto inmortal.
Nihilismo existencial
Quienes padecen el síndrome tienden a negar todo aquello que les rodea, negando tanto su propia existencia, como la del mundo.
Es el nihilismo existencial.
La intensidad del síndrome y su evolución, amplía o merma la percepción de la realidad del enfermo, en la que puede llegar a admitir, en función también de su conocimiento anatómico, de que órganos o percepciones de la realidad, hoy, tiene o carece.
“Los pacientes llegan a creer que sus órganos internos han paralizado toda función, que sus intestinos no funcionan, que su corazón no late, que no tienen nervios, ni sangre ni cerebro e incluso que se están pudriendo, llegando a presentar algunas alucinaciones olfativas que confirman su delirio, olores desagradables, como a carne en putrefacción, incluso pueden llegar a decir que tienen gusanos deslizándose sobre su piel”.
Huarcaya y Podestá 2018.
Puede el afectado llegar a creer, así lo defiende, que él está muerto y que quien habla con él ‘consecuentemente’ también, creyéndose muerto, pero capaz de comunicarse con otros, da por supuesta su inmortalidad, y cataloga su existencia como de ‘alma en pena’.
Recordemos que hablamos de un blanco y los conceptos básicos que como tal guarda en su memoria.
“Se ha visto que la enfermedad aparece de forma repentina, es decir, no se relaciona con tener una condición psiquiátrica previa determinada, pero sí que se ha visto que su inicio viene asociado a una fase de ansiedad e irritabilidad. Además, si el síndrome posee una severidad intermedia, los pacientes suelen expresar por un lado sentimientos depresivos y, por otro, la sensación de la pérdida de sus capacidades de razonamiento”.
Muñoz, J. 2009
Jules Cotard
Los expertos dicen que el paciente puede llegar a poseer un nivel de negación de la realidad que incluso le puede hacer desear no existir.
Y que el síndrome de Cotard en su espectro más amplio, comienza con la creencia del paciente de que parte de su cuerpo no existe y sobre todo, me imagino que por mor de algo de lucidez, de sus órganos internos.
A eso suman lo que llaman ‘síntomas accesorios’, siendo los más frecuentes la ‘analgesia’ incapacidad de sentir dolor, el ‘mutismo’ o silencio voluntario por parte del paciente.
Las ideas suicidas, la automutilación, y alucinaciones de todo tipo.
Alguno añade que es un delirio típico de las depresiones más graves, psicóticas o delirantes, derivadas a veces de fármacos para enfermedades médicas o a tóxicos.
Casos de síndrome de Cotard
Young y Leafhead describen en 1995 un caso de síndrome de Cotard:
“El paciente había sufrido daños cerebrales producidos por un accidente de moto. Los síntomas se dieron en el contexto de sensaciones más generales de irrealidad y de estar muerto. En enero de 1990, se le da el alta en el hospital de Edimburgo, trasladándose con su madre a Sudáfrica. Allí muestra estadios de terror creyéndose en el infierno, parece ser que por el calor, y haber muerto de septicemia y de sida, ambas cosas influenciadas en un caso por un infección tratada en el hospital y la otra por la lectura de un artículo en The Scotsman. A lo que añadía como otra causa a añadir los efectos de una sobredosis en una inyección contra la fiebre amarilla. Pensaba que se habían «apropiado del espíritu de mi madre para mostrarme el infierno», y que seguía dormido en Escocia”.
Young y Leafhead
Richard Trenton Chase
Richard Trenton Chase conocido como ‘El vampiro de Sacramento’, famoso asesino en serie norteamericano por haber matado a seis personas en un mes.
De las que reconoció haber bebido su sangre y consumido partes de sus cuerpos, fue diagnosticado, a posteriori, 1980, del síndrome de Cotard.
Él se quejaba de que le habían extraído el hígado y le estaban robando las arterias por lo que su corazón dejaba de latir, lo que le llevaba a comer animales crudos para que su corazón siguiera latiendo.
Además, decía convencido que sus huesos craneales se movían libremente transformando su cara, por lo que se afeitó la cabeza para que el pelo no impidiera la vista si esta se situaba en la coronilla o el mentón o alterara su voz, pudiendo además prever por donde iban a moverse los huesos.
Amigos, esto se ha diagnosticado como ya se ha dicho a blancos en mundo de blancos, por lo que aun con el morbo de algún caso concreto, se han dulcificado los comentarios.
Sin entrar en las manifestaciones y acciones más crudas de los catalogados ya como enfermos de Cotard.
Y tras esto me pregunto:
¿Qué pasaría si se estudiaran ‘determinados’ casos de posesión entre los africanos creyentes en estas religiones u otros rituales?

Casos de posesión
Los casos de posesión relatados por aquellos misioneros que llegaron a África en el siglo XV y posteriores, hicieron famosos algunos rituales donde ellos solicitaban ayuda para mantenerse en lugares tan inhóspitos.
Entre gentes tan necesitadas de ser reconducidas, para lo que en los documentos que enviaban o desde los púlpitos cuando volvían, ‘explicaban’ el desenfreno y grado de depravación en que se hallaban sumidos.
Y eso jamás tuvo una contrapartida, si no fue a peor pues degeneró en esclavitud que por citar un solo caso, España aunque refrendado en 1886 no abolió de facto hasta 1902, la última entre las naciones europeas.
Esa lacra con que se encasilló al africano, parece que perdura, y aunque algún avispado ha convertido en medio de vida.
No deja de haber quien mantiene su creencia y se sume en sus rituales y ‘posesiones’, convencido de que la providencia de su deidad le solucionará su demanda.
Y dada la precariedad en la que aún se mantiene el continente africano, dudo que los expertos en psiquiatría que prestan su impagable ayuda en África, tengan tiempo para dejar cometidos más necesarios.
La psiquiatría
Que en ponerse a estudiar algo considerado como intrínseco en la mentalidad del africano.
Africano que tan poco podría pagarse un dictamen sobre la posibilidad de que su predisposición religiosa haya derivado a una enfermedad como esta.
Y aunque someramente, necesitaríamos de muchos estudios como este para profundizar un poco más, pero explicados algunos conceptos sobre los rituales de posesión, volvamos a donde estábamos antes.
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