
Los motivos geométricos incisos en las máscaras, describen las escarificaciones usadas por los hombres y mujeres de la comunidad. Al diferenciar entre los estilos de máscaras, diversos informantes señalan que los patrones tallados en las máscaras varían de la misma manera que las cicatrices o escarificaciones que se ven en los seres humanos difieren.

Máscaras Gurunsi, Winiana Kanabadidie izda y Nuna Karbisie dcha |
De hecho, los patrones geométricos y los patrones de cicatrices tienen los mismos significados. Estos patrones son un vocabulario visual en un lenguaje iniciático y los significados varían con el aumento de los niveles de comprensión por parte del iniciado.
Por ejemplo, en un primer nivel, un triángulo puede representar la huella del casco del antílope Koba, un hombre ocuparía un segundo nivel exotérico, finalmente, Do,ocuparía el nivel exotérico más alto. Los jóvenes comienzan a aprender este vocabulario en las primeras etapas de iniciación, pero sólo adquirirán la fluidez cuando lleguen a ancianos. Cada uno de los patrones geométricos en una máscara es un símbolo en una frase que describe el significado y la importancia de la propia máscara.
Cuando todos los símbolos se toman juntos, se da nombre a la máscara haciendo referencia a un ejemplo para el buen desarrollo de la vida. Es evidente que el lenguaje de la máscara es complejo y su elaboración meticulosa.
Winiana
Los mitos crean las máscaras, al igual que las máscaras crean mitos. Las máscaras, per se, provienen del bosque y encarnan el espíritu Su. Son parte de un árbol del bosque, al que previamente se le solicita ceda una parte. Cada máscara tiene su propio mito de origen, o la historia de su descubrimiento.
Cada una tiene sus propios rasgos de personalidad y patrones de comportamiento que puedan ser entendidos por sus propietarios y reconocidas por todos en la comunidad. Estos patrones de conducta y de personalidad son su danza, su música y las canciones que acompañan a su manifestación.
De lo que se deduce que las máscaras preocupan especiamentel a los cazadores y los agricultores, que en su diario transitar, las visualizan y perciben en el monte, unos mientras persiguen su presa y otro preparando y limpiando los campos. Hay numerosas historias que hablan de los encuentros entre un hombre y un espíritu máscara.
Obviamente lo que aquí se plantea es que a pesar de lo estricto de sus reglas y el rígido control por no saltarse nomas, el mito tiene que tener un origen, por ejemplo, el fundador de un pueblo por su interés de atraer al mayor número posible de habitantes; el adivino para infundir veracidad, temor o relevancia; y el médico vende la eficacia y potencia de su ungüento; todos pueden o pudieron hacer creer o se creyeron el encuentro con un ser especial, misterioso y poderoso, que solo ellos ven pero que dejó patente su impronta en una rama de la que se extrajo la máscara.
Similar a lo que pasó y pasa en todas partes del mundo y creo que esto no es solo mi teoría.
El pueblo Nuna de Zavara
Nao, 1984: 62 a 63, relata: “En el pueblo Nuna de Zavara hablan de un mito. Un niño tenía que acompañar a su padre al monte, para ayudarle a desbrozar nuevos campos. Cuando el niño aprendió, el padre, ocupado en otros menesteres empezó a mandarle solo. Un día, el ya muchacho se sobresaltó, al ver que una gran parte del cielo descendía hacia él. En él había un enmascarado monstruoso, vestido de manera peculiar y con un látigo en la mano, que comenzó a bailar en cuanto tocó el suelo.
El muchacho estaba demasiado asombrado para mover o acercarse al enmascarado, así que simplemente observó durante un rato hasta que la aparición desapareció.Esto volvió a suceder diariamente un cierto tiempo.Una noche, el chico le dijo a su padre lo que había visto.Sorprendido, el hombre dijo que debía capturar el extraño ser.Al día siguiente, el muchacho regresó al campo y vio al enmascarado aparecer y comenzar a bailar, pero tenía miedo de acercarse.Cuando regresó a casa esa noche su padre le reprendió, y le dijo que llevara al enmascarado con él al día siguiente.El muchacho salió de mañana decidido a capturar al personaje a cualquier precio.
