
En el Sexto capítulo: tocados os desvelaremos los tocados africanos.
La importancia de la presencia física de la mujer y el hombre africano.
Cómo dando importancia a la presencia propia, se da importancia a aquel con quién compartimos.
Tocados africanos

La importancia de la presencia física de la mujer y el hombre africano.
Belleza es un concepto extraño. Cada ser lo percibe de un modo distinto, hay a quien le gusta más el alazán estilizado y negro, quien prefiere un robusto percherón normando de capa torda, o una rayada cebra de Grévy. Sin contar a la hembra del hipocampo o caballito de mar, que lo prefiere pequeñito y sobre todo acuático.
Una cosa es cierta, ninguno se plantea peinarse ni acicalarse de ningún modo, mejor tener campo para correr o agua para nadar.

Jóvenes hombres Banna.
Los banna
Los podíamos haber colocado en tocados africanos , abalorios, pintura corporal, tocados o donosura, pero los traigo aquí porque debajo de esa pintura ocre, en el torso, se pueden apreciar sus numerosas escaras.
Una persona Banna, puede libremente casarse con otra Hamer, pero nunca con alguien de otro pueblo.
Para ello, antes hay que adquirir estatus de persona adulta, por lo que el muchacho que ya haya cumplido 15 años, conocido a una chica y que esta y su familia le hayan aceptado, debe como los Hamer pasar por el salto del toro o Ukuli Bula, que realizan con alguna variante, que en este caso consiste en que el jóven debe llevar en la mano una especie de falo de madera, el Bolo, que no se le puede caer, pues las consecuencias serían iguales que si se cayera, con las consiguientes burlas e incluso azotes que le infringirían las mujeres y amigas de la novia y tener que esperar del mismo modo, a mejor ocasión al año que viene.
Ahora bien, si el muchacho pasa las vacas sin incidentes, lo normal pues lo preparan concienzudamente, lo otro también se prepara concienzudamente para que los turistas lo paguen, a los ocho días, previa ingestión de la sangre de una vaca a la que le ha realizado una incisión en la vena del cuello, con la que adquiere la fortaleza de un adulto, los enamorados pueden casarse.
Si el muchacho no tuviera una ‘elegida’, esta resultará de una ceremonia llamada Lwagandi, en la que se realiza un baile que semeja el cortejo del hombre, en el que de entre las muchachas que se presenten acaba emparejándose con una, con la que se casará.
Hay que recordar que un Banna, puede tener tantas esposas como pueda mantener.