
Za es su nombre propio, Bwambwa el apellido, Kipinga el genérico y lo usanlos Ngbaka y los Ngombe, en la R.D. del Congo.

Za Bwambua Kipinga de los Ngbaka Ngombe |
Son de Hierro, forrada la madera del mango con piel, tendones animales o fibras vegetales.
Este cuchillo arrojadizo, aunque usado por el grupo Ngombe, proviene de un diseño de los Ngbaka al que llamaban Za, tal vez la onomatopeya de chasquido que producía al golpear.
Los Ngbaka hacian referencia a él como símbolo de su héroe épico, Seto, que decían era su arma preferida. Y para ellos era la compañera o esposa de Za Sali, otro cuchillo, recto, que era su marido. Aunque en otros no lo hemos especificado, de la parte inferior o tope del mango de todo este tipo de armas, salía un cordel, normalmente de tripas, tendones o nervios de algún animal, que una vez empuñada el arma, se ajustaba a la hoja o cuchilla pegada al mango, para utilizarlo a mandobles.
Za Bwambwa Kipinga
Estos Za, eran costosos, pues a los más hábiles herreros ya les llevaba un largo tiempo. Aunque concebido como arma, no era su uso normal.
Westerdijk 1988 en su catálogo ‘The African Throwing Knife’ dice sobre ellos: “Su dueño lo lanzaba si no había otro recurso, o cuando entendía que podría recuperarlo”
Claramente su mayor utilidad provenía de su ampuloso diseño, que nada más verlo, era perfecta muestra del poder prestigio y riqueza de su propietario.
Conocido en general como Ngwolo o Bwambwa, principalmente lo usaban los jefes de la aldea, los del clan, los ancianos con linaje, u otros notables como distintivo de su posición.
Se blandían en alto en funerales relevantes, ceremonias de iniciación, e incluso durante la ocupación colonial, como arma distintiva de la policía nativa. Alcanzaban los 45 cm de media.

Ekumu Ekonda Ekumu o jefe Ekonda |
Cuchillo Ngulu
Ekumu Ekonda Ekumu o jefe Ekonda vestido de gran gala muestra el emblema que así lo certifica. Este emblema no es otro que su espectacular cuchillo Ngulu.
Es obvio por esta extraordinaria foto de Carl Lamote, que notiene intención de manchar sus galas decapitando o ni tan siquiera arañando a nadie. Simplemente muestra su autoridad riqueza y poder.

