
La muerte de alguien es un momento de reflexión incertidumbre y esperanza común a todo el pueblo, no es solidaridad tan sólo, pues son todos, la comunidad, los que han quedado ‘huérfanos’.
En la casa de la muerte, niboladala, se ha preparado el cadáver vistiéndole con sus mejores galas y depositando sobre él sus amuletos y a los lados algún recuerdo que los familiares cercanos, conyugue o hijos le entreguen. Tras esto y en tejidos que la familia a preparado para la ocasión y alguno traído por algún pariente llegado de fuera, se va envolviendo el cadáver dejando para el final la que sus asociados al poro, si lo fuere, o la mejor de las telas que se tenga, para que la tierra reciba el cuerpo, pero que esta no lo toque para que no se lo apropie y él pueda retornar.

Foto A. Zemp |
La Muerte y funerales
El pueblo al completo, a la caída de la tarde, se dirige desde la casa de la muerte en una procesión entre lamentos bailes y manifestaciones de excitación cercana al paroxismo, hasta el bosquecillo donde ya se ha realizado una fosa en la tierra. La gente, a la vista del hueco, se exalta aún más si cabe, empujándose, gritando, o cantando lastimeramente.
Antes de enterrar el cuerpo, este se deposita en el centro de un espacio abierto donde jóvenes en taparrabos hacen malabares mientras bailan con fuego, son los iniciados del sinzanga, el bosque sagrado del pueblo, que de este modo, el fuego puede destruir el bosque donde viven, les piden e indican a los espíritus y genios que en el viven, que él o ella, es uno de los nuestros y que ellos así, le honran de esta manera.

Foto Anita Glaze |
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Tres koponyugo bailando Nasolo en la ceremonia de Nafiq |
La ceremonia de Nafiq
Tras esto, los nietos o los más jóvenes, levantan sobre sus cabezas el envoltorio y dan vueltas alrededor de la fosa; hasta siete vueltas se dan con el fin de marear el cadáver y no le entren ganas o las pierda, desnortado, de volver y que sea un buen interlocutor con los ancestros. Tras lo que finalmente, el envoltorio se deposita en la fosa y procede a enterrarse.
La forma de la tumba es curiosa, semeja una L de no poca profundidad donde el cuerpo se deposita, y en el hueco lateral se ponen sus pertenecías más directas, su asiento reposacabezas, pipa, vasija donde le gustaba beber y objetos similares. Sobre el envoltorio se coloca directamente una madera aceitada con palma y ya sobre esta y finalmente, se agrega la tierra.
Durante todo el ritual, no se ha dejado de bailar y expresar los sentimientos, pues un pueblo que cree en la reencarnación, entiende que anciano o niño, el difunto, era alguien que les deja huérfanos.
Antes de esto, recién fallecido y con el cadáver aún en casa, previo al funeral la familia a sacado e invitado, e incluso los allegados han cooperado, ofreciendo a todo quien lo quiera, platos de arroz y carne, según las posibilidades, en la puerta de la casa. Pues es manifiesto que según el dicho, en el país senufo, morir sale mucho más caro que vivir. Cae la noche. Y es que es en la noche cuando se hacen los entierros y él se duerme.

Yagbaga |
Funeral seco o Yagbaga
Para los senufo, las ceremonias fúnebres se celebran en dos etapas.
En primer lugar está el ‘funeral húmedo’, que se produce en los días posteriores a la muerte del difunto y dura sólo un día como hemos visto. Al funeral asisten los allegados y los involucrados, si el difunto pertenecía a alguna asociación, al margen de los vecinos o todo el que quiera acompañar.
Al menos un año más tarde del entierro del difunto se procede al ‘funeral seco’, llamado Yagbaga en senufo. Estos eventos siempre se llevan a cabo cuando los graneros están llenos tras la cosecha y ya durante la estación seca.
El funeral seco es en realidad una ceremonia de purificación y de reconocimiento a los fallecidos en su otra vida. Estos rituales duran varios días. Durante este período, el pueblo del difunto celebra alegremente el acontecimiento pues así demuestran que él sigue pues la familia espera a realizarlo cuando más preparada está y así parece que él ha participado cooperando desde el otro lado.
La máscara Kagba
La actividad está por tanto centrada en los bailes, el trasiego de viandas y la degustación de vino de palma y la elaborada para la ocasión cerveza de mijo. Es el momento en que aparecen las máscaras religiosas. Cada pueblo cercano acude con su máscara que simboliza un animal mítico.
Y ya hemos dicho que el rito no es sólo la máscara que oculta al danzante sino también el atuendo y la música necesarios. El enmascarado y sus danzas tienen el objetivo de causar temor, y como vemos en la foto es la máscara Kagba de la sociedad wabele, la encargada de asustar con su agresividad sus movimientos compulsivos y el fuego que escupe por su boca.
Con todo esto, pretende a su vez expulsar a los espíritus malignos y motivar a los espíritus de los antepasados a que den la bienvenida al difunto.
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