Su padre lo siguió en secreto y se escondió entre unos arbustos para observar.Cuando el enmascarado apareció el muchacho vaciló.Pero de pronto oyó a su padre gritar recordándole su obligación.El chico corrió y se apoderó de la máscara, pero no del personaje que al instante se vaporizó, dejando sólo el traje de fibra y la cabeza de madera.El muchacho y su padre llevaron esto de vuelta a su aldea para mostrar el descubrimiento a sus vecinos.
Estos objetos pasaron a convertirse en el primer Do tian o máscara jefe de Zavara”.
Barrio de Naniebô en Ouri
Un joven hombre Winiana del barrio de Naniebô en Ouri, estaba caminando por el monte con dirección al Volta Negro para ir a pescar, cuando tropezó en una vieja azada de hierro. La dejó en el camino y continuó su viaje, al poco, un par de cientos de metros más adelante, inadvertidamente, volvió a tropezar y atónito le pareció que era idéntica la cuchilla. Cuando esto sucedió por tercera vez, no le cupo duda y con gran temor cogió la hoja y regresó de inmediato al complejo de su padre. Él y su padre visitaron al adivino local al que el joven relató su historia.
El adivino recurrió a sus objetos, esparciendo sus caracoles sobre el recipiente de fibras que siempre usaba, desconcertado, observó que este se abría, cerraba y doblaba espontáneamente mientras lo sostenía en sus manos.
Tras esto y ya más sereno, centrado en su propósito, el adivino le dijo al jóven y a su padre que un espíritu de la selva o Nible, había aparecido a través de la hoja que había descubierto y que protegería el joven y su familia si él se encargaba de que se tallara una máscara en la que pudiera vivir y a través de la cual pudiera manifestarse.
Bastón poui o lopui
Tras esto y de seguido, el adivino coloco en el suelo entre él y sus clientes una fila de pequeñas representaciones de máscaras en latón fundido. Él agarró su bastón de madera tallada con un gancho en el extremo, llamado poui o lopui y lo sostuvo sobre los modelos de máscara de bronce. El jóven también asió cauteloso el bastón del adivino, y después de pasarlo hacia atrás y adelante por la larga línea de pequeñas máscaras de metal, golpeó de repente sin pretenderlo, una que paso a representar la forma escogida para la nueva máscara.
El jóven se fue a los herreros de la familia Konaté en el pueblo, encargándoles la máscara, que luego utilizó por primera vez en las ceremonias y rituales al final de la estación seca, con la que pudo expulsar del poblado a los espíritus malévolos.
El clan de los herreros
Un joven Winiana del clan de los herreros, estaba buscando en el monte una madera para esculpir cuando se encontró con un espíritu, ya con forma de una máscara.
La máscara bailaba tan bien que el muchacho se decidió obsesionado a apoderarse de ella. Tras un largo y violento forcejeo la máscara se escapó. El joven volvió a su barrio, bailando todo el camino de igual manera que lo había visto hacer a la máscara. Cuando llegó a su casa, sin dejar de bailar, no podía hablar y no reconocía a su familia.
Durante varios días, el muchacho vivió en un estado de estupor semiinconsciente, hasta que su padre lo acompañó a un adivino, quien le recetó que encargara hacer una máscara idéntica a una antigua máscara de la familia que habían tenido mucho tiempo atrás, pero que había sido robada por un comerciante de Mali.
La nueva máscara fue tallada con rapidez, y el joven la llevo el primer día de mercado a un baile donde el muchacho enmascarado con su nueva adquisición dejo anonadado a la concurrencia, cuando se quitó la máscara al final de la actuación, estaba curado.
La máscara Kodu o el hipopótamo
Hace años, un hombre Winiana había salido al monte a cazar, en las cercanías del río Volta Negro, cuando un día se encontró con un espíritu que era tan grande, que ni siquiera podía sostenerse sobre sus cuatro enormes patas. Él cazador describió el ser a los herreros rogándoles que la hicieran lo más parecida posible. Pero no pudieron representar en una máscara ese espíritu, porque nunca habían visto una cosa semejante.
Sólo los hombres más viejos de la aldea habían visto en su vida el ser descrito. El hombre finalmente encontró en el pueblo de Soubouy a un anciano tallista, que afirmaba poder hacer la máscara como decía se le había aparecido al cazador. La máscara pertenece ahora a un descendiente del cazador, Ivo Ouobô en el barrio de Naniebô en Ouri. La máscara se llama Kodu, el hipopótamo.
Numerosas leyendas cuentan historias similares, y muchas describen acontecimientos más o menos recientes. El conjunto de antiguos relatos tradicionales, más la combinación de historias que podríamos llamar modernas e incluso algunas de reciente imaginario, pero todas ellas popularizadas, refuerzan y revitalizan la historia del arte de las máscaras.
Colección jj andreu |
---|
Rara pareja Dimbiê, figuras de adivinación Gurunsi Nuna. |
El peso de las figurasy su función adivinatoria
Mientras que las máscaras de madera se visibilizan en cualquier aldea Gurunsi, las tallas figurativas actúan más en el ámbito privado, reservadas e invisibles a ojos ajenos.
Las figuras se mantienen escondidas en casas particulares, en los altares familiares o en los santuarios de los adivinos, y su uso está restringido a la adivinación.
Al igual que las máscaras, las figuras de madera representan esos espíritus que a veces los hombres encuentran cuando penetran en lo más profundo del bosque, lejos de los campos de cultivo. Lo primero es entender que un espíritu necesita interactuar con ese mundo que dejo, y conocedor por tanto, cuanto más poderoso y peligroso es el espíritu más nivel requiere del hombre, exigiendo que sea hábil en sus modos y profundo conocedor de los medios y usos de las fuerzas sobrenaturales.
Estos hombres son llamados Koma vo en Winie, y Vuru en Nuni. Ese poder de consultar con los espíritus para resolver los problemas de los clientes y para leer el futuro, es por lo que se les da el apelativo de adivinos.
Estas figuras y objetos infunden enorme temor pues su poderes son discrecionales, ayudando al adivino que le presenta a unos clientes o atacando a quien se considere un enemigo, y para que no se olvide, periódicamente se recuerda cómo gracias a los espíritus y sus poderes se consiguió controlara a aquellos diversos invasores que llegaban de Ghana en el siglo XVI.
D. Roy
D. Roy nos dice:
“Hay pueblos enteros Nunuma que tienen una buena reputación generalizada y bien ganada como comunidades de magos. Los viajeros temen pasar por estos pueblos durante la noche por miedo a que sus almas sean capturadas y sus cuerpos devorados por los adivinos.
Cada uno de estos personajes, puede poseer uno o varios espíritus, que él o sus antepasados varones, encontraron en el monte y que se materializan en objetos mágicos.
Estos objetos pueden ser simples bolsas de materia sacrificial, como brebajes de arcilla diluida solodificada, restos de animales o de plantas, o todo junto y otros objetos manufacturados por el hombre, tales como botellas o cuchillas de hierro o piedra, bastones de diferentes formas que llevan figuras talladas o figuras de madera o latón”.

Fetiche Mossi |
Fetiche Mossi:
“Tras la 1ª Guerra Mundial, la falta de materias primas hizo que los paises con colonias aprovecharan su posición para abastecerse con los recursos que estas ‘colonias’ tenían. Este fetiche causa pavor a todo el mundo a quien se le ha enseñado, de hecho con quién fui a recogerlo, africanos y europeos con nivel universitario, tras la primera visión prefirieron esperarme fuera. Como a nadie agrada, nadie se para a observarlo y por ello no ven que la parte de lo que parece un pico, se mueve.
Función del fetiche Mossi
Soy curioso y me dicen que intrépido ‘hasta la estupidez’, esto último cosecha propia, por lo que me puse a verlo, tocarlo y moverlo. No hace falta ser un lumbreras, tras practicar en él, para advertir de qué se trata, por lo que acudí a que se me explicara porqué se había convertido ‘eso’ en un fetiche. Y ahí si me quede atónito.
Resulta que determinados ‘funcionarios’, por su patria o a saber, para conseguir con más rapidez y facilidad esos ‘recursos’ tan necesarios, estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de quedar bien con sus jefes o y país, y llegaron por ello al extremo, en las años 20 del siglo XX, a sujetar, en sus ya astrados vehículos de orugas, grandes y pesados troncos de árbol de hasta 20 metros, que arrastraban arrasando poblados y cultivos si no se les obedecía de inmediato o si el recurso en cuestión se encontraba en ese paraje. Todo, según me contaron, porque así se ahorraban munición y esto salía más barato.
El miedo infundido así a estas gentes hizo que cuando dejaron abandonado el destartalado vehículo, ellos lo vieran como algo diabólico, y para protegerse de ese y esos diablos, efectuaran sortilegiosy protecciones sobre algunas partes, como este ‘gancho’ del que con cadenas y maromas arrastraban esos troncos, y una parte del motor que parece ser era la que echaba humo y que ‘gracias a los dioses’ inutilizó el vehículo. Y eso es este fetiche y su porqué”.
Bastones de madera Dambeô en Winie
Este, así como objetos variopintos del mismo cariz, suele guardarlos el adivino en una casamata un tanto alejada de su vivienda aunque siempre dentro de su compuesto.
Para que se respete lo que hay dentro se le considera como un santuario, aunque la realidad es que como para sacralizarlos se les realizan sacrificios con sangre y restos de animales, a veces incorporados a los paquetes mágicos: las moscas, animales carroñeros o con tan solo el hedor nauseabundo, ya actúan de barrera suficiente.
En muchos casos, cuando están en uso, se ve cómo grandes zonas de estos objetos muestran acumulaciones de esta material mágicosagrado derivado de estos sacrificios, que se ritualizan con la idea de alimentar al espíritu que se presentifica en estas figuras.
Un añadido que se suele adosar a algunas figuras y que sirve al adivino para ‘manipular’ el fetiche y no como en este caso al propio fetiche que al ser de acero pesa demasiado, son unos bastones de madera llamados Dambeô en Winie.
Estas figuras están a mitad de camino de una representación antropo o zoomorfa naturalista, de hecho en el gancho ellos ven un Kálao, aunque ellos relativizan eso considerando que lo importante es qué encierran y representan, un espíritu. De hecho, es el adivino el que con la pieza a la vista llama al espíritu, pasando si lo consigue a que el objeto sea ya el habitáculo de ese ser a cuya ‘puerta’ llama el adivino para que este se presente y ayude.
El proceso de adivinación
Durante el proceso de adivinación el cliente y el adivino juntos, deben sujetar unos bastones, bien uno pequeño con mango, u otro más largo que lleva una figura tallada en la parte superior o en el mismo mango.
Estos se llaman Lopui o Poui, en Winie y con ellos se golpea contra el suelo mientras se cantan salmodias sagradas en un lenguaje secreto, esperando que el espíritu de respuesta a las preguntas del cliente.
Las figuras antropomorfas que por lo mismo suelen ser naturalistas, muestran las escaras tradicionales de la etnia a la que pertenece el adivino.
Las figuras Nunuma y Winiana son, hieráticas; cada zona corporal parece enmarcada en un trapecio o triángulo; la cabeza guarda la proporción africana de 1 a 4 o a lo sumo 5, de arcos ciliares amplios y sin resaltes en temporales, pómulos ni mentón; sobresalen la cresta sagital que del eje frontal recorre el cráneo hasta la nuca y las orejas.
Las tallas Nuna tienden a ser más realistas, redondeadas y refinadas; siempre erguidas pero con las rodillas flexionadas y brazos separados pero en paralelo al cuerpo y eso sí, deben llevar las escaras tradicionales Nuna y que correspondan al adivino.
Deja una respuesta