El Ngulu es también conocido como Mbeli na Banzi, Bwakoya, Gulu, M’Bolo, Ngolo, Ngwolo o Ntsaka.
En realidad lo utilizan muchos pueblos del grupo Mongo, aunque son los Ekonda, sing Konda, los que por las varias fotos de inicios del s XX, le dieron preeminencia entre los europeos. Este grupo y los afines se ubican en un territorio que abarca el medio sur de la Provincia de Ecuador y el noreste de la de Bandundu, el poblado triangulo que forma el sur del rio Congo con las orillas del Kasai y el Sankuru, al norte de la R.D. del Congo.
Representación de alto estatus o rango
Con forma de hoz y lo amenazante que puede parecer, sobre todo por algunas ilustraciones que circularon por Europa en los años 20, se difundió la idea de que era un cuchillo de ejecución lo que ‘el espíritu del momento’ el Zeigeist que decían los alemanes, alentaba tal idea.
Espíritu así animado, propiciando la intención de mostrar el peligro al que los aventureros, misioneros y comerciantes entre otros, se enfrentaban en la salvaje África y recaudar fondos para llevar a cabo su importante esfuerzo y misión, entre tan amenazantes peligros. Aunque no hay foto en que se pruebe otra realidad que no sea la de representar alto estatus o rango, aunque como vemos nada tiene que ver con lo físico.
Los Ngombe
Entre otros, el Ngulu lo hacían y utilizaban los Ngombe, lo que unas veces se traduce por ‘Los del bosque’ y otras por ‘Los del rio’, pues ocupan ambos hábitat. Está formado por una hoja de hierro asimétrica profusamente grabada y un distintivo mango de madera, también a veces enriquecido, cuyo tope, grande y elaborado, se ajustaba a la mano de su propietario.
El especialista Gosseau en 1997 en su ‘Tribal Arms Monographs’. Vol 1 – nº 2, nos dice:
“Hacen los grabados con una herramienta puntiaguda con forma de martillo que van golpeando con otra maza estando aún candente la hoja. Cerca del borde, con la hoja ya fría, realizan unas incisiones que recorren toda a lo largo su longitud. …estos cuchillos eran insignias de prestigio, implementos de danza ceremonial y objetos de valor utilizados para el intercambio, o como monedas”.
Se sabe que sus armas más habituales eran las lanzas, el arco y las flechas, y usaban en el cuerpo a cuerpo unas dagas o espadas cortas, de hoja alveolada, lo que no fue suficiente para hacer frente al invento de Hiram Maxim en 1884 de la 1ª ametralladora que llevaba su apellido.
Henry M. Stanley
Hiram Stevens Maxim, un norteamericano nacionalizado británico, proporcionó a Henry M. Stanley un prototipo de su ametralladora, que se utilizó en África ya en 1886, pero fue durante la guerra con los Ndebele de Lobengula, en 1893 en que 50 soldados mantuvieron a raya a 5.000 guerreros con solo cuatro ametralladoras Maxim.
Antes, Garnet Wolseley, Comandante en Jefe designado en 1888, ese mismo año en octubre, encargó 120 ametralladoras Maxim calibre 14,7 mm, que utilizó tanto en las guerras Ashanti, como en el Sudán acudiendo en auxilio de Charles Gordon que intentaba defender Jartum. La ametralladora fue decisiva para conseguir la rápida colonización de África, lo que los europeos, a finales del s XIX, ya habían conseguido.
1ª ametralladora de Gutling de 1862 | Doko Ngombe con sus armas en un festival |
Para concluir con el Ngulu al que también llamaban Lokula L’ombole, no se pueden ignorar los comentarios que hablan de su ‘tenebros0 pasado’ como ‘cuchillo de verdugo’, del que se dice:
“El utilizado por el pueblo Nagala del Congo, hasta finales del siglo XIX, se empleaba en las ejecuciones rituales, descritas con gran detalle y dramatismo por los exploradores europeos que visitaron la zona.
Las creencias religiosas de estas tribus
Dentro de las creencias religiosas de estas tribus, figuraba la vida en el más allá después de la muerte, por este motivo, cuando se producía el fallecimiento de un jefe o una persona de prestigio social, con el fin de que pudiera ser adecuadamente servido y atendido en el más allá.
Del mismo modo, tal como le correspondía su rango y estatus social, se seleccionaban de entre sus esclavos, 8 o 9 varones y 4 o 5 mujeres que eran sacrificados durante los rituales funerarios denominados Ligbeti, con el fin de que acompañaran al jefe y le sirvieran en el otro mundo.
Este tipo de comportamiento no es nada nuevo en algunas culturas de la antigüedad, lo que más sorprendió y horrorizó a los viajeros europeos, es el que estos macabros rituales se mantuvieran vigentes hasta finales del siglo XIX en los remotos confines del África profunda.
La ceremonia de la decapitación
La ceremonia de la decapitación, minuciosamente descrita por algunos exploradores que visitaron la zona a finales del siglo XIX, se celebraba durante los funerales. En estos actos, se reunían todos los habitantes de la tribu, y acompañaban el tenebroso ritual con gran profusión de gritos y bailes, en un ambiente de histeria colectiva, que añadía aún mayor dramatismo a la dantesca escena.
Para la decapitación, el verdugo empleaba un característico y vistoso cuchillo ceremonial con forma de hoz, que parafraseando la cita del etnólogo Marc Felix nos muestra ‘la terrible belleza de los instrumentos de muerte’.
Este tipo de cuchillo llamado Ngulu, perdió en el siglo veinte su función original, conservando sin embargo su valor como símbolo de riqueza, prestigio social y como ‘moneda’ ”.